Raquel Menacho, detective privado: "Nos insultan o amenazan, pero forma parte de nuestra profesión"

La investigadora despeja en esta entrevista algunas dudas sobre los tópicos de este oficio, que en muchas ocasiones obliga a bregar con situaciones difíciles, incluso en el plano personal

Raquel Menacho, detective privada, con su cámara de vídeo.

Poca lupa y mucha preparación

Raquel Menacho, jerezana dedicada en cuerpo y alma a la investigación privada desde hace más de 20 años, asegura que hay casos que le roban el sueño, situaciones a veces difíciles de manejar, que ni los años ni la experiencia ayudan a sobrellevar. 

La detective es licenciada en Historia con orientación a Historia Contemporánea. Eso dio paso a formarse como experta en Criminalidad y Seguridad Pública. Después estudió para detective privado en Sevilla. En la Universidad Miguel de Cervantes estudia perito calígrafo y psicografológico. Luego se forma como perito en documentoscopia. Actualmente, está haciendo un máster con la Universidad de Florida en comunicación no verbal y detección de mentiras.

A lo largo de la historia de la literatura y el cine, el detective privado se ha forjado una imagen que seguramente no se corresponde con la realidad. ¿Qué abarca un detective privado en España?

Al contrario de lo que pasa en Estados Unidos, según la legislación, no podemos investigar nada que sea un delito penal, nada del Código Penal. Solamente delitos que no sean de oficio. Esa es la primera diferencia que tenemos con Estados Unidos. Otra que tenemos es que si nos contratan para una desaparición y durante el transcurso de las investigaciones vemos indicios de un posible delito, cortamos las pesquisas y lo derivamos a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Lo normal es que sea a la Policía Nacional, que es de la que dependemos.

"Cualquier delito penal lo derivamos a la Policía Nacional, de la que dependemos"

La otra parte muy conocida es la de las infidelidades. 

Yo cojo muy pocas o ninguna. A mí personalmente no me gustan los temas privados, prefiero los temas jurídicos, los que van a ir a juicio, bien los laborales, que son los que llevo yo, o de familia. Hay otros compañeros que llevan temas de tráfico o desapariciones, investigaciones económicas, pero cada uno tiene una especialización. A mí me gustan los temas laborales y de familia, que es donde empecé. 

¿Cómo es la relación con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, con los jueces y fiscales?

La relación, al menos en mi caso, es de absoluto respeto por mi parte, y al contrario. Nosotros tenemos obligación de colaborar si se nos requiere, y aunque no se nos requiriera, tenemos obligación de comunicar cualquier delito que veamos. En cualquier caso, los jueces siempre nos tratan como profesionales, igual que a nuestros informes, como lo que son: objetivos y periciales. Pero siempre un escalón por encima de nosotros. No somos familia ni amigos. 

Raquel Menacho en la puerta de su agencia.  JUAN CARLOS TORO
¿Y los abogados?

Los abogados nos tienen como una herramienta para defender a sus clientes. Yo llevo trabajando con los mismos abogados más de diez años, y por el momento no he perdido a ninguno. Les facilitamos su labor y, por supuesto, la confianza y la confidencialidad es total.

¿Han cambiado mucho desde que usted trabaja como investigadora las herramientas para realizar su labor?

Tengo que confesarte que me tengo que adaptar a los nuevos tiempos, porque desde que comencé he continuado como cuando llegué. Lo único que ha cambiado es la calidad de la cámara que uso y la calidad de las cámaras ocultas. Nunca he llevado delitos económicos y, con respecto a las herramientas que tenemos, debo decir que muchos compañeros las utilizan. Yo me he acomodado a lo que sé. Normalmente, hago seguimientos de calle, los informes... y no me he metido en temas tecnológicos. Cuando me entra un tema que requiere alguna ayuda de las nuevas tecnologías, normalmente llamo a algún compañero para que me ayude. 

¿Y eso de vivir alguna situación de peligro es mucho de película o le ha pasado en alguna ocasión?

Suele ocurrir alguna vez, pero obviamente no durante las investigaciones, porque nuestro trabajo es no ser vistos. Y si te ven es un problema. Tengo un compañero al que le pasó una cosa hace bastantes años. Lo contrataron para un trabajo en el campo, y era muy visible. Entonces el hombre al que estaba grabando lo vio, lo identificó y le pasó con el tractor por encima del coche. También es verdad que a la hora del juicio nos identificamos y nos hacemos visibles. Es cierto que antes del juicio o después solemos recibir llamadas insultándonos o amenazándonos, pero eso entra dentro de nuestra profesión y lo tomo como normal. Las personas se enfadan cuando ven el informe el día del juicio, pero luego se les pasa. Es la rabieta. No creo que en ningún caso corramos un peligro real. 

Menacho, tras la entrevista con lavozdelsur.es.  JUAN CARLOS TORO

"El oficio de detective privado empezó siendo un oficio de hombres, también por la época"

Bien por las películas o por la literatura, el oficio de investigador siempre ha parecido ser cosa de hombres, ¿tiene algo que ver con la realidad?

No, nada. El oficio de detective privado empezó siendo un oficio de hombres, también por la época. Pero no se puede juzgar como machista, puesto que hay que encuadrarlo dentro de una época histórica. Hoy en día, te diría que si no somos mayoría las mujeres, poco nos queda. Además, hemos entrado en este campo sin ningún tipo de problema. A mí me han contratado sin tener en cuenta que fuera hombre o mujer. 

¿Hay algún caso que le haya quitado el sueño? ¿Es capaz, por decirlo de una forma tópica, de colgar la gabardina y guardar la lupa hasta el día siguiente?

No, con determinados casos es imposible. Si hay niños de por medio ha llegado un momento en el que he tenido que dejar de coger determinados trabajos porque llegaba a mi casa y abrazaba a mis hijas. Es duro presenciar que cuando veían a su padre o a su madre, por el motivo que sea... del miedo, se hacían pipí encima, o se abrazaban al cuello de uno de los progenitores, llorando y pataleando, diciendo: "no me abandones". Y yo lo tengo que grabar. Yo he visto a alguien arrancar los dientes a un crío porque se le estaban cayendo y no quería que la otra parte tuviera ese diente de recuerdo. Eso lo he vivido yo. Cuando no abusos sexuales, que tengo que pasar como es lógico a la Policía. Tengo la imagen de todos esos niños grabados en la cabeza.