Dos mentes, una sola historia
Hacer algo en equipo requiere de ciertas capacidades. Cuando uno aporta el texto y otro la ilustración existe el riesgo de que no encajen. Eso no ha ocurrido en Contrition, el nuevo cómic de Carlos Portela (guion) y Keko (ilustración). Ambos coinciden en que trabajar juntos les ha permitido tener una visión y dar matices a la obra que no estaban en la idea original. Con esta nueva historieta reivindican el cómic como un medio de expresión al mismo nivel que cualquier otro abordando cuestiones trascendentales. Acaba con cualquier tópico que haya sobre la historieta, si es que aún existe alguno. En su presentación en Sevilla, realizada en Banana Cómics, atienden a lavozdelsur.es para hablar de la obra, de sus trayectorias y del momento que vive actualmente el sector en España.
Carlos Portela: Yo creo que no. Se han hecho muchas cosas, pero con todo, es un medio que tiene ciento y pico años y un montón de cosas por hacer. Si hace 30 años le preguntas a la gente por el tipo de narración de Chris Ware o cosas más puramente con la señalética, ni se pensaba y ahora está perfectamente integrado en la narrativa. Hay cosas por hacer.
Keko: Yo pienso que tampoco hay que obsesionarse con inventar nada. En el fondo creo que está todo inventado pero lo que interesan son las distintas visiones de los autores. Lo digital sí ha abierto una puerta nueva a la narración. El hecho de que ya prescindes del objeto y te dedicas a navegar por las páginas con un ratón abre nuevas formas de narrar historias.
K.: No es algo que me obsesione. Sí que es verdad que somos dos y que el padre de la historia es él. Cuando Carlos se pone a buscar pensará que estamos contando una historia que nadie ha contado antes, algo importante. Luego la forma sí que es verdad, por lo menos en nuestro tebeo, no es especialmente rupturista. Es clásico. Hemos procurado que haya cositas, escenas, en las que rompemos la estructura clásica.
C.P: Siempre ha podido pero la mayoría del público era juvenil o jóvenes adultos. Cabe todo en eso. Es una cuestión de cómo está estructurado el mercado. Pero admite lo mismo que la literatura o el cine. Hay obras más adultas y otras menos. Esta es una que los dos pensamos que era claramente para adultos, no es para niños por la complejidad. Igual que La Naranja Mecánica o Lolita no son libros para niños. En ese sentido el cómic es maduro para admitir cualquier tipo de obra.
C.P.:Me topé con un libro Sofía Valiente, Miracle Village, que es la aldea original donde viven los seis delincuentes de pedofilia. Y me deja francamente sorprendido. Empiezo a investigar sobre las leyes de Florida y veo que tiene las más restrictivas de Estados Unidos. Me llama la atención sobre cómo será vivir allí, en esta especie de limbo al aire libre, y cómo afecta esto a las personas que están metidas en este mundo. No sólo a los criminales sino también a la gente que vive cerca de ellos o que han sufrido la consecuencia de un crimen. Cuando tengo las piezas armadas quien viene a mi mente para los dibujos es Keko porque sé de lo que es capaz.
C.P: Si trabajas con alguien es porque quieres que ese alguien aporte algo. Lo que me importaba es que Keko hiciera la historia tan suya como mía inicialmente. Es de las cosas de las que estoy más contento del libro. Aquí y en Francia mucha gente nos ha dicho que parece hecho por una sola persona.
K.: Es de los mejores piropos que nos han dicho. Cuando te dicen que parece hecho por una persona es porque ha quedado un solo cuerpo. Yo he trabajado de las dos maneras. He hecho trabajos en solitario y es un trabajo solitario porque es complicado ganarse la vida, cuanto menos haya que repartir, mejor. Pero trabajar con guionistas es muy satisfactorio. Yo intento trabajar con personas que aprecio y admiro. Lo bonito de este trabajo, ya que no te vas a hacer rico, es poder intercambiar algo con la otra persona. Con Carlos el trabajo ha sido fenomenal.
K.: Carlos tenía la historia pensada al completo, aunque se han añadido cambios. El guión lo ha trabajado según íbamos haciéndolo. Siempre me llevaba tres o cuatro páginas por delante.
C.P.: Eso me permitía ver cómo interpretaba la historia y el aire que le daba para abundar en ciertas cosas. De hecho surgieron escenas nuevas que no estaban previstas gracias a esa retroalimentación. La gente que dice que parece hecho por una persona es por eso, porque cuando recibía el guion y me devolvía páginas me servía para llevar el guion hacia otro sitio.
C.P: La violencia explícita es a la que todos estamos acostumbrados. Pensamos que es mucho más duro cuando las cosas están en tu cabeza. Además está mucho más relacionado con cómo funciona la historieta como medio. La historieta funciona por elipsis. Era aprovechar las elipsis que la vida te ofrece porque nosotros nunca vamos a llegar a lo que tú te puedes imaginar. Pero sí podemos darte ese primer pie para que subas la escalera y llegues donde quieras llegar. Una crítica francesa nos decía que había sido tremendo cuando lo había cerrado y todo lo que había imaginado no estaba en el libro, me lo había provocado el libro.
K.: Queremos darle el hachazo al lector en ese tiempo que no está dibujado ni narrador.
C.P.: Es como funciona el cómic de verdad. Si el cómic funciona bien, hay un montón de cosas que no están pero que ves en tu cabeza. La postura fácil era enseñar cosas y recrearse. Queríamos darle a la gente los elementos necesarios para que tuviesen el relato en su cabeza. Es más difícil de hacer, pero hemos venido a hacer un libro lo mejor posible.
C.P.: Todo es importante. Es una simbiosis.
K.: A lo que se le da importancia es a la historia. Es indisoluble.
C.P.: El mero hecho de cómo tratas el texto en la página es dibujo. En una página de cómic, todo lo que está es dibujo. Tienes que pensar siempre cómo se va a leer, el orden de las páginas, qué efecto tiene todo eso sobre el lector. El hecho de cuántas viñetas pones para ver si ralentizas el ritmo o no para crear una sensación de ambiente según transmita el dibujo.
K.: Las dos partes tienen que funcionar al unísono porque si no cojea. Si cojea de una parte, es fallida. Hay gente que dice que disfruta si los dibujos son bonitos. Que una mala historia bien dibujada era salvable pero no lo contrario. Yo no estoy de acuerdo en ninguno de los dos casos. Es más, si tuviera que elegir prefiero una buena historia que esté torpemente dibujada.
C.P.: En España ha cambiado muchísimo para bien la recepción de los cómics como producto cultural más. La historieta está mucho mejor ahora que nunca. Otra cuestión es cómo está el mercado y cómo está la industria. Hay más producto que nunca y también hay más producto de ocio con el que competir. Pero a la hora de decir que que quiero contar una historia de este tipo o de otro, nunca hemos estado mejor.
K.: Otra cosa es las posibilidades que ofrece este mercado para que los autores puedan ganarse la vida. Pero imagino que si le preguntas a la gente de la literatura te dirá lo mismo.
C.P.: En España la mayoría de la gente vende menos de mil ejemplares. Nosotros dentro de lo que cabe nos podemos considerar afortunados porque estamos en una muy buena editorial, hemos publicado el libro aquí y en Francia, se va a publicar en más países, tiene una buena crítica...
K.: Somos muchos. Los lectores son limitados. Comparado con otros países tenemos un déficit en este sector. A lo mejor en autores no tanto porque hay autores muy buenos en España. Pero no es lo mismo cómo está promocionado culturalmente por las instituciones el cómic que otras disciplinas.
C.P.: Se han incorporado las autoras y ha traído aire fresco a la apertura de temas.
K.: Se han hecho cosas. Dar un premio nacional ha sido un granpaso.
C.P.: Yo creo que hace falta que entren más en los colegios. Igual que hay lecturas obligatorias de literatura, debería haber de cómic. Hay que destacar la labor de las bibliotecas, están creando secciones de cómic y esto es fundamental. La gente se queja de que son caros pero las bibliotecas están ahí para usarse y están haciendo un servicio estupendo. Por la parte institucional yo diría que entren en las aulas porque puede explicar una realidad y crear un debate. Este libro por ejemplo, sobre si se puede reinsertar a un tipo de delincuente o no. Se podría leer perfectamente en bachillerato y analizarse en filosofía.
K.: Cuando estudiaba en el instituto te hacían leer La Celestina o Trafalgar de Pérez Galdós. Y digo, por qué no te hacen leer El arte de volar o el nuestro. Ahora los chicos jóvenes tienen mucho acceso al manga igual que ven el Anime en televisión y me gustaría que pudieran acceder a otro tipo de cómic.
C.P.: Para entender lo que fue la posguerra estoy viendo ahora Contrapaso de Teresa Valero y funciona perfectamente.
K.: Yo detesto lo del cómic didáctico y que digan que está muy bien porque es un medio cojonudo para explicar cosas. El cómic no tiene por qué ser didáctico. Es diciendo que como tiene dibujitos es muy accesible. Se dice como si fuera una cosa simplona con dibujitos que los niños pueden entender y ya puedes contarles la física cuántico. Lo más ofensivo fue aquella campaña que decía 'Donde hoy hay un cómic, mañana habrá un libro'.
C.P.: Todo se puede hacer, pero funcionan con lenguajes muy diferentes. Aunque la gente pueda pensar que está muy cerca al cine o a la televisión, las herramientas narrativas son completamente distintas. Yo para nada escribo un cómic y una serie de la misma manera. En la tele lo importante es el tiempo y el coste. Aquí es el espacio. Son dinámicas distintas, en una tienes sonido y en el otro tienes que crearlo. Son problemas distintas a la hora de plantearte como escribir una cosa y otra. Yo no escribo para nada igual tele que historieta.
C.P.: No sé si es la más complicada pero sí la que más me gusta. Trabajo en tele desde hace 20 años y me encanta hacer series, más que películas incluso. Pero donde disfruto, también porque somos dos, es en la historieta. Es el medio más libre que hay. En la tele hay que contentar a muchas personas. La cadena, la plataforma... lógicamente invierten dinero y quieren sus productos de una manera determinada. Es algo lógico.