De la "empatía municipal" a la cultura en el Parlamento
Rafael Recio dejó atrás hace dos veranos una trayectoria de 15 años como alcalde de su localidad, Camas. Se embarcó en la aventura que le encomendó Juan Espadas y hoy es portavoz de Cultura por el PSOE en el Parlamento de Andalucía. Un salto a la 'arena' autonómica a la que llega, dice, tras un aprendizaje "en empatía", porque en lo local "los problemas tienen rostro, tienen mirada, yo nunca había tenido tanta capacidad de escucha activa hasta que fui alcalde". De ahí, a los muros del Parlamento, donde, reconoce, todo ese contacto personal con la ciudadanía puede "diluirse un poquito, pero los socialistas tenemos que salimos mucho a la calle". Historiador del Arte, experto en museología y gestor cultural, Recio toma habitualmente la palabra en las Cinco Llagas para interpelar al consejero de Turismo y Cultura, con quien es muy crítico al acusarle de haber dejado en segundo plano al sector cultural. Además, es secretario de organización del PSOE de Sevilla, si bien, en la misma línea que Javier Fernández, secretario general y presidente de la Diputación, rehúsa de utilizar palabras gruesas o alimentar la tensión política. "En la democracia no hay enemigos, hay adversarios".
Creo que está mostrando el verdadero rostro de las pretensiones de Moreno Bonilla. La pasada legislatura no fue una de grandes estridencias, pero ahora, con mayoría absoluta, se ve la hoja de ruta mercantilista y el deterioro de lo público. Los andaluces lo perciben en la sanidad, un retroceso respecto a lo que se había vivido en el desarrollo de nuestra autonomía años antes. La sanidad era lo mejor valorado. Hoy vemos una transferencia hacia la sanidad privada, pero también notamos el deterioro de la educación. Por primera vez, tenemos una Dirección General de la Educación Concertada en Andalucía. Lo están haciendo sin cortapisas, haciendo negocio de los servicios públicos, de su mercantilización. Lo vemos también en una formación profesional privada favorecida por la Junta, en las seis universidades privadas. Además, la cultura está hoy supeditada al turismo y al lobby de los grandes turoperadores, de las grandes cadenas hoteleras. El balance de estos dos años es que Moreno Bonilla ha mostrado su verdadero rostro, el de un señor de derechas con una ruta neoliberal. Eso hace aumentar la brecha de la desigualdad en Andalucía. Ahora, está muy preocupado por los desequilibrios territoriales de unas regiones a otras, pero dentro de Andalucía, ha roto con el trabajo de vertebración de más de 30 años que realizamos los socialistas, para que en todos los rincones los andaluces tuvieran las mismas oportunidades, llevando los servicios públicos al mundo rural. Juanma Moreno se ha centrado en el litoral y las grandes capitales, que concentran la mayor parte del PIB andaluz. Se ha quitado la careta de moderado.
"No es lo mismo el deterioro de la sanidad en un área metropolitana que en Sierra Morena"
Fue un compendio de factores. Principalmente, gracias a la estrategia de judicialización del PP para evitar que el PSOE siguiera gobernando. Ha sido una cacería política, como estamos viendo estas últimas semanas, que ha ido desgastando al Partido Socialista. También fue, evidentemente, fruto de nuestro desgaste tras tanto tiempo en el Gobierno, porque se hicieron cosas bien y cosas mal. Hicimos frente a una crisis económica global, la de 2008, en la que los recortes de Mariano Rajoy fueron sustanciales, evidentes, y afectaron a los servicios públicos. Eso nos jugó en contra, porque afectó a la calidad, excelencia y eficiencia de los años anteriores. Además, aprovechó la desintegración de Ciudadanos, con esa política supuestamente de centro, y ya se han quitado la careta, con una política similar a la de Ayuso, que genera desigualdad. Serán los andaluces los que tendrán que valorar si este modelo de desarrollo y gestión es el que quieren para Andalucía.
Evidentemente, pero si se profundiza un poco más, la piedra en el zapato puede ser el espacio rural. Su sanidad está abandonada. Y no es solo que favorezca el negocio privado en los servicios públicos, es que percibimos una incapacidad para gestionar, que quizás no lo perciban tanto los ciudadanos. Nunca ha tenido la Junta tanta capacidad presupuestaria, pero no se ejecuta el presupuesto a los niveles que debería, están produciéndose devoluciones a la Unión Europea por no ejecutar los fondos... Quienes tendrían que clamar ante esa falta de ejecución del presupuesto son los sindicatos y los empresarios, porque la mala gestión perjudica el desarrollo económico de nuestra tierra.
Lo primero que debe cambiar es la estrategia, dejar de generar agravios territoriales. No es lo mismo el deterioro de la sanidad en un área metropolitana como la de Sevilla frente a la que sufren en la Sierra Sur o en la Sierra Morena sevillana. El vecino con capacidad económica en el área metropolitana puede ir con su tarjeta de sanidad privada a una urgencia en un centro privado cercano. Pero eso no lo puede hacer un vecino de fuera del área metropolitana, de Pedrera, Badolatosa o La Roda de Andalucía, porque no optimiza su inversión. Ningún inversor monta un hospital privado ni un punto de urgencias allí. Por eso, se genera una desigualdad respecto a si vives en una zona y otra. Esa es una estrategia contraria a la planificación que realizamos desde los años 80 en el Partido Socialista. Hasta el pueblecito más pequeño tenía su consultorio médico y su colegio. Lo que exigimos es un cambio en esa estrategia, para que Andalucía crezca en igualdad de oportunidad, y todos a la misma velocidad. Más allá de eso, podríamos entrar en cómo se favorece a Málaga frente a Sevilla. El plan de inversiones educativas contempla 10 millones para adecuación de centros en Málaga capital, pero solo tres millones para Sevilla capital. Para el conjunto de la provincia de Málaga, 18 millones; para la provincia de Sevilla, incluyendo la capital, 10 millones. Lo que ocurre es que ahí no nos gusta entrar a los socialistas, porque no entramos en la confrontación territorial, como sí está haciendo el Partido Popular. Adonde voy es a la política de fijación de gente al territorio.
"La cultura de grandes eventos es cultura de la distracción"
Todo empezó en el verano de 2022 cuando, por primera vez, la cultura quedaba supeditada a otras áreas. Siempre ha estado ligada a otras materias, pero, por así decirlo, la primera era siempre cultura. Pero el problema es que se ha supeditado a la estrategia turística. Siempre se lo dije, desde mis primeros debates con Arturo Bernal, que la cultura es una pieza clave de nuestra tierra, porque pone en valor la capacidad creativa del pueblo andaluz, y eso debe tener su estrategia propia. Su política mercantilista y neoliberal ha desestabilizado el ecosistema cultural, porque lo que quiere es que sea un escaparate del turismo. Las evidencias, los dos millones de euros destinados a un festival de Paco de Lucía en Nueva York por cuatro días, y 105.000 euros en subvenciones a la industria creativa del flamenco. Dos millones frente a 105.000 euros. No tiene sentido. Una presentación de una iniciativa privada de Antonio Banderas que cuesta dos millones, y que se destine menos dinero a la Red de Teatros Públicos de Andalucía. Recientemente, la compañía de Teatro Clásico de Sevilla ha sido galardonada con los premios Max. El sector de las artes escénicas tiene reconocimientos notables, pero se destina menos presupuesto, frente a las cuantías desorbitadas de patrocinios y grandes eventos, que es lo que practica el señor Arturo Bernal.
Yo lo denomino cultura de la distracción, cultura del ocio, del entretenimiento. Pero la cultura es algo más, es el vínculo emocional de una comunidad y nuestra estrategia debe ser salvaguardar, proteger y auspiciar esos vínculos emocionales de la comunidad actual, del siglo XXI. No se impulsa. ¿Cuáles son los vínculos emocionales actuales? No hay comunidad sin cultura. El flamenco no nació para la élite ni para ser un bien de consumo, sino como vínculo emocional de una comunidad. Hay que conocer el vínculo emocional de los jóvenes, qué cultura sale de ellos, e impulsarlo. Pero la estrategia hoy, desgraciadamente, es la cultura de la distracción.
"Han dejado en un cajón el plan estratégico elaborado en 2018 para el flamenco"
Ha entrado en subasta con la derecha la capitalidad del flamenco, mientras Juanma Moreno, el consejero y el director del Instituto Andaluz del Flamenco guardan silencio. ¿Cuáles son los vínculos emocionales pasados de la Comunidad de Madrid? Esa relación está en Andalucía, y pensar que la capital del flamenco es Madrid es un disparate. Esta ley ha sido un quejío porque no ha impulsado nada. Los socialistas llevamos a cabo políticas efectivas y la ley no tiene nada de disruptivo salvo poner en orden lo mucho y bueno que hicimos antes. La ley del flamenco no ha supuesto ningún cambio, y quizás incluso ha perjudicado. Está muy bien poner en valor la figura de Paco de Lucía en Nueva York, pero dedicar 105.000 euros a la industria, no. Ya no hay convocatorias para los ayuntamientos, ahora son convenios bilaterales, que en muchos casos beneficia a los municipios donde gobierna el PP. Y como todo lo que hace el PP, genera agravios territoriales. Han dejado en un cajón el plan estratégico elaborado en 2018. Una disposición adicional de esa ley contempla aprobar un plan que se ha demorado. Si queremos ser consecuentes, hay que recordar que este Parlamento consiguió que se declarara Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2012, por ese trabajo de generar tejido y una estructura institucional en favor del flamenco por parte del Gobierno socialista.
El artista nota las carencias, como que no haya un plan de internacionalización del flamenco. No se apoya a la industria. La política de grandes eventos recorta presupuestariamente las subvenciones. No hay concursos públicos, sino convenios con empresas, como pasó con Lorca y Granada. Ahora se sacan contratos millonarios a dedo, como apuntasteis en su día en lavozdelsur.es. Esa es la realidad, una lluvia de millones para unos pocos. La política de grandes eventos viene acompañada de grandes empresas, que perjudica a las pequeñas y medianas del sector. No cuestiono esos contratos a nivel legal, pero sí su honestidad con la cultura en Andalucía.
Cuando estalla el escándalo de los ERE, yo era alcalde de Camas. Fue algo bastante desmoralizador, duro para los socialistas, porque te duele fallar en la confianza a quienes te habían votado. Eso afecta, ha sido un palo muy gordo, que te deja evidentemente noqueado cuando no tienes toda la información. Pero a medida que se conoce lo que había detrás, una estrategia del Partido Popular para romper con la dinámica de confianza que depositaba el pueblo andaluz a los socialistas durante décadas... Levantas la cabeza y defiendes la gestión. Porque no hubo tal maniobra orquestada por la cúpula socialista, por presidentes honorables, que no han robado absolutamente nada. Hubo cuestiones puntuales en ciertos procedimientos, claro que lo hubo. Pero no es verdad que robaran los grandes dirigentes como Manolo Chaves y Pepe Griñán. Querían una Andalucía igualitaria, referente en eficiencia y en servicios públicos, que no estuviera en el vagón de cola, como había sido a lo largo de la historia. El Constitucional es la última frontera a la que podemos acudir para defender nuestros derechos, y ha anulado los procesos desde la Instrucción, a la Audiencia Provincial de Sevilla y el Supremo, por un defecto de forma, por así decirlo. Un defecto que usó el PP para que los andaluces dejaran de confiar en el PSOE. El PSOE es el partido que más se parece a Andalucía, que consiguió entender las necesidades del pueblo andaluz. El PP hizo creer a los andaluces que los dirigentes del PSOE robaban. Y eso ha sido doloroso, pero se descubre años después que fue una estrategia judicial y política para engañar a los socialistas. Pues los socialistas defendemos con orgullo a nuestros presidentes y nuestros dirigentes, para defender lo que queríamos para Andalucía, que dista mucho de parecerse a la Andalucía que desarrolla Juanma Moreno.
No tengo capacidad de enjuiciar eso, pero lo que pone de manifiesto el Tribunal Constitucional es que en la Justicia, en sus distintos escalafones, vulneró los derechos fundamentales y el principio de legalidad penal.
Con absoluta convicción y firmeza, Juan Espadas es la persona, con su perseverancia y compromiso. Una persona que conoce mejor la administración andaluza que muchos responsables de la Junta. Desde esa perseverancia y esas convicciones, desde ese entender Andalucía como lo hemos hecho siempre, vamos a acompañar a Juan Espadas para que sea presidente de la Junta en 2026. En estos dos años, pondremos de manifiesto los agravios territoriales que genera la Junta dentro de la propia Andalucía, donde unos tienen más ventajas que otros. Vamos a hacer lo posible por recuperar la confianza de los andaluces, y sobre todo, con la tranquilidad que nos dan las sentencias del Tribunal Constitucional, porque nunca fallamos a la confianza de los andaluces. Hemos tenido errores, pero no cabe duda de que Griñán y Chaves han sido presidentes muy honestos.
El PSOE tiene que seguir trabajando por recuperar la confianza de los andaluces, un proyecto de calidad y eficiencia de lo público, de un crecimiento igualitario en Andalucía, para que no haya territorios de primera y de segunda. Tenemos por delante dos grandes retos como civilización: el cambio climático y la disrupción tecnológica. El socialismo siempre está vigente para impedir que se abra la brecha de la desigualdad. La confianza se gana poniendo el foco en esas amenazas tan sensibles, para que nadie se quede atrás con políticas públicas.
"Los socialistas tenemos que salir a la calle para que el pueblo andaluz confíe en el partido que dio todo por Andalucía"
Pedro Sánchez gestiona una situación muy difícil para España, pero desde el convencimiento del encuentro, la convivencia, de sacar beneficios mutuos, lo que es lo más inteligente para convivir. El PP no tiene escrúpulos en confrontar territorios. El PSOE es más prudente y lo que defiende es la solidaridad y la igualdad. En esta sociedad tan polarizada, con relatos que no se ajustan a la verdad, es difícil entender esos principios. El discurso político marcado por la ultra derecha, la derecha y todos los medios que acompañan lo hacen todo más complejo. En la confrontación prevalece la incapacidad para convivir. Pero Pedro Sánchez es un socialista referente de la socialdemocracia en el mundo, y sigue empeñado en mejorar la convivencia frente a las mentiras de los relatos manipulados o malinterpretados. El PP andaluz trae esos relatos al Parlamento.
No soy jurista, soy licenciado en Geografía e Historia, y no me gusta enjuiciar, porque cuando somos propenso a hacerlo, nos equivocamos mucho y genera tensión. Lo que sucede genera tantos artículos de opinión, tantas reflexiones, o el mero hecho de que me preguntes, es porque hay cosas que no son normales. Lo que está sucediendo, creo, no es normal, algo no se está haciendo bien. Podemos encontrar los mismos patrones que ha desarrollado antes el PP. En democracia no hay enemigos, hay adversarios. Querer meter en la cárcel a un adversario, tratar de hacer uso de la Justicia para alcanzar lo que no consigue en las urnas, es un error. Para un demócrata, hay que triunfar frente al adversario desde el parlamentarismo, desde las políticas, desde la gestión. Hay mucho ruido mediático, en este caso hay algo que no es normal.
Echo de menos la política municipal, porque es la de los 365 días al año, donde un problema tiene rostro, tiene cara, tiene mirada. Para mí, lo más importante que he aprendido en mi devenir existencial, más que cualquier formación universitaria o un máster, es el aprendizaje como alcalde durante 15 años desde un punto de vista humanista. Yo no era tan empático cuando llegué. No tenía la capacidad de escucha activa que tengo. Hay que tener mucha empatía y escucha activa desde dentro de los muros de este Parlamento, porque se puede diluir un poquito. Los socialistas tenemos que salir a la calle para que el pueblo andaluz confíe en el partido que dio todo por Andalucía, que hizo crecer Andalucía como ninguna organización política lo ha hecho.