Antes de que llegue el olvido
Hay un libro de Juan Manuel López Ituriaga, titulado Antes de que se me olvide, que nada tiene que ver con obras pictóricas ni con ninguna otra disciplina artística, pero que coincide con Ricardo Carrero Galofré (Madrid, 1953) en la idea de que hay que escribir las cosas antes de que el tiempo y la vida se ocupen de borrar los recuerdos.
Y eso ha hecho Ricardo Carrero con la obra de su hermano Juan y la pareja de éste, quienes fallecieron a edades dolorosamente tempranas. En el libro Juan, Enrique y yo. Mis Costus (Boletín Editorial, 2023) el autor hace un repaso de la vida de ambos artistas, antes precisamente antes de que la desmemoria se encargue de nublar el tiempo pasado.
Carrero Galofré fue bibliotecario de la UCA y es licenciado en Historia de Cádiz por la Universidad de Cádiz. Asimismo, fue presidente del colectivo LGTB+ y presentador de radio del programa Desde fuera del armario, programa de actualidad gay emitido por la EMA (Emisoras Municipales de Andalucía).
Su obra es bastante conocida. Aquí en Jerez, por ejemplo, se han organizado muchas actividades como charlas, exposiciones; sobre todo una que se hizo en el Alcázar que fue verdaderamente importante.
Ellos trabajaron incansablemente desde muy jóvenes. Siempre estuvieron metidos en el mundo del arte, en la pintura en concreto. Eran unos trabajadores fantásticos. Aunque murieron jovencísimos, Enrique con 35 años y mi hermano con 34, como no habían parado de trabajar en catorce años, desde los 20 años que se conocieron en la Escuela de Artes y Oficios de Cádiz, han dejado muchísima obra.
Hubieran llegado a lo más alto, porque ya eran súper conocidos, con una trayectoria importantísima.
Eran estilos muy diferentes. Enrique manejaba el dibujo profundamente. Era una especie de Dalí, una cosa impresionante. Y mi hermano Juan dominaba mucho menos el dibujo y por eso empezó pintando el estilo naif, que era un estilo más sencillo, más básico. Pero evolucionaron de una forma completamente diferente. Enrique se inclinó hacia un hiperrealismo fabuloso, y Juan hacia el expresionismo que le daba poca importancia a la forma y mucho más al color.
Enrique se inclinó hacia un hiperrealismo fabuloso, y Juan hacia el expresionismo
En el caso de Los Costus no creo que sea posible. No creo que ocurra. Es que, claro, gran parte de su obra está situada y eso ahora mismo no tendría sentido. Además hay otro tema: en El Puerto de Santa María hay un proyecto para hacer una sala con la obra de mi hermano.
En mi caso personal, ya tengo una edad y es una especie de broche en el sentido de que he cogido mis recuerdos, mis anotaciones, y los he juntado para intentar crear una obra que explique su labor artística y creativa, y para mí es una especie de final. Me refiero a que cumplo 70 años y la memoria se va perdiendo, y aquí he querido recogerlo todo. Este libro no es una obra completa de Los Costus; es mi relación con ellos cuando coincidíamos; cuando venían a casa de nuestros padres o Enrique a casa de su madre en Cádiz. A veces salíamos juntos, lo pasábamos fenomenal. El libro más bien refleja mi visión con ellos.
Hombre, perder al único hermano que tienes siempre es doloroso. Me costó mucho superarlo y durante años yo no quise saber nada de su arte, de su pintura ni de nada. Con el tiempo empecé a organizar exposiciones, a buscar clientes. De hecho, yo le vendí la serie de El Valle de los Caídos a doña Teófila Martínez, alcadesa de Cádiz en aquel momento.
En este libro he sacado muchas cosas fuera, he puesto negro sobre blanco
Escribir este libro ha sido una catarsis; he sacado muchas cosas y he puesto negro sobre blanco. Hay muchas cosas que no se han dicho y aquí aparecen.
El bibliotecario morirá cuando muera yo. Acabé Historia del Arte, no sabía para dónde tirar. Entonces se convocaron las primeras oposiciones que hubo en la UCA para crear el puesto de bibliotecario. Me acuerdo de que salieron seis plazas. Toda mi vida laboral ha estado ligada a las bibliotecas. He sido muy feliz.