Naturaleza y espiritualidad
Los textos -cuentos y novelas- de María del Carmen González López (Jerez, 1975) hacen continuas alusiones a esa naturaleza que tanto admira y disfruta cuando puede, pero también a la espiritualidad de las creencias de otras religiones, de latitudes muy alejadas de aquí; sobre todo, aquellas que tienen que ver con la América Precolombina o la mitología maya en aguas caribeñas que tan magistralmente describe en Isla Mujeres (Editorial Libresa, Ecuador).
Pero la literatura infantil y juvenil que González López cultiva se aleja de lo ejemplarizante, de lo aleccionador. Sus personajes rara vez tienen antagonistas, no hay buenos ni malos, sino reflexiones que la autora traslada al papel con una sensibilidad extraordinaria y los más complicado: accesible y entendible para los niños y los adultos.
El armario de Noa (Ediciones Altazor), es X Premio Altazor de Novela Infantil en Lima, Perú.
Con mucha sorpresa y alegría. Me hicieron una llamada desde la Feria Internacional del Libro de Lima, y me lo comunicaron en directo. No me lo esperaba, y no podía dejar de gritar. No estoy segura de si los demás finalistas eran todos peruanos, pero sí sudamericanos. No es la primera vez que publico en Sudamérica, y cada vez que leo cuentos o novelas de sus autores, me maravilla su forma de expresarse. Me cuesta creer que dos de mis novelas formen parte de sus catálogos. El hecho de que el jurado eligiese mi historia como ganadora fue sobre todo una gran inyección de autoestima.
"Me cuesta creer que dos de mis novelas formen parte del catálogo de editoriales sudamericanas"
Esos personajes están inspirados en los nahuales de la cultura mesoamericana. Según su creencia, los nahuales son espíritus protectores que se funden con el alma de las personas cuando nacen. Elegí estos tres por las características que quería transmitir: nobleza, sensibilidad, inteligencia, fortaleza… Cada uno de ellos tiene algo que mostrarle a Noa.
Huyo de contar historias convencionales. Me gusta basarme en culturas antiguas que me pongan en contacto con la naturaleza y la espiritualidad. Llevar esto al universo infantil hace que la fantasía se potencie, e intentar normalizarlo, mezclándolo con vivencias de nuestro día a día, siempre supone un gran reto. El armario de Noa está oscuro mientras sus puertas están cerradas, y no es hasta que ella abre sus puertas y busca en su interior, dejando atrás sus miedos, cuando encuentra a esos amigos que le ayudan a ver las cosas de otro modo.
Las bibliotecas son lugares especiales. En cada ejemplar que guardan hay vidas escondidas; sueños, amores, dolor… Como escritora conozco el esfuerzo y cariño que cada autor pone en sus obras, y como lectora me ilusiona el imaginar qué puedo encontrar en esos libros que llenan sus estanterías. Me encanta cuando hacen talleres o cuentacuentos en ellas, y acercan a los niños y niñas a la magia que custodian los libros.
Pues, quiero creer que no de forma muy diferente a como ocurre en la novela. Somos los adultos quienes traspasamos nuestros prejuicios y miedos a los niños. Ellos no distinguen colores ni formas hasta que nosotros se las nombramos.
"Somos los adultos quienes traspasamos nuestros prejuicios y miedos a los niños"
Me gusta escribir sobre personas que conozco. Me divierte ponerlos en situaciones surrealistas, y tener el control sobre lo que les pase. En este caso, la historia gira en torno a una característica especial del personaje protagonista, y el hecho de que esa niña fuese alguien a quien conozco me hizo escribir con más cercanía. Pedí permiso a su familia antes de hacerlo, por supuesto. Los demás personajes tenían que estar ahí, y mi forma de hablar sobre ellos deja ver qué me transmiten.
Desde que era niña no me gusta que me dicten lo que tengo que hacer. Prefiero que me muestren caminos y ser yo quien decida cuál seguir. Eso es lo que pretendo, mostrar diferentes pensamientos, reflexiones y modos de sentir, y que cada lector elija.
Sí, estaba casi decidida a dejar de escribir para el público infantil y juvenil, aunque no me atrevía a cerrar esa puerta. Este premio me ha dejado claro que merece la pena el esfuerzo. La edición que ha hecho Ediciones Altazor es preciosa, y las ilustraciones de Daniel Maguiña, una pasada. Por otro lado, el trato que estoy recibiendo de Willy del Pozo, editor de Ediciones Altazor, es inmejorable. Y eso que vengo de trabajar con Libresa, una de las editoriales más importantes de Ecuador. Para mí, el trato que las editoriales te dan tiene mucho más peso que los premios, y en ese sentido, tanto en Ecuador como en Perú he encontrado lo que en España aún no me han dado.
En la mirada y el respeto que se tenga hacia la niñez. En saber de qué son capaces, y no subestimarlos por ser pequeños. Muchas veces, sus mentes y corazones limpios son capaces de descubrir cosas que los adultos pasamos por alto. Ellos viven a otro ritmo, no tienen las prisas y los agobios con los que lidiamos nosotros día a día.