Juan Pedro Cosano 'restaura' a Carlos II: "Nos han impuesto a todos la autocensura"

El abogado y escritor jerezano publica, ya asentado en Planeta, 'Nadie podrá quererle como yo', una novela histórica que reivindica la figura del monarca más denostado de la historia de España. "Hay un masoquismo patrio que nos pasa factura", asegura el autor

Juan Pedro Cosano posa, tras la entrevista con lavozdelsur.es, con un ejemplar de su nueva novela, en días pasados, coincidiendo con la presentación en Bodegas Díez-Mérito en Jerez.
Juan Pedro Cosano posa, tras la entrevista con lavozdelsur.es, con un ejemplar de su nueva novela, en días pasados, coincidiendo con la presentación en Bodegas Díez-Mérito en Jerez. MANU GARCÍA

Trabajador infatigable: novelista de éxito y al filo de 40 años vistiendo la toga

Hace casi el mismo tiempo que escribió su primera novela, ambientada en la Cádiz romana del siglo I, que lideró el PP en Jerez, donde trató de disputar la Alcaldía al entonces intratable electoralmente Pedro Pacheco. Tantas décadas después, lo que nunca jamás ha dejado de ser es abogado. El año que viene, Juan Pedro Cosano Alarcón (Jerez, 1960), cumplirá 40 años poniéndose la toga y no hay para él mayor honor que haber levantado su prestigioso bufete llevando casos por toda España. “Disfruto más con un juicio largo que con un crucero”. Otra cosa son los libros y cómo de un tiempo a esta parte se ha asentado entre el catálogo de autores de Espasa, que es lo mismo que decir el todopoderoso Grupo Planeta. Ahora es la editorial la que le pide que desarrolle personajes y construya nuevas obras. Y como su cabeza siempre está en ebullición, Cosano, ágil, suspicaz, infatigable trabajador, devuelve cientos de páginas en apenas unos meses.

Hace unos días el exministro Miguel Arias Cañete le presentaba su nueva novela histórica en la Bodega Díez-Mérito de su Jerez natal. Este próximo fin de semana estará firmando ejemplares de Nadie podrá quererle como yo en la Feria del Libro de Madrid. Tras El rey del Perú, acerca y reivindica con esta nueva obra a Carlos II, el rey más (injustamente, habría que añadir) denostado y peor entendido de nuestra historia.

“Una novela emocionante —reza la sinopsis— que sumerge al lector en uno de los períodos más interesantes y peor conocidos de nuestra Historia y le reconcilia con Carlos II, el desdichado monarca que tuvo muy poca paz en su vida y ninguna suerte tras su muerte”. El rey, sabiendo que no se puede fiar de nadie, encarga una investigación para esclarecer la muerte de su esposa, María Luisa de Orleans, a Francisco Antonio de Bances y Candamo, el dramaturgo real, “quien, muy a su pesar, acepta el insólito encargo cuando la desdichada reina muere tras una terrible agonía, dejando a Carlos desolado y al reino a punto de convertirse en un despojo para las grandes potencias”.

Llega a la figura de Carlos II por la reina María Luisa de Orleans.

Yo conocía muy poco del siglo XVII español, del reinado del último Austria. El que presuma de conocer la Historia sin haber estudiado Historia es un osado. Uno conoce flashes, datos… me gusta mucho la historia romana, pero no conocía a Carlos II. Cuando la editorial me pide que busque un personaje para mi próxima novela me topo con María Luisa de Orleans, una reina también desconocida para mí y que estuvo diez años en el trono español. Empiezo a leer sobre ella, veo que muere con 27 años y que se sospechaba que había sido envenenada. Empiezo a documentarme y lo primero que me encuentro es una biografía del Duque de Maura, un historiador de principios del XX, que dedica el 90% del libro a intentar convencer al lector de que la reina no fue envenenada. Después me encuentro con una ponencia, también del siglo XX, de la Real Academia de Medicina, la cual mantiene que la reina no fue envenenada. Cuando piensas que, 250 años después, nos intentan convencer de que María Luisa de Orleans no fue envenenada, a mí, que soy suspicaz por naturaleza, me da qué pensar. Y empiezo a investigar. Leo el informe de la autopsia de la reina, leo cartas contemporáneas… todo el mundo decía que había sido envenenada. Y es entonces cuando me topo con el rey Carlos II.

¿Y qué le llama la atención?

Todos tenemos la imagen de ese ser contrahecho, deforme, de una gran fealdad, siempre sometido al escrutinio de los médicos… y que ha llegado a nosotros como un rey nefasto. Para mi sorpresa, empiezo a leer y me encuentro con que hay historiadores contemporáneos que nos vienen a decir que en absoluto fue así. Ni mucho menos. En Italia y en Cataluña está considerado como uno de los mejores monarcas españoles y durante su gobierno, que dura 25 años, mantiene el imperio. Y no solo lo mantiene, sino que acaba con la inflación que existía en la época, reforma la moneda, reforma el sistema fiscal, pelea contra la Iglesia porque había un exceso de curas, que proliferaban como champiñones y se comían la riqueza nacional… Hizo muchísimas cosas y, sobre todo, tuvo la humildad de conocer su propia incapacidad, su propia enfermedad, y rodearse de los mejores.

Política actual: "Hay tantos mediocres que se rodean de más mediocres para que nadie sobresalga"

Ya de por sí eso es una rareza si lo extrapolamos a la época política actual…

Hoy en día, y lo vemos en la política actual, hay tantos mediocres que se rodean de más mediocres para que nadie sobresalga. Carlos II se rodeó de los mejores como forma de reconocer sus limitaciones y llevar adelante su reinado. Fue un rey noble, honrado y decente, con gran altura moral, no se le conoce ningún desliz de ningún tipo. Mantuvo el imperio español incólume y tuvo que enfrentarse a la mayor potencia europea, como era Francia, y al más astuto de los monarcas como era el rey Luis XIV, el rey Sol.

Lo de generar leyendas negras ha sido una constante en la historia de España. ¿Estamos demasiado habituados a que se generen denostados sin motivo aparente?

Con Carlos II se ha sido especialmente cruel, sin motivos. Posteriores a él hubo otros reyes, como Carlos IV, Fernando VII… Mientras Carlos II resiste el empuje de Luis XIV, estos otros dos reyes en cuanto llega Napoleón se bajan los calzones y renuncian incluso a sus derechos dinásticos. Pero en cambio, no han tenido la mala prensa que tuvo Carlos II.

Todo esto entronca con esa leyenda negra española que también aborda en su anterior novela, ‘El rey del Perú’. ¿Hasta qué punto como país nos ha pasado factura?

Nos pasa factura por el masoquismo patrio. España nunca ha sabido defender de las acusaciones del exterior, provocadas por el hecho de que fue la gran potencia europea durante muchos siglos. Y nosotros no solamente no hemos combatido contra la leyenda, sino que la hemos alentado. Cuando publiqué El rey del Perú, que no tuve oportunidad de presentarlo en Jerez por la pandemia, yo decía que nosotros, los españoles, en América lo que hicimos fue mezclarnos, los ingleses, franceses y holandeses se dedicaron a masacrar, y en Norteamérica no hay mestizos y son exclusivamente blanquitos y rubitos. Pese a ello, sobre quienes ha recaído esa leyenda negra, esa fama de genocidas, ha sido sobre España. Pero pienso que es porque nosotros no solamente no hemos combatido esas acusaciones, sino que las hemos alentado.

Alguien dijo que España es el país más fuerte del mundo, lleva siglos intentando autodestruirse y no lo consigue…

(Ríe) Efectivamente…

De esos polvos estos lodos…

En España, con su pasado extenso y hermosísimo, con un poderío que posiblemente ni alcanzó el imperio romano, no hemos sabido mantener al menos los posos de ese poderío. Quizás tenga que ver con el carácter latino, y ahí está el ejemplo también de Italia.

¿Cuándo empezó esta historia?

Le presento a Miryam Galaz, mi editora en Espasa, a principios de 2018 una novela y me dice que le gusta, pero que no le ve recorrido. Me pide que busque un personaje, me costó mucho y trato de abordar la biografía de Aline Griffith, la condesa de Romanones. Intento acometer la tarea de novelar su vida. Paseo por Madrid, entro en la Iglesia de San Antonio de los Portugueses, donde está retratada por Luca Giordano toda la familia de Carlos II, y curiosamente, no está María Luisa de Orleans, lo cual me sorprende, y empiezo a investigar y a ver que pudo ser envenenada. Entre medias me encargan la novela sobre la conquista del Perú, por lo que pasa un tiempo hasta que retomo este proyecto, yéndome directamente a una trama de novela histórica con los tintes de intriga que tiene.

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Cubierta de la nueva novela de Cosano.   MANU GARCÍA

¿Ha tenido que hacer de abogado del diablo al construir los personajes principales de la novela?

He sido suspicaz en el tema del envenenamiento, pero he querido ser muy generoso con la figura de Carlos II por las razones que te contaba antes. Incluso el final de la novela, que no vamos a desvelar, es un homenaje al rey. Más allá de ellos, el 99% de los personajes que discurren por la novela son reales: Candamo, a quien el rey Carlos encarga que investigue la muerte de la reina; Claudio Coello, el duque de Oropesa, el conde de Oropesa, el duque de Frías, el duque de Pastrana… Los he tratado conforme al papel que desarrollaron en aquel momento y lo curioso es que hay muchos episodios novelados que fueron reales, como el del arcabuzazo que sufre Candamo o como este escritor, una vez que la reina muere y termina la investigación, cambia el tinte de sus dramas, y hay una gran crítica a la nobleza y a los políticos. Todo eso sucedió en la realidad y me han alimentado la novela.

Lo del presunto envenenamiento de la reina tuvo que ver con su infertilidad.

Tengo mis sospechas fundadas de que sí fue envenenada. La autopsia real concluye que murió por una intoxicación alimentaria; yo digo, y con quienes he consultado me dicen lo mismo, que no hay síntomas de tal intoxicación. No tenía ni los pulmones negros, ni el tórax lleno de sangre, por ejemplo. La realidad es que no se sabe si fue envenenada o no, pero sí se sabe que la reina tenía que desaparecer. ¿Por qué? Porque no había dado un heredero al reino y España necesitaba un príncipe que prolongará la monarquía. Se le cantaba: “Parid, bella flor de lis / que en ocasión tan extraña / si parís, parís a España / si no parís, a París”…

"Un juicio largo lo disfruto más que un crucero"

Ese era el nivel de machismo de la época…

Bueno, el responsable real de la infertilidad del matrimonio era el rey, que era incapaz de procrear. De hecho, después se casa Mariana de Neoburgo, que la traen aquí porque decían que a las mujeres de esa familia bastaba con que el marido le rozara los calzones para que se quedaran preñadas, y esta mujer no se queda preñada porque el problema era del rey. España, la Corte, exigía un heredero y María Luisa estaba de más en la alcoba del rey.

Sin abandonar su carrera profesional como abogado, ¿de dónde saca tiempo para todo esto?

Yo vivo de la abogacía, ojalá viviera de las novelas, pero el año que viene cumpliré 40 años como abogado. El tiempo no hay que perderlo, yo no soy persona de perder el tiempo. Me verás muy poco haciendo el tonto, aunque en algún momento todos lo hagamos. Yo procuro hacerlo lo menos posible y dedicarlo a lo que realmente me gusta, que es trabajar. Un juicio largo lo disfruto más que un crucero. Yo vengo de un juicio de tres meses en Madrid y soy feliz. Me gusta la abogacía, mi oficio, y luego tengo muchos hobbies a los que dedicar el tiempo. Sé que hay un tiempo limitado y hay que distribuirlo. Soy de los que acabo una novela de 500 páginas en cuatro o cinco meses, mucho más de lo que la editorial puede absorber de mí.

¿Eso es por el vicio de redactar escritos judiciales?

Posiblemente. Soy de los que escribe las demandas muy rápido…

¿Duerme poco?

No, no, antes sí. Ahora con la edad, seis o siete horitas no hay quien me las quite.

O sea que amortiza bien las horas del día.

Efectivamente. No pierdo el tiempo, en definitiva.

"Presumía antes de que en el 90% de los casos acertaba el veredicto de los jueces. Se me ha ido la intuición o la judicatura ya no es lo que era"

La primera dedicatoria es para su hermano Ignacio, que en paz descanse, y la segunda para “todos aquellos con quienes la historia ha sido injusta”. ¿Quién se le vino a la cabeza?

Carlos II, evidentemente. Un rey con quien la historia fue y sigue siendo totalmente injusta. No obstante, hay ya mucho historiador que está recuperando esta figura.

Si Pegasus entra en su móvil, previa autorización judicial, ¿encontrará notas de su próxima novela?

No uso, no uso… Soy incapaz de guionizar una novela, y admiro al que lo puede hacer. Empiezo a escribir antes de documentarme, como no tenga algo escrito no soy capaz de acometer la tarea. No sé qué va a pasar en la novela, no sé cuál va a ser el desenlace… soy caótico en este sentido.

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El autor posa tras la entrevista con este periódico digital.   MANU GARCÍA

¿En los juicios sí tiene olfato para saber cómo pueden acabar?

Presumía antes de que en el 90% de los casos acertaba el veredicto de los jueces. Hoy en día se me hace más difícil. ¿Por qué? Igual se me ha ido la intuición, o igual la judicatura ya no es la que era.

No sé cómo interpretar esa suposición…

Bueno, antes tal vez había menos normas, menos leyes, menos furor legislativo como existe hoy en día en este país. Cada día hay un decreto nuevo y antes el Derecho estaba más constreñido a un panorama más pequeño…

Menos ruido externo o presión mediática…

Estamos viviendo la época de menor libertad del último siglo, por mucho que existan indudablemente derechos inalienables. La autocensura se nos ha impuesto a todos. No puedes decir, a menos que seas un suicida o no te importe nada el mundo que te rodea, lo que piensas si lo que piensas no es políticamente correcto porque sabes que te van a crucificar en esas bullarangas que se llaman redes sociales. A los jueces les puede pasar algo parecido, tienen que acomodar muchas veces sus resoluciones a lo políticamente correcto.

¿Qué ve de juzgado de guardia en este país?

El signo de esta época es el pensamiento único y es difícil luchar contra eso y contra todo el ruido que nos rodea. El silencio se ha perdido. Todo lo que hay de avance tecnológico, que lo hay y es magnífico, ya no te documentas hurgando en los legajos de la biblioteca, conlleva una parte negativa que es la que te digo, la falta de libertad.

Abogado y novelista de éxito, ¿es la política la espinita que se le quedó clavada?

No, no, clavada para nada. Me quedé muy satisfecho con mi trayectoria política, dejé algunos enemigos, pero tengo muchísimos amigos en todos los partidos. Presumo de tener clientes de todos: PSOE, IU, PP… Crecí muchísimo y me hice un hombre con la política, y solo tengo palabras de agradecimiento, al igual que digo que jamás volvería a la política y que me interesa muy poco la política hoy en día.

"Lamentablemente Jerez se ha significado por una corrupción que no obedece a la realidad"

No dar codazos por mantenerse en política es lo que tiene tener una carrera profesional sólida, ¿no?

Estaba en una terna para ir al Congreso de los Diputados y había grandes peleas y disputas por los puestos. Dije que si querían un problema menos yo no iba. Tenía muy claro que mi trayectoria política empezaba y acababa en Jerez, entre otras cosas porque jamás dejé mi dedicación profesional porque sabía que yo había nacido y moriré como abogado.

¿Qué le parece el ‘flashback’ permanente de su ciudad? A nivel político, solo falta que indulten a Pedro Pacheco para que se confirme este eterno día de la marmota…

A Pacheco ya difícilmente lo van a poder indultar porque ya ha cumplido prácticamente su condena. Le queda la inhabilitación especial y él, al parecer, quiere volver a la política. Sobre gustos, evidentemente, no hay nada escrito, yo no se lo recomendaría. Le recomendaría que viviera felizmente su tercera juventud. Más allá de ello, lamentablemente Jerez se ha significado por una corrupción que no obedece a la realidad. Ni Pilar Sánchez hizo nada grave, no robo un euro, ni María José García-Pelayo ha infringido la ley, como han dicho los jueces. Parece como si se quisiera hacer recaer en Jerez lo que existió de corrupción en Marbella y en Andalucía.

Aquí también hay mucha gloria y mucho potencial, pero es como si nos gustara fustigarnos.

Carlos Cano decía de Granada algo así como que Granada vive bajo una cúpula de cristal. Y a Jerez le pasa algo similar, no tiene comparación en ninguna parte. Es un microcosmos que vive y se autoalimenta. Tiene una pertenencia y unas raíces, pero es particular, para lo bueno y para lo malo.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Fundador y Director General de ComunicaSur Media, empresa editora de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero'.

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