El Jerez redescubierto
María José Solano ha presentado en el palacio de Campo Real su libro-guía Jerez, bajo el sello Tintablanca, con ilustraciones del artista sevillano Miki Leal.
Jerez es un recorrido diferente por la ciudad de la que tanto se ha escrito, pero bajo la mirada romántica y poética de Solano. María José, licenciada en Historia del Arte, invita con su libro a un paseo tranquilo por las calles flanqueadas de edificios históricos que no siempre el jerezano conoce. Tampoco, obviamente, quien nos visita por primera vez.
En esta guía de 240 páginas está la oportunidad para descubrir (o reencontrarse) con una ciudad que atesora una historia que descansa en cualquier rincón, en cualquier plaza, y que queda al descubierto bajo la singular pluma de María José Solano.
Jerez, como todos los lugares milenarios, tiene rincones por descubrir, siempre. Si a eso le añadimos la mirada personal, la interpretación personal y las lecturas que yo hago... Porque uno es lo que lee, más lo que escribe, más lo que sueña. Todo eso mezclado, cuando pasea por unas calles con tanta historia, al final salen cosas diferentes.
Es verdad que es complicado, porque Jerez sí tiene quien le escriba: historiadores, académicos, enamorados, poetas. Yo lo he pretendido con este encargo, que es lo que fue al principio, aunque después se convirtió en enamoramiento: en una carta de amor a Jerez.
"Jerez sí tiene quien le escriba"
Pues he intentado mover una cámara imaginaria para que no sea una narración lineal. Entonces, primero me he movido desde el aire como si fuera un pájaro, luego como un arroyo oculto. Después, tirando de la estructura mental que se superpone a lo visual; pensando en los libros de historia que había leído, mezclándolo con los sabores y con las sensaciones. Es decir: es un libro sinestésico, porque Jerez, Andalucía en general, pero Jerez en particular, es una mezcla de muchas cosas. Yo quería plasmarlas todas en la guía.
Seguro que los conoce mejor que yo.
Seguro, lo que pasa es que es mi mirada. Yo quiero que esa mirada me acompañe. Es como alguien que te susurra versos al oído en esquinas frescas, a la sombra en verano. Es un poco eso: que el jerezano que ya conoce su Jerez me acompañase de la mano o de la cintura por su ciudad. Redescubrir las cosas siempre está muy bien; como redescubrir cómo aman las personas.
"Redescubrir las cosas siempre está muy bien, como redescubrir cómo aman las personas"
¿Cree que Jerez ha perdido parte de su esencia, por ejemplo, con la pérdida imparable de sus cascos de bodega?
Son 3.000 años de memoria. Es imposible que Jerez pierda la esencia. Lo que hemos perdido algunos es la memoria. Tenemos que volver a las bibliotecas. La esencia está ahí, lo que pasa es que a veces no sabemos mirar. Las bibliotecas nos ayudan a recuperar la mirada. Me gustaría que este libro fuera una ventana que abriese el paisaje a esas bibliotecas, estudios, libros más eruditos y con otro tipo de contexto para que el jerezano, que conoce muy bien su ciudad, vuelva a encontrarse con ella.
Yo creo que Andalucía es el centro del mundo y Jerez es el lunar de ese centro. Cualquier rincón tiene una carga tan densa de conocimiento, de fuerza, de sabiduría y de memoria, que es imposible zafarse de eso. Creo que Jerez está donde tiene que estar. Lo que es verdad es que el ciudadano del siglo XXI debe hacer un esfuerzo por reencontrarse con ella.
Jerez es historia. Es deformación profesional. Soy historiadora del arte, no puedo ver las cosas sin preguntarme qué son. Sin leer la epidermis de las construcciones, de los edificios. Sin hacer una lectura histórico-artística. No puedo. Pero también es verdad que cuando uno se adentra en estructuras que a fuerza de verlas ya no se ven, tomar distancia es bueno para poder volver a verlas.
Las ciudades se tienen que metamorfosear para sobrevivir, como el ser humano. Es verdad que Jerez está sufriendo una revisión por parte de los políticos, que al final son los que tienen la última palabra.
Este palacio de Campo Real, donde presentamos el libro. Y otro lugar: la plaza de la Yerba, no puedo evitarlo. Es un lugar en el que uno puedo pensar que es el París del XVIII, que es un rincón del Londres del XIX, con sus sombrererías que estaban ahí.
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