Juan Antonio Delgado, ex jurado del COAC: "Se nos van los grandes, pero el Carnaval sigue"

El que fuera durante seis años miembro del jurado del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas, presenta un libro con sus recuerdos y experiencias durante esa etapa

Juan Antonio Delgado, antiguo jurado del COAC, con su libro.
Juan Antonio Delgado, antiguo jurado del COAC, con su libro. MANU GARCÍA

La memoria del juez

Juan Antonio Delgado (Antiguo Protectorado de Marruecos, 1951) presenta el próximo jueves, 16 de febrero, su libro Vivencias y memorias de un jurado del COAC (Peripecia Libros), una obra repleta de anécdotas, reflexiones y experiencias desde una óptica diferente, tal vez reposada, porque este hijo de militar llegado a Cádiz cuando era apenas chiquillo, habla con serenidad de la labor siempre peliaguda de evaluar y puntuar a las diferentes agrupaciones del Carnaval de Cádiz que pasan por las tablas del Gran Teatro Falla.

Vivencias y memorias de un jurado del COAC pretende, entre otras cosas, bajar del pedestal a quienes cada noche, durante un mes, ponen en valor y deciden la suerte de los coros, comparsas y chirigotas que tratan de llegan a la ansiada final. "No es cierto que para los que alcanzan esa final el premio no les importa, que es lo de menos. Eso es falso: todos quieren ganar", apunta Juan Antonio Delgado. 

El miembro del jurado, jubilado de banca donde ejerció toda su vida profesional, formó parte en la cuerda de bajos durante dos año en un coro y fue, asimismo, jurado seis años diferentes del  COAC y de peñas y concursos en Cádiz y Jerez. El libro se presenta a las 20:00 horas de este jueves, 16 de febrero, en la Asociación de Autores del Carnaval, en la calle Bóvedas de Santa Elena de Cádiz

Este libro nace con la intención, entre otras cosas, de desmitificar la imagen que se tiene del jurado del concurso de agrupaciones.

El jurado del Carnaval, para el que no es carnavalero, y también para el que lo es, es alguien que está en un pedestal y que hace y deshace a su antojo. Obviamente, yo no lo veo así. El jurado del Carnaval debiera ser alguien anónimo, pero, desgraciadamente, por los medios de comunicación -y no te echo la culpa a ti ni a nadie-, cuando llega la fiesta, todos quieren cosas del Carnaval, entre ellas hablar del jurado, de quién es quién, de si Fulanito salió en la comparsa de Quiñones o Zutanito es amigo del coro de no sé qué. Al final, da la impresión de que los miembros del jurado son fácilmente manipulables por los antecedentes carnavalescos. Yo eso no le he vivido. Eso lo cuento en el libro. Evidentemente, cada uno es cada uno, yo soy como soy, y el compañero de al lado es igual que yo.

Cada uno tiene su carácter y sus gustos. 

Yo tuve un compañero un año, estando en el jurado de coros, que no había forma de que diera más de 75 puntos, salvo cuando salía el coro de Julio Pardo, que Dios tenga en su gloria, que no bajaba de 80 puntos. Pero bueno, ese era un señor. No todos los jurados somos iguales. Cada uno es como es. Evidentemente, cada uno tiene sus preferencias y yo puedo decir, hoy día, que Martínez Ares como comparsa me gusta, no voy a decir que no, pero cuando yo lo he puntuado he visto cosas que no me gustaban, pero si el pasodoble era como yo creía que tenía que ser, pues yo lo puntuaba como se merecía. Con objetividad. 

"Desde fuera, da la impresión de que el jurado es fácilmente manipulable"

En todo caso, es inevitable que se hable del jurado, ¿no?

Claro. Es inevitable estar en boca de todos. Es inevitable que cuando te ve un compañero de trabajo, aunque ahora soy pensionista, lo primero que me preguntaba era cómo había quedado tal comparsa o tal coro. Pues mira, va bien, o va regular. En realidad siempre decía que iban bien, porque en cuanto dijera que iba regular ya empezaba el run run. "¡Uy, pues uno del jurado me ha dicho que este o el otro van regular, y ese no pasa el corte! Y a lo mejor sí que lo pasaba. O no. 

¿Se tensa mucho las cuerda durante las deliberaciones?

Hay de todo. Depende mucho de los compañeros que te toquen. Ha habido ocasiones, y algo cuento en el libro, en las que lo he pasado realmente mal. Yo he llegado a la final del Falla, que para mí, como jurado, es lo peor del concurso, y lo he pasado mal.

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Delgado, posando para lavozdelsur.es.  MANU GARCÍA
¿Por qué?

Porque ya has visto todo lo que tenías que ver, porque llevas treinta días allí encerrado, y ahora llega la final que se te hace eterna, con todo el pescao vendido prácticamente, y si no hay un buen compañerismo, en el sentido de que ha habido algún roce, eso se te hace mortal. Yo cuento en el libro el caso del año en el que un compañero acusó de favoritismo a otro. Hubo una discusión entre los dos. Hay cosas que no me gustan de ser jurado.

"La final se te hace eterna"

Es difícil quitar esa imagen, ¿no? 

Es complicado, aunque se va mejorando por parte del jurado intentar no ser el centro de atención del COAC. Yo he tenido alguna experiencia con un miembro joven del jurado, y no lo digo porque yo sea mayor, excomparsista, que cada vez que puntuábamos entregaba las puntuaciones y, qué casualidad, se perdía. Siempre aparecía por el camerino de alguna comparsa saludando a excompañeros. A ver, que yo también tengo conocidos en todos lados, pero a mí no se me ocurría ir a saludar a nadie. Tenía otro compañero, en otro año diferente, que se tomaba dos o tres whiskies. Yo terminaba en el Falla, me cogía mi coche y me iba a mi casa porque, entre otras cosas, tenía que trabajar al día siguiente. Bueno, pues cada noche veía a este muchacho en la puerta de una pizzería con un vaso en la mano charlando con conocidos. Que no digo que sea malo, pero está claro que cuando lleve seis copazos y le pregunten, va a contarlo todo. Esas cosas creo que se están perdiendo, pero es complicado quitarnos esa imagen.

Usted dice en el libro que el jurado del Falla tendría que ser como el que se ve en las películas de Estados Unidos. 

Sé que no se puede hacer. Pero tras ver lo que sea debían irse a un hotel, sin prensa ni televisión y sin nada. Eso es imposible de hacer pero sería lo suyo. 

El otro día hablando con Modesto Barragán, me decía que llegar a la final ya es un premio, por lo que supone de escaparate. Pero, en el fondo, todos quieren ganar cuando están ahí, ¿no?

Claro que quieren ganar. Quieren el primer premio. El segundo premio ya no está contentos con el jurado. "Me cago en la leche, que mi pasodoble era mejor que el del primero", por supuesto. Todo el que va al Falla y todo el que va al concurso va para ganar. A nadie le importan los premios, dicen, pero eso es mentira. +

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Juan Antonio Delgado, paseando con su libro.  MANU GARCÍA
Hay una polémica que ha surgido a raíz de la larguísima duración de las sesiones, lo cual implica que el patio de butacas del Falla se quede vacío. ¿Cómo ve este problema? 

Sobre esto quería hablar el día de la presentación, pero no me importa adelantarlo. En libro, que son vivencias y memorias verídicas, tengo un par de reflexiones que yo me hago en cuanto al concurso. Una de las cosas malas del concurso son las pausas tan largas que se hacen por culpa de los decorados. Cada grupo tiene diez minutos de montaje y diez de desmontaje, pero pueden llegar hasta veinte, si enlaza uno que hace eso, con un coro, que necesita el montaje de las tarimas, son cuarenta minutos de descanso. Y así pasó como la otra noche, que quedaron 89 personas, y como las dos últimas agrupaciones no son el Selu ni el Canijo, pues claro, la gente se va. Ya lo veré en mi casa, calentito y tranquilito, que esto es un suplicio, y además tengo que madrugar.

"Habría que quitar los decorados"

¿Alguna solución?

Una solución sería quitar los decorados. Perderíamos mucho del impacto visual. Hay agrupaciones que perderían esencia, pero el otro día cantaron Los Desgraciaitos, y cantaron delante de la cortina todo el repertorio. Y la gente quedó encantada. Hasta hace 40 años cantaban solo con el forillo. Terminaban y salía el siguiente. 

Juan Carlos Aragón, Manolo Santander, Julio Pardo, hace solo un par de días, ya no están. ¿El Carnaval seguirá siendo lo mismo?

Pues está el hijo de Julio Pardo, que es prácticamente el que ha llevado la autoría. En el caso de Manolo Santander, lo mismo pasa con su hijo. En el caso de Juan Carlos, pues el Chapa está haciendo una cosa muy bonita, el grupo sigue casi igual, Creo que sí, que hay talento. Pero, con todos los respetos, se van estos grandes, pero luego hay un abanico de comparsas nuevas que nadie se esperaba que fueran a estar ahí, y mira, ahí está el relevo. 

Sobre el autor:

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Juan Manuel Sainz Peña

Con más de 150 premios literarios nacionales e internacionales (Premio Iberoamericano de Novela, Verbum, 2019, finalista del Premio Juan Rulfo de novela en París, y ganador del Premio Internacional de Novela Bachiller Alonso López) es uno de los autores españoles más premiados de los últimos años. Ha dirigido programas en Onda Jerez Radio y colaborado con las emisiones locales de la Cadena SER. Del 2000 al 2004 escribió para Jerez Información. Desde 2003 hasta 2013, y de 2015 a 2019 fue colaborador y crítico teatral de Diario de Jerez.

 

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