Nueva luz sobre la memoria
"El valor que tiene la vida cotidiana de las mujeres rurales, en un tiempo en que la escasez no permitía tener sueños", así define la autora de Voz, memoria y vida cotidiana de las mujeres rurales. La colonización de La Barca de la Florida (autoedición), Teresa Fuentes (Jaén, 1951) un libro que ya tiene 15 años de vida, pero que ahora se reedita con la ventaja de internet como fuente de difusión para todos aquellos estudiosos, o no, de los usos y costumbres de la vida en los pueblos, visto a través de unos ojos de mujer.
Esas mujeres de las que habla Teresa tuvieron una gran capacidad de resistencia y resiliencia y por eso pudieron desde niñas ayudar a sus familias de origen, y después crear las suyas propias. En este libro, de una especial importancia antropológica, se rescata esta memoria de la vida cotidiana y se saca a la luz los saberes y cualidades naturales de unas mujeres que han sido las más olvidadas.
Yo vine de Barcelona y tenía este proyecto en la cabeza, poder trabajar con las mujeres mayores y la vida rural. Me interesaba ese tema, sobre todo porque, académicamente, siempre me había interesado todo lo etnográfico, las costumbres y las tradiciones culturales. Pero es que en lo personal, al volver a Andalucía desde Barcelona, tenía interés por regresar a mi infancia. Me interesaba. Ese taller lo propusimos en La Barca a la persona que llevaba en el Ayuntamiento el tema de las mujeres. Le encantó la idea y me dijo que tenía ya hasta un grupo formado que se reunía para hacer labores.
(Carcajada). Creo que sí. Porque para las cosas más íntimas y más domésticas, las mujeres ya están acostumbradas. Además, en esas conversaciones había cosas muy íntimas. Había que tener un espacio muy grande de confianza para que salieran. Yo creo que ese espacio me hubiese sido muy difícil crearlo con hombres.
Creo que tiene un poco de todo, porque aunque ellas hablan desde su infancia, en esa infancia hay cosas que son de nostalgia positiva, digamos: de recordar los juegos y las cosas más bonitas que vivieron. Pero, por otro lado, hay historias personales muy duras dentro de la familia, porque era una sociedad que tenía muchos problemas y económicamente era básico lo que tenían. Hay muchos problemas de familia relacionados con alcoholismo, con enfermedades, el suicidio de una madre, la guerra de por medio... También padres que van a la cárcel. Pero así como hay partes muy dramáticas, cuando me hablan de la adolescencia y la juventud, cuando yo les pregunto sobre los novios, cómo era todo eso, esa parte sale muy graciosa.
"Este libro tiene un poco de todo, cosas bonitas pero también historias personales muy duras"
No salen las mismas cosas, claro. Con ellas hay vivencias muy bonitas, como eso de enamorarse por primera vez, o que los chicos las miraran. Cómo se acercaban a ellas o los límites que había. En todos los pueblos, además, hay un límite físico también. En el caso de La Barca donde, como sabes, hay un puente, el límite era ese.
Me he encontrado con personas que están estudiando y trabajando en antropología, investigación o la tradición oral de las mujeres en el mundo rural. Estas mujeres, que me encontré de manera casual, me dijeron que habían sabido de este libro de manera fortuita, que era poco conocido en el mundo académico. Este libro se llamaba Al hilo de la conversación. ¿Qué pasa? Que cuando alguien está buscando por estudios algo de esto, te metes en el buscador y por ese título no encuentras nada. Yo me di cuenta de que este libro tenía que estar en los departamentos de investigación, porque es un modelo de investigación destacado. Si le cambiaba el nombre iba a ganar en visitas, iba a llegar a más gente.
"Me di cuenta de que el libro tenía que estar en los departamentos de investigación, porque es un modelo destacado"
Hubo momentos duros. Pero duros de llorar. Una mujer que contó la historia del suicidio de su madre, que se tiró al río. Esta mujer era la primera vez desde entonces que hablaba de eso en público. La cuestión es que se suicidó, primero su madre, y luego su padre, veinte años más tarde. Había momentos duros, como te digo, pero también momentos que hasta me ponía a cantar con ellas. Yo les ponía cintas, como metodología, con música de la época para que recordaran. Disfruté mucho de esos testimonios.
Sí. ¡Es que ha cambiado tanto todo! Yo tenía que grabar todas las cosas en cinta de casete. Técnicamente, no había todo lo que hay hoy. Además, respondiendo a tu pregunta, cuando empecé con el proyecto no había ese interés de hoy por publicar cosas de mujeres, historias... Todo ese movimiento de recuperación de la memoria, de todo lo que tiene que ver con las mujeres, no se tocaba. No se hacía nada.
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