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Un periodista andalucista
Rafael Sanmartín (Carmona -circunstancialmente, aunque criado en Sevilla-, 1954) se define comraeo andalucista desde que era un chaval, con 14 años, momento en el que le despertó la conciencia de su tierra. La razón, que muchos docentes que le iban dando clase de bachillerato -nombrados por Falange, recuerda- procedían del Norte. Aunque le enseñaron "a pensar", entre esos pensamientos que surgieron estaban las respuestas a cierto comentario que buscaba acomplejar Andalucía, ya que los profesores procedían del Norte de España. Periodista, pasó por medios como El Correo o la SER en la Transición. Llegó a ser jefe de informativos de Onda Giralda hasta que pasó a Canal Sur, donde logró premios por su retrato de la Transición andaluz a través de documentales. Posteriormente, ha escrito libros que iban desde el ensayo andalucista (Grandes infamias en la historia de Andalucía, ed. Almazara, 2006 o Un pueblo de luz en un mundo colonial: Sobre la identidad andaluza, 2023) a novelas como la próxima novela Cuestión de voluntad, ed Libros Indie, 2024. Colabora con una columna cada jueves en lavozdelsur.es, llamada La Bulla.
Pasé por asociaciones o Comisiones Obreras juveniles. Íbamos a los salesianos de Sevilla y los curas tenían que cerrar la puerta para que no nos vieran. Así surge Averroes Estudio Andalusí, una organización que fundamos a mitad de los setenta. Comenzamos con una exposición sobre Doñana. Queríamos que fuera Parque Natural, por entonces era el Coto de Doñana. También evitamos desde esa asociación más tarde el proyecto de 37.500 viviendas en la Cartuja, que era un desastre de contaminación, y que evitaría que el fresco del Aljarafe entrara en la ciudad. Por entonces, era la vega más fértil de Europa gracias a los dos brazos del río.
Que había aguantado mucho, que no se había muerto antes. A partir de ahí, pudimos empezar a hablar sin que nos molieran a palos. Yo había pasado tres veces por comisaría, aunque nunca habían probado nada. Un día, reunidos, llegamos a la conclusión de que hacía falta una gran manifestación por la autonomía, algo que se me ocurrió a mí. Entonces, había una tensión entre UCD y el PSOE. UCD quería que Ceuta y Melilla se mantuvieran en Andalucía, y así tener un voto más. El PSOE prefería que no fuera así para mantener la mayoría. En una reunión de los diputados preautonómicos en Diputación de Sevilla, acudimos a entregarles un documento pidiendo una manifestación ese mes de noviembre. Cuando la gente nos vio a cinco personas con pancartas, explicando lo que queríamos, a la salida un gran grupo empezó a abuchear a los diputados. Al día siguiente, ABC nos llamó los batasunos andaluces. Al final, los políticos quisieron el protagonismo y se autoarrogaron la organización, pero el PSOE no tenía fe en ella. Se sumó todo el mundo: empresarios, asociaciones, la Iglesia... Todo el mundo. Yo medí el espacio de aquella manifestación y mis cálculos, por el espacio ocupado, dan que había 400.000 y no 200.000 en Sevilla como dijeron. No se podía pasar. Cuando la cabeza de la manifestación llenó plaza Nueva y plaza San Francisco, aún quedaba gente uniéndose en el Prado. La manifestación por la autonomía es el triunfo más grande de la historia de Andalucía. Hasta han dicho que fue idea de Rodríguez de la Borbolla, pero los periódicos de la época dan fe de que no creían en absoluto.
Podría ser útil, porque el Estatuto tiene medios y enjundia. Se podría mejorar, por supuesto. Pero ten en cuenta que es una copia del Estatuto catalán y mira para lo que da allí. El andaluz no se aplica debidamente. Es importante que un estatuto sea amplio, pero sobre todo que se le dé uso. Y aquí no se hace. Ni el PSOE lo hizo, ni el PP ha mejorado.
Tengo miedo, porque Moreno tiene más interés en negar a Cataluña que en mejorar Andalucía. Debe preocuparse menos de los demás. Andalucía lleva 200 años abandonada y boicoteada. Los gobiernos españoles se han confabulado, desindustrializando Andalucía. ¿Por qué no duran las empresas andaluzas? ¿Por qué cerró Abengoa? Por un ataque en bolsa. Ya Franco quiso que se trasladara a Madrid. Había fabricado las mejores placas solares, como puede verse en Sanlúcar la Mayor, pero les boicotearon. ¿Cómo quiebra una empresa que un año antes tuvo 40.000 millones? Nadie se lo cree. Ahora, Moreno habla de hacer de Andalucía tierra de cultivos, pero Europa no le dejará, porque entran productos de terceros países, algo que interesa a Francia y Alemania, que les venden la maquinaria a esos productores. Hay tres claves económicas: Andalucía debe gestionar sus propios impuestos; las empresas que ganan dinero en Andalucía deben pagar impuestos aquí; y con todo, se debe compensar a Andalucía por tantos años y cobrar más de lo que ingresa. No lo digo yo: en 1975, Claudio Boada Villalonga, que dirigió el INI, Ford o el Banco Hispanoamericano, escribió un artículo de que Andalucía lo necesitaba. ¿Por qué el Cola-Cao, si se compra aquí, paga impuestos en Barcelona? No tengo nada contra Cataluña, tienen derecho a independizarse, pero que nadie nos quite lo nuestro. Y eso no lo defiende Moreno. Otro ejemplo es el cierre de Hytasa, en Sevilla. Se decidió en una reunión en Madrid. Había una gran cantidad de industria textil en Andalucía, pero prefirieron que Andalucía se dedicara a solo a desmotar, para que en Cataluña confeccionaran con el algodón.
He escrito muchos ensayos, pero pronto estará disponible un libro que habla de un joven que acaba en la droga y el esfuerzo para salir de ella hasta acabar la carrera de derecho y convertirse en abogado, con una posición importante, en una profesión muy interesante.