Hay vecinos de Chiclana que nunca han estado en esta zona. Durante mucho tiempo, fue un barrio marginal, pobre, señalado por la prostitución y la droga. Nadie imaginaba que bajo tierra había vestigios del pasado que cambiarían la historia de este municipio de Cádiz. El descubrimiento ha permitido hilvanar el origen de la ciudad. No cabe duda de su importancia, esa que Paloma Bueno Serrano lleva defendiendo a capa y espada durante 17 años. La arqueóloga gaditana, de 54 años, pisa el Espacio Arqueológico Nueva Gadeira-Centro de Interpretación del Yacimiento del Cerro del Castillo. Un espacio inaugurado el 10 de noviembre del pasado año que nace para poner en valor el hallazgo que salió a la luz en 2006 en el Barrio Nuevo.
A Paloma le cambió la vida aquel año. Quién le iba a decir que el Cerro del Castillo iba a dar para tanto. Esta doctora en Arqueología, que ha trabajado como autónoma desde que acabó la carrera, se encontraba en una excavación que se estaba realizando en la zona. La delegación de Cultura en Cádiz de la Junta de Andalucía había mandado hacer un control arqueológico de movimiento de tierra para controlar los límites del cementerio de época moderna de Chiclana.
“Los vecinos decían que cuando llovía salían restos humanos por las calles”, recuerda la gaditana echando la vista atrás. Se planteaba una construcción de viviendas y decidieron contratar a una arqueóloga que delimitase dónde estaba exactamente el camposanto. “Empezamos a hacer sondeos en los 4.000 metros cuadrados donde se iban a hacer las casas y empezó a salir de todo”, cuenta a lavozdelsur.es. A partir de ahí, la intervención dio un vuelco. Avisó a la delegación de que en el perímetro había desde construcciones a enterramientos de todas las épocas y comenzaron a excavar el solar entero.
“No nos lo esperábamos, salió tantísimo material que lo que iba a ser un día, se convirtió en un año de trabajo”, dice sobre los restos hallados. Un suelo de cristal la separa de esos muros, trozos de ánforas y de cerámica que hoy se pueden contemplar. Con el equipo, Paloma excavó en todo el área, bajo el CEIP El Castillo y bajo viviendas de las calles Ánimas, Convento o Francisco Ignacio. “Por todos lados salían restos. Poco a poco hemos ido haciendo este puzzle y conociendo la historia”, comenta.
Con paciencia, exploraron este yacimiento arqueológico ubicado justo en la desembocadura del río y en primera línea de la costa. El mar llegaba hasta este lugar donde se ha descubierto que Chiclana también es fenicia, romana y medieval. “El origen de la ciudad está en el Cerro del Castillo, a partir de aquí, se extiende hacia la Plaza Mayor”, dice Paloma transmitiendo la relevancia de este hallazgo que, en estos años, le ha costado poner en valor ante las autoridades. Incluso se habló de hacer un aparcamiento.
“Hasta 2006, no se sabía que Chiclana era trimilenaria. Se pensaba que nace cuando se le entrega a Guzmán El Bueno, pero es mucho más antigua”, explica. Hasta entonces, los textos clásicos revelaban que Cádiz era un archipiélago y que los fenicios llegaron a las islas Gadeira, que englobaba a Cádiz, San Fernando y Doña Blanca. “Descubrir estos restos ha dado pie a una nueva manera de interpretar esas fundaciones que había en la zona. Se distinguen fenicios que vinieron de Oriente, fenicios occidentales o época púnica, época almohade y época medieval”, enumera.
Son los restos los que hablan de la presencia de estas civilizaciones en Chiclana. Ánforas, silos medievales, contenedores de cereales de época almohade, molinos de basalto que permitían producir más harina de una manera más cómoda —antes se hacía sentados en el suelo—, o recipientes fenicios con un símbolo estelar que algunos dicen que podría ser alusivo a la diosa Tanit, la más importante de la mitología cartaginesa.
Numerosos ejemplos enterrados sobre muros y suelos interpuestos a lo largo de la historia que sorprendieron a los presentes a principios del siglo XXI. “Lo que más llamó la atención fue la muralla de cajones, de tipo oriental. Fue un hallazgo espectacular porque si buscamos paralelos nada más que podemos buscarlos en Oriente, en la zona de Sirio Palestina. Interpretamos que fueron los fenicios los que trajeron esa forma de construir aquí, creemos que es del 775 a. C.”, detalla Paloma mientras recorre la sala del centro de interpretación.
También se divisan restos de una fortaleza y de casas fenicias del siglo VI que han conservado recipientes completos, hornos de pan y fogones para cocer alimentos. Paloma destaca las investigaciones que apuntan a que la misma zona podría haber albergado un edificio monumental. “Pensamos que podría ser un palacio o un santuario. Hemos encontrado una figurita humana de la que solo se ha conservado el rostro, que podría ser una divinidad”, señala.
En la larga listas de restos, también menciona un sillar, un trozo de recipiente con letras fenicias y una factoría de salazones del siglo IV a.C. que se encuentra en la calle Ánima, frente al centro, lo último que salió. Desde allí se observa que hay líneas marcadas de adoquines que señalan la ubicación exacta de esta estructura relacionada con el procesado de productos del mar. “Han salido peces, conchas y ánforas llenas de almejas, pero, de momento, se ha tapado, vamos poco a poco porque todo supone bastante dinero”, explica.
Generaciones de vecinos llevan años caminando por este lugar que escondía un poblado prehistórico del Bronce final, una fortificación fenicia, una ciudad púnica, una villa romana, el castillo de Alonso Pérez de Guzmán El Bueno, un cementerio en época moderna y ya en el siglo XX, una bodega datada de 1920. Justo en este inmueble es donde se ha instalado el nuevo centro de interpretación, un proyecto que comenzó en 2020 y que ha supuesto una inversión de 582.469,76 euros, cofinanciado con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), a través del programa operativo Feder Andalucía 2014-2020 dentro de la Inversión Territorial Integrada, a través de la Junta de Andalucía, y el propio Ayuntamiento de Chiclana.
“Aquí tenían los depósitos de vino”, recrea la arqueóloga. Los trabajadores de la bodega El Castillo no tenían ni idea de lo que se encontraba debajo de ellos. Al cabo de los años, la actividad cesó, llegó a ser un garaje y, posteriormente, el inmueble pasó a ser de propiedad municipal, pero se quedó como local para guardar urnas de votación.
Ahora, es un espacio que permite conocer el pasado de Chiclana de una forma moderna y original. La lucha de Paloma dio sus frutos. 17 años no han sido en vano. Tiempo en el que creó una asociación cultural para ponerlo en valor y poder conseguir esos fondos. “Siempre digo que en 2006 me tocó la lotería porque esto es el sueño de cualquier arqueólogo, y más, descubrir algo que no se había descubierto, algo nuevo”, dice con una sonrisa.
Desde 2006, ha estado trabajando en las excavaciones y realizó su tesis doctoral sobre el yacimiento arqueológico. El Cerro del Castillo le ha dado comederos de cabeza pero también alegrías. “Se ha convertido en el proyecto de mi vida, voy a congresos internacionales y seguimos investigando”, añade desde un lugar del que ahora se habla en la historia chiclanera y que busca su protagonismo.
En la actualidad, el entorno se encuentra en obras para desarrollar una pasarela que conecta con una torre mirador ya visible en un solar con jardín. La estructura que ligará la zona más alta de la ciudad con el nivel del río rinde homenaje a la torre de Guzmán El Bueno. “Después de la Guerra de la Independencia, la cimentación de esa torre se desmontó y a día de hoy no se sabe dónde estuvo, pero más o menos será por esa zona, lo sabemos por un cuadro de 1807. Ese es otro de los misterios”, señala Paloma.
Todavía queda mucho por hacer. “Esto es solo una parte, el yacimiento ocupa tres hectáreas aproximadamente”, dice la gaditana, que también destaca que en los 70 se perdió parte del yacimiento por la presencia de una cantera.
Desde una sala envolvente con proyecciones sobre la historia, Paloma comparte que las investigaciones continúan. Acaba de hacer un viaje en el tiempo que revela que a lo largo de los siglos muchos grupos humanos han dejado su huella en el sitio menos esperado.
Visitas al centro de interpretación
El centro de interpretación Nueva Gadeira puede visitarse en horario de invierno (de 16 de septiembre a 14 de junio) de martes a viernes de 10.00 a 14.00 horas y de 18.00 a 20.00 horas y sábados y domingos de 10.00 a 14.00 horas; mientras que en verano (de 15 de junio a 15 de septiembre) el horario es de martes a domingo de 10.00 a 14.00 horas, aunque los martes y jueves también abre de 18.30 a 21.30 horas. Asimismo, pueden concertarse visitas guiadas para grupos llamando al teléfono 672 336 800 o bien a través del correo electrónico contacto@nuevagadeira.es.
Desde su apertura el pasado 10 de noviembre, ha tenido una gran acogida. En sus dos meses de vida, ha recibido a un total de 2.274 personas que han podido conocer el hallazgo tan importante que tuvo lugar en 2006. En este sentido, hay que destacar que 1.574 visitantes son de nuestra ciudad, 446 de otros municipios de la provincia de Cádiz, 129 del resto de provincias andaluzas, 86 de otras regiones de España, mientras que 39 son procedentes de otros países.
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