Hombres en Cambio
El martes y el miércoles en la Casa de la provincia de Sevilla se llevarán a cabo unas jornadas bajo el título de Para el desarrollo de la conciliación real: corresponsabilidad, cultura de los cuidados y paternidades desde la igualdad. Al frente de ellas se encuentra 'Hombres en Cambio', un proyecto que vio la luz durante la pandemia y que desde entonces ha realizado numerosas charlas y talleres con el objetivo de que sean los propios hombres los que se deconstruyan. Uno de sus promotores es Pablo Quirós (Jerez, 1979), un pedagogo y formador en masculinidades e igualdad que lleva ya más de 15 años diseñando e implementando talleres y procesos formativos de esta índole. Quirós atiende a lavozdelsur.es antes de comenzar estas jornadas.
Fue justo en pandemia. El confinamiento puso en relieve y en evidencia una oportunidad de cambio de los hombres hacia los cuidados porque estaban más tiempo en casa. Al final esa oportunidad pocos hombres la cogieron. Aprovechando ese momento decidimos abrir un espacio virtual para tratar estos temas de masculinidades, igualdad, de cómo los hombres ejercemos nuestras paternidades y de si realmente nos estamos cuestionando algo de lo que es ser hombre.
Fue perdida porque muchos aprovecharon para mantener sus relaciones de violencia y no cuidados. Se acomodaron aún más y no aprovecharon el espacio que tenían para implicarse más en los cuidados. La mayoría no se atrevió y no quiso implicarse ahí cuando conocieron que los cuidados son infinitos, que no tienes tiempo para ti, que te pueden molestar los niños, que estás agotadísimo y que no tienes ganas de nada.
Pues, efectivamente, eso pasa. Pero sigue siendo una oportunidad porque al final son tareas del hogar que alguien tiene que hacer. Es una oportunidad para poder organizar tu vida. No sólo es la conciliación de tu vida laboral y familiar, sino también de tu vida personal.
Todo movimiento por la libertad, por la justicia y por la igualdad hace cuestionar el modelo dominante de valores asociados a privilegios. Hay un lobby y hay mucho poder en manos de los hombres. Las mujeres se están empoderando y el feminismo está empujando hasta un punto en el que las mujeres ya no soportan a un tío que no ayuda en casa. Ya hay más separaciones por eso que por infidelidades. Eso mueve reacciones al igual que ha ocurrido con el caso Rubiales. Salen los defensores de los hombres diciendo que esto no es así o que les quieren quitar el poder. Hay movimientos reaccionarios.
Yo creo que ha reflejado que todos somos un poco Rubiales todavía. Ese machismo que tenemos ahí que no vemos por un lado y que por otro lo usamos de forma manipulativa para hacer ver que las mujeres han provocado los conflictos. Es un mecanismo para que el machismo se mantenga.
A partir de ahí también se han denunciado estas situaciones en otros ámbitos y está poniendo en evidencia cuestionar el machismo. Los hombres no tenemos derecho a hacer esas cosas. El 'se acabó' está siendo muy importante, no es el camino hacia la igualdad.
"El confinamiento puso en relieve y en evidencia una oportunidad de cambio de los hombres hacia los cuidados porque estaban más tiempo en casa"
Los hombres tienen que ocupar su sitio y ese no es más ni menos que ser en las relaciones el 50%. Esa mitad es todo lo que conlleva tareas, responsabilidades y también tus derechos o poder disfrutar de tu vida, de tu tiempo y de tu trabajo. Pero ahora mismo no está equilibrado. La relación no se basan ahora en el equiamor sino en una relación de desequilibrio y dominancia.
Los hombres tenemos el reto de encontrar nuestro sitio respetando y comprendiendo todo lo que llevan sufriendo las mujeres todos estos siglos desde un punto de vista de responsabilidad. No se trata de decir que no eres ese tipo de hombre, sino de explicar cuál eres. Estamos visibilizando y poniendo en valor que hay hombres que están en cambio y que quieren relaciones de igualdad.
Al machismo y al patriarcado le interesa que esto se vea como una competición, pero no es desde ahí, al contrario. Si investigas la aplicación ves el número de tareas que hay. Puedes ver las infinitas tareas del hogar y el tiempo que te queda para ti. Está genial porque visibiliza una serie de tareas básicas e importantes que estructuran un sistema familiar y de convivencia.
Desde ahí también puedes llegar una organización lo más equilibrada posible, negociada y acordada para que cada uno aporte, que los hijos e hijas puedan sumar. Se trata de hacer ver que formas parte de esto y queremos ver que aportas ese granito. Ya no sólo es traer el dinero a casa y desentenderse. Hay cosas que no están remuneradas y que siempre han recaído en las mujeres como algo normal. La aplicación visibiliza y ayuda a organizarse mejor.
En los talleres sobre masculinidades encontramos resistencias, que son normales. Suele haberlas porque hablamos de un modelo muy fuerte que supone cuestionar también esto. Cuestionarlo delante de otros hombres no es fácil y cada vez hay más que se rebelan contra esto. Cada vez hay más hombres que apuestan por la igualdad y lo llevan a la práctica.
Peor de lo que nos gustaría estar pero mejor de lo que hemos estado. Hay brotes verdes. Queda mucho, pero empezamos a tener esa conciencia de género. En los hombres empieza a calar también lo empezamos a ver en los medios y en la propia publicidad que incorpora a los hombres en los cuidados. Hay otro modelo de hombre que ya, incluso, aparece en películas y series.
Hay que creerse que esto de la igualdad no es quedarse fuera del sistema ni perder más de lo que hemos perdido. Los datos están ahí, tenemos menos esperanza de vida, somos los que más matamos a otros hombres y a otras mujeres, los que más estamos en cárceles, los que tenemos más accidentes de tráfico, los que peor salud tenemos y los que peores condiciones de vida generamos a quienes nos rodean.
Peor no se puede estar. Se ve en salud mental y suicidios, que tiene rostro de hombre. Es buena oportunidad para retomar y coger las riendas de tu vida. La igualdad te lleva a mejorar tu calidad de vida y a poder estar feliz.
Cada vez hay más hombres a los que la paternidad les lleva a poder conectar con otra dimensión de su vida porque hay una apertura y a la vez una renuncia. Aprovechan la paternidad para quitarse hábitos, costumbres o formas de relacionarse que no les venían bien.
Las mujeres se han empoderado más y quieren otro modelo y los hombres están viendo que eso les genera más calidad de vida y comienzan a asumir una responsabilidad con un tercero que es tu hijo. Ahí sí hay un cambio y un punto de responsabilidad que cada vez asumen más hombres. Queda muchísimo porque sigue sin haber mucha participación en el espacio formativo para papás y poco tiempo para estar con los hijos. Pero hay más interés y ganas de estar presente.
"Hemos vivido un modelo de mucho abandono paterno"
Porque hemos vivido un modelo de mucho abandono paterno. De ver a papá poco y cuando estaba en casa o era desde la autoridad o era desde la pasividad. Ese modelo lo hemos vivido mucho y ahora lo cuestionamos porque vemos que nos ha faltado algo, nos han faltado esos afectos. Ahora sabemos que podemos aprender, es un aprendizaje de género.
Mirarse el género y la masculinidad conlleva también mirar el poder y ver cuánto tenemos por el hecho de ser hombre y no por nuestras capacidades. Ponernos en otro lugar es estar en un sitio nuevo y desconocido que da miedo. Eso genera un cuestionamiento que llega desde otros hombres e, incluso, desde otras mujeres.
Hay un trabajo interesante de no retorno. Pero hay que caminar por fango en la parte de verse las heridas del aprendizaje de ser hombre. Las heridas de guerra de ir anunciando lo importante que somos nos ha hecho un daño que no queríamos sufrir. No querer tener eso por no haberlo elegido. Ahora hay hombres que pueden elegir y tienen derecho de elegir otra manera de ser hombres y otra manera de expresar su masculinidad.
La conciliación es complicada. Influyen muchos factores. Tiene que haber un trabajo de los hombres y es un reto poder cambiar y empezar a ver qué queremos de proyecto de vida. Si queremos seguir trabajando tantas horas, si queremos no ver a los hijos, si queremos tiempo para la pareja, si queremos no tener tiempo para cuidarse uno mismo... es lo que nos tenemos que preguntar.
También hay que negociar. Eso lleva mucho trabajo de comunicar, de negociar con la otra persona y de cómo se va a hacer algo en un tiempo de mucho cambio y estabilidad. Pero se puede ir generando y creando una estructura donde haya tiempo para cada uno, para la pareja y para los hijos. El reto es potente y queda mucho en lo referente a las ayudas laborales o de las administraciones que podamos tener. Hay muy poco tiempo de permiso en comparación a otros países de la UE para que los hombres pasen a los cuidados. La cosa se está moviendo porque se está viendo que la salud de las mujeres empeora cuando convive con su pareja.
Esto quizás, más que en el sistema educativo, donde tenemos experiencia en América Latina por el número de embarazos prematuros que hay, es el sistema de salud por donde se debería afianzar porque es la vía de entrada a empezar a trabajar en el tema cuando hay embarazos. Hay propuestas de que los hombres se incorporen a la preparación al parto, lo que pasa es que no van. Hay que trabajar para que los hombres formen parte de ese proceso de cuidados y estén presente desde ya porque es cuando se genera un vínculo con la criatura y con la pareja. Eso afianza y da confianza para que el proyecto de vida se pueda ir manteniendo.
Aquí hay dos cosas. Por un lado la irrupción de la extrema derecha y el discurso homófobo, misógino y de negación de la violencia de género ha hecho mella en mucha gente joven. Eso hace que a los jóvenes en proceso de configurar su identidad el mensaje que les llegue es que esto va en su contra y que las feministas quieren eliminar a los hombres. Es el mismo discurso que las mujeres han vivido, pero es que lo han vivido. Los hombres lo saben y piensan que como les hemos hecho durante todos estos siglos, ahora ellas van a querer hacer lo mismo.
Ellas quieren igualdad y un respeto mutuo a las diversidades. Los docentes también se tienen que formar en igualdad y comenzar a cuestionar los modelos de ser hombre, que incluye ejercer su docencia. La chavalería necesita ampliar la mirada y tener límites para que se abran las perspectivas de las diversidades. Hay chicos que están en cuestionamiento por dentro y no se atreven a verbalizarlo porque hay mucha presión de grupo. Cualquier paso hacia una diversidad puede verse como una amenaza al sistema "normal" y dominante.
"Nunca es tarde para negarse ni para revisarse si hay intención de ver, respetar y reflexionar si estoy siendo machista o no"
Nunca es tarde para negarse ni para revisarse si hay intención de ver, respetar y reflexionar si estoy siendo machista o no. Hay que ver con humildad que venimos de un aprendizaje machista. La clave es querer posicionarse ahí desde el punto de vista de la igualdad. Eso no tiene edad. Los abuelos, por la parte de criar ahora, lo viven como una segunda oportunidad por no haber tenido tiempo de educar a sus hijos. Ven que hay otras maneras de poder haberlo hecho.
También muestra que hay otras maneras de poner límites. El abuelismo ha pasado de uno ser padre y no poder criar a tener que criar a los nietos. Tienen una posición complicada de asumir responsabilidades que no les toca. Se trata de transmitir a sus hijos que hay otras maneras de educar y que tienen que estar presentes.