En una esquina de la Plaza Santa Teresa de Jesús, un perro dormita a pleno sol. Pasan varios vecinos y vecinas con sus quehaceres cotidianos: yendo y viniendo con bolsas de la compra, mayoritariamente. Conocida popularmente como 'Mopu', en recuerdo de aquellas siglas del Ministerio de Obras Públicas —que fue quien levantó estas casas de régimen social— la barriada de la Constitución, en el distrito sur de Jerez, es una de las zonas con mayor tasa de paro de la ciudad, en torno al 60%. Por si esto fuera poco, quienes allí viven tienen que lidiar continuamente con el estigma que acarrean varios sucesos acontecidos en los últimos años, como desahucios, incendios e incluso disparos.
Ahora, vuelven a ser noticia porque llevan años sin ascensor, en unos bloques que tienen ocho pisos y donde "alrededor del 80% son personas mayores", apunta María José, hija de un matrimonio que vive en el bloque 10, en la plaza Santa Teresa de Jesús.
Si bien inicialmente ha sido ese mismo bloque 10 el que ha saltado a la palestra ahora, de conversaciones con los vecinos se desprende que ni mucho menos es solo este edificio el que sufre esta avería, ni son solo los ascensores lo que funciona mal (o no funciona) en el Mopu. En el bloque 8, donde se incendiaron los contadores, provocando el parón del ascensor, llevan ya dos meses en la misma situación. "La Junta no aparece por aquí ni por asomo", expresa el presidente de la comunidad. Consultada por lavozdelsur.es, el Gobierno de la Junta en Cádiz no ha querido hacer declaraciones al respecto.
La mayoría salen solo una vez al día. Guadalupe, por ejemplo, tiene bronquitis asmática y tarda más de diez minutos cada día en subir o bajar de su tercer piso. "Si yo viviera más arriba del quinto, no salía", afirma.
Esto se suma a muchos problemas que forman parte del día a día de los vecinos del Mopu: continuos cortes de luz, especialmente por las noches, desconchones en las paredes, pintadas, telefonillos rotos... Unas reparaciones que los propios vecinos están dispuestos a pagar, pero que "son tan costosos que no nos daría la vida para pagar tanto", señala Soledad, una de las vecinas afectadas.
Ya han escrito en dos ocasiones al Defensor del Pueblo, y, según María José, lo van a hacer una tercera vez. Ante los habituales rumores de que los vecinos no pagan y que por eso la Junta no soluciona los desperfectos, señala: "Muchos dejaron de pagar la comunidad en protesta. El arreglo del ascensor que no funciona debería llevarlo a cabo la Junta, que es la propietaria". Algunos vecinos sí hablan de impagos por parte de algunas personas, y de que la falta de mantenimiento del edificio en parte es debido a comportamientos incívicos por parte de varios inquilinos. El estado en que se encuentran algunas de las dependencias comunes así lo atestigua.
En este sentido, lavozdelsur.es ha intentado recabar el punto de vista de la Junta de Andalucía sobre esta cuestión, pero sin éxito hasta el momento.
"Atrapados" en sus casas en espera de un ascensor que nunca llega
'Mopu' responde a las siglas del antiguo Ministerio de Obras Públicas, responsable de la construcción de estos bloques sociales que albergan unas 500 viviendas y que son propiedad de la Junta de Andalucía. El alquiler mensual ronda entre los 20 y los 50 ó 60 euros, según apuntan los vecinos, dependiendo del tipo de vivienda, el número de habitaciones o las circunstancias de sus habitantes. Rafael lleva unos 30 años viviendo en una de ellas, en un tercer piso. A lo largo de la conversación, un chico joven le sube la compra y él le paga con unas monedas. "Así tenemos que estar", apunta. "Ya se han ido de aquí tres o cuatro personas por los problemas con el ascensor. Hay quien vive en un octavo y tiene una minusvalía. Esto ya es para llorar", declara.
En unos bloques donde la mayor parte de los inquilinos son personas mayores y que llevan en ellos, en muchas ocasiones, más de tres décadas, la falta de ascensores se torna una verdadera amenaza para quienes allí residen. Soledad tiene fibromialgia y vive en un séptimo; solo sale una vez al día para ir a cuidar de su madre, que ronda los 70 años, y para hacer las compras. "Aquí vivía una mujer en el cuarto piso que iba a diálisis; tenía que sentarse en las escaleras y bajar escalón a escalón", denuncia. Lola, por su parte, cuenta que no va al médico porque "me van a escayolar la pierna y no puedo quedarme tres meses encerrada". No puede permitirse quedar atrapada en su vivienda ante la falta de ascensor.
Además, varias vecinas también mencionan el miedo, sobre todo desde que, hace algunas semanas, resonaran disparos frente a los bloques de madrugada, cuyas señales aún permanecen en el portal.
Coinciden varias vecinas en señalar que esto antes no era así ni por asomo, "hasta hace siete u ocho años más o menos" que empeoró la situación. Los enganches ilegales para cultivos de marihuana o las ocupaciones se mencionan como preocupaciones principales. Sin embargo, sobre los "okupas" se escuchan opiniones diversas. "A nosotros los okupas no nos molestan para nada, son personas que se han criado aquí", apunta Soledad.
Varias personas coinciden, eso sí, en señalar a la Junta de Andalucía: "Pagamos, pagamos y pagamos, y nada. La Junta me cobra todos los meses y no vemos solución", apunta Rafael. Además de personas mayores, sobre todo viven "muchas personas enfermas": "A un vecino de este bloque le tuvieron que hacer una intervención en el corazón y al volver le subieron con la silla de ruedas por la escalera, que daba pena", relata. A su lado, Soledad y su hija asienten con la cabeza. "No nos dan ninguna solución", afirma. Además, está el estigma. "Mis hijas tienen vergüenza de decir que viven en el Mopu", relata.
En este sentido, en el vecino bloque 8, una mujer de 96 años vive "empotrada" en la cama, en palabras de su hijo. La persona que acudía a atenderla dejó de hacerlo; según la familia, por la imagen negativa asociada a este barrio.
Es el día a día de una barriada que se siente "muy abandonada" por las Administraciones públicas, en palabras de los propios vecinos, y que ya no sabe qué hacer al respecto.