Un no-escritor con mucha guasa
Juan Bouza (Cádiz, 1965) afirma no ser escritor. Pero nadie lo diría. De hecho, a él mismo, como a sus editores, le sorprendió el éxito de su primer libro, Independenshia, que ahora se ve seguida por Invashíon. De Sevilla a Cadi yo vengo andando (Q-Book, 2022). El expolítico metido ahora en los arenales de la literatura de humor (de humor muy libre y muy suyo), escribe —también es columnista los domingos en lavozdelsur.es— sobre lo que le gusta leer, que es el disparate, la astracanada. Bouza dice desconocer si tiene vis cómica o no, pero sí sabe que se lo ha pasado muy bien escribiendo. En la tierra de la libertad y el cachondeo, con todas sus virtudes y con todas sus miserias, el autor saca punta al lápiz para hacer, paradójicamente, un humor grueso.
Bueno, el tema es el mismo: el humor, tratar determinados tópicos de la ciudad; pero no solo de Cádiz, también de Sevilla, de Jerez o la Bahía. En el primero se formulaba la acción sobre el tópico, entre la gente de Cadi Cadi, y la gente de Puerta Tierra para fuera, que son los beduinos. Aunque parezca una locura, hay gente que te diferencia el ser de Cádiz con ser de Puerta de Tierra. Ahora vivo en Puerta Tierra por aprender idiomas.
Pues al chovinismo, a la supuesta rivalidad entre Cádiz y Sevilla. Y eso tiene que ver con dos cosas fundamentalmente: una, que el pequeño, en este caso, Cádiz, es más humilde, frente a una ciudad grande y poderosa como es Sevilla. Pero esto es una cosa muy antigua, y viene también de la futbolización de la sociedad. Todas esas cosas que hacen que pueblos que somos vecinos tengamos determinada rivalidad. Pero es cierto: conozco a gente de Cádiz y de Sevilla que tienen ese menosprecio, ese pique, que son atavismos ya bastante antiguos. Pero en este libro se hace una caricatura de todo eso, desaforada, sin vergüenza ninguna. Todo, por cierto, partiendo de una acción concreta como es que Sevilla quiera invadirnos.
"En Invashión abunda el humor absurdo, irreverente y mal hablado"
Pues no lo sé, supongo que no. Pero es curioso que Independenshia se siga vendiendo, y que en lugares como en Castilla se lea mucho ese libro. Me escribieron mensajes algunos lectores diciéndome que no habían entendido nada, pero se habían reído mucho. Vamos a intentarlo con este libro también, donde abunda el humor absurdo, irreverente, mal hablado. Un humor tan exagerado como la propia acción de la novela.
Ah, sí, claro. Pero a mí asustarme ya no me asusta casi nada. Me asusta lo que a Astérix y Obélix, que se me caiga el cielo en lo alto. Es que ofendiditos hay en todas partes, pero yo no puedo evitar eso. Yo me meto con todo lo que se menea, y con personajes que son manifiestamente maltratables.
¿Y a quién no le apetece meterse con semejante persona? Pues yo lo hago. Pero también con determinados políticos, con folclores antiguos, pero sin mardá, como decimos aquí. Y el que se quiera ofender, pues allá él. Lo lamento. El próximo libro que escriba, pues que no lo compre. En este caso, el rey emérito lo que quería es que Sevilla invadiera la ciudad para él reinar en Cádiz. El muy ladino...
¡Hombre, claro! El rey emérito tiene todos los méritos para que nos podamos meter con él y para hacerle todas las caricaturas del mundo.
Aquí no caben pugidemones. Aquí en Cádiz somos mucho más ordinarios y mucho más extraordinarios que todo eso. Cádiz es una ciudad como cualquier otra, con gente estupenda y con gente no tan estupenda. Es una cuestión de echarle un poco de jeta.
"Yo soy partidario de no poner límites para el humor"
Kichi se va, pero vendrán otros. Intentaremos entre todos que los que vengan hagan más intensos los programas de progreso y solidaridad.
Claro. A todo. Yo soy partidario de no poner límites para el humor; no los debe de haber. Yo no los tengo para mí. Habrá gente que tenga otro tipo de humor. Cádiz es una ciudad con problemas, pero como cualquier otra, y lo que tenemos que hacer los gaditanos es minimizar esos problemas para hacer la vida más fácil a los que vivimos aquí.
Así es. Los indígenas y los nativos cada vez somos menos.
Me gusta sobre todo leer. Es que yo no me considero escritor, pero me gusta escribir, me gusta el sentido del humor, me encanta la literaratura humorística. Aunque la aparición de ese primer libro fue una casualidad. Si no fuera por Pepe Pettenghi y Juan José Sandoval, este libro no habría salido nunca a la luz. Quizá hubiera escrito a lo mejor otras cosas. Pero fueron valientes, fue un éxito de ventas, teniendo en cuenta que es un libro local, de la Bahía. Mientras tanto sigo explotando mi vis cómica, que no sé si es mucha o es poca.