De Madrid a El Puerto de Santa María
Mario Bolaños (Colombia, 1973) ha aterrizado en El Puerto con la misma escuela de actores que, ya hace mucho, triunfa en Madrid. La escuela, que empezó a funcionar el pasado septiembre, está junto a la terminal marítima de la Avenida Bajamar.
La idea de la escuela es formar, no solo actores, sino personas. No en vano, una de las máximas es que en la academia haya una catarsis entre lo actoral y la psicología, la autoestima. Se busca el bienestar del alumno y la búsqueda. Para Mario Bolaños, para ser actor o actriz hay que ser perseverante, resiliente. Se trabaja en conocer en realidad el oficio, que no todo es color de rosa, y que hay que estar preparado para el rechazo por parte de los directores de casting.
Bolaños se graduó en arte dramático por el Instituto de Arte Escénico Charlot de Bogotá, Colombia. Posteriormente, viajó a Cali, donde en 1994 ingresó en la Escuela de Arte Escénico del Instituto de Bellas Artes.
Debutó como actor en la obra La isla, de Athol Fugard, en el Festival Departamental de Cali en 1995. Ese mismo año trabajó en la compañía del Teatro Imaginario, en la que participó en obras como Diatriba de amor contra un hombre sentado, Cucho y El compadre cadáver. A partir de 1996 su carrera se centró en la dirección y la dramaturgia, dirigiendo varios montajes de danza. Tras estas experiencias, Mario Bolaños reafirmó el enfoque pedagógico de su carrera, y en 1997, tras participar en varios proyectos relacionados con la investigación del arte escénico y el mundo de la publicidad, creó la Compañía de Teatro Sasbaho, adaptando obras como Solo para locos.
Es cierto que la escuela de Madrid tiene ya una larga trayectoria. Pero es que mi esposa y yo veraneamos hace mucho tiempo aquí, en El Puerto, y teníamos esa idea romántica de apostar por un espacio en el cual se centralizara el hecho de que las personas que no pueden ir de Andalucía a Madrid por diversas cuestiones, desplazamientos, problemas económicos, etcétera, tengan un lugar adecuado. Es una nave muy grande junto a la estación de donde sale el catamarán que va para Cádiz.
No, no. También es de ballet. Mi esposa tiene una larga trayectoria, tanto de bailarina como de maestra, y la apuesta era no solo de formación de actores, también hemos incluido el ballet.
Tenemos grupo para niños, grupo para adultos y grupo para esas personas que quieren formarse como actores y actrices profesionales. La aceptación ha sido muy buena. Todo es muy positivo. Hay mucho movimiento. La realidad es que, como pasa en Madrid, la base es fundamentalmente pedagógica. Esto no es solo para formar actores y actrices, sino que, paralelamente, hay un cupo de crecimiento personal. Todo esto lo he hecho para nutrir mis conocimientos en el abordaje de los alumnos y alumnas en sus gestiones emocionales, su autoestima. Ese es el paralelismo que tenemos con nuestra escuela en Madrid; nuestra seña de identidad.
"Tenemos grupos para niños, grupo para adultos y grupo para esas personas que quieren formarse como actores y actrices profesionales"
Pues ahí está la realidad de la disciplina, la constancia, que es lo que siempre expongo a mis alumnos. Se ha forjado todo como si esta profesión fuera todo fácil, conseguir los objetivos sin esfuerzo... Esto, desde luego, no es así. Hay que ser muy disciplinado, realmente. Y eso es lo que hago yo.
Yo consideraría que no es una cuestión de ser malos. Es más una cuestión de actitud. Es decir, yo puedo ser un excelente actor, pero si mi actitud personal es negativa, las cosas no van a funcionar igual. Ahora bien, que haya actores de talento cuestionable y que estén trabajando, pues... Es como todo. Hay médicos que son estupendos médicos, pero la integralidad brilla por su ausencia, o maestros, mecánicos... Esto es una cuestión humana.
La filosofía que aplico desde la coherencia, Juan Manuel, es que esto es para disfrutar. Es una mezcla sana, creativa donde, más allá de que seas actor, hay que consolidar los cimientos para que seas persona. Eso es una realidad que necesitamos, y más en el mundo en el que estamos.
"La filosofía que aplico desde la coherencia es que esto es para disfrutar"
Sí. Hay una realidad: la rapidez, saltándose pasos, no da beneficios, no tiene un efecto real; es efímero. En esta parte, para lograr el objetivo, hay que ser resiliente. Pero esto es como todo en la vida. Se tiene que saber que, tengas la idea que tengas, hay unos pasos, y que lo que hay que hacer es saber saltar los obstáculos cuando te dicen "no" en un casting, o no consigues un representante. Esa es la realidad.
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