“Yo no elegí ser trans, y no quiero morir por serlo”, dice Guillermo, casi al final de la entrevista, en la que ha ido desgranando la encrucijada en la que se encuentra este hombre trans. En resumidas cuentas, debe someterse a una operación para evitar que los miomas uterinos que tiene deriven en un cáncer de endometrio, pero no consigue que lo intervengan en la sanidad privada, ni tampoco le autorizan el cambio a la sanidad pública.
Guillermo es funcionario y éste no es su nombre real, pero prefiere ocultarlo para evitar especulaciones o que lo señalen por la calle. “A todo el mundo la identidad se le da en el nacimiento y yo tengo que buscarla. Espero conseguirlo”, agrega, tras relatar el calvario que viene padeciendo desde hace unos años.
En 2017, pasada la treintena, Guillermo realizó la transición de mujer a hombre. Entonces se sometió a una mastectomía bilateral, es decir, una cirugía de extirpación de ambos pechos. “Lo tuve que hacer por la sanidad privada”, cuenta, “porque la Seguridad Social no me daba una cobertura tan rápida”. Y a su edad, el tiempo corría en su contra.
Como es funcionario, pertenece a Muface (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado), que le realizó controles exhaustivos, cada trimestre, durante el proceso de hormonación en su transición a hombre. En cada revisión, los niveles de estradiol iban aumentando. De 29 a 33, luego a 56 y, en enero de 2021, marcó su pico más alto con 73, cuando debe estar por debajo de 39. Cuanto más alto es este valor, más posibilidades tiene de sufrir cáncer de endometrio.
“El útero se está calcificando, lo que puede derivar en un mal funcionamiento del aparato reproductor femenino y provocar miomas que deriven en un cáncer”, explica Guillermo, que acudió a la endocrina que le supervisaba durante el proceso de hormonación. “Me hizo un informe en el que decía que necesitaba una histerectomía total, extirparme los ovarios y el útero”, debido al elevado nivel de estradiol que presentaba, que no estaba relacionado con la hormonación.
Hasta dos ginecólogos de Asisa, una de las compañías con la que tiene concierto sanitario Muface, la elegida por Guillermo, también autorizaron la operación, prevista para mediados de 2021. Pero no llegó a operarse. “Tenía el volante, firmé el consentimiento, la anestesia… pero la compañía eliminó la autorización de la web y no pude terminar el proceso”, relata.
Tras un intercambio de emails entre Guillermo y la aseguradora, “me dijeron que no veían bien el código, que no se veían los datos del ginecólogo… muchas vueltas para decirme por teléfono que no era una operación de urgencia vital”, recuerda. La negativa hizo que interpusiera una reclamación ante la Comisión Mixta Provincial de Muface, que fue denegada, y posteriormente un recurso de alzada ante el Ministerio de Hacienda y Función Pública, del que depende Muface.
“Todo ello me lleva a una espera innecesaria y perjudicial para mi salud, ya que se pide tramitación de intervención quirúrgica por las consecuencias lesivas que esta situación está causando en mi estado fisiológico y por ende, también, emocional”, recoge el escrito presentado por Guillermo ante el ministerio, consultado por lavozdelsur.es, en el que recuerda que los facultativos médicos dejan constancia de “la desvinculación absoluta entre la presencia de dichos niveles y los tratamientos médicos a los que me encuentro sometido en la actualidad”.
La compañía deniega la autorización de la intervención al considerar que la histerectomía y doble anexectomía —extracción del útero con las trompas y los ovarios, para combatir el mioma uterino— que necesita Guillermo, y que le prescriben diferentes facultativos, “no procede en base al punto 1.1.3. —del convenio entre Muface y Asisa—“, ya que considera que “no está incluida en la cartera de servicios del sistema publico de salud”.
El citado punto del concierto que rige entre Muface y Asisa entre los años 2022 y 2024, consultado por lavozdelsur.es, recoge que “la asistencia sanitaria se prestará conforme a la cartera de servicios establecida en el presente concierto que incluirá, cuando menos, la cartera común de servicios del Sistema Nacional de Salud”.
En el recurso de alzada presentado ante el Ministerio de Hacienda y Función Pública, Guillermo señala que “el artículo 2.1.1 y siguientes del concierto establecen que la asistencia sanitaria a los beneficiarios de Muface adscritos a la entidad se prestará conforme a la cartera de servicios establecida en este concierto”, cuyo anexo 3 contempla la histerectomía total para tratar “tumores de endometrio”.
Guillermo, durante el proceso, critica “la poca empatía y poca formación de las personas de atención al cliente y de los mostradores” que lo han atendido. Desde Asisa, concretamente el Hospital HLA Jerez Puerta del Sur, donde Guillermo ha sido atendido, explican a lavozdelsur.es que “esta intervención está cubierta por el seguro cuando está indicada por un médico”, por lo que es “inconcebible” que no se realice. "Debe tratarse de un error", inciden. “En cualquier caso, si no estuviera cubierta sería responsabilidad de Muface”, agregan las fuentes consultadas.
La respuesta a la reclamación ante la Comisión Mixta, además, incluye “errores”, como denegarle la operación por “encontrarse en el entorno de su reasignación de género”. “Yo no quiero una reasignación de género, yo quiero una operación por salud”, aclara. O que rechazó un tratamiento para reajustar el estradiol. “No existe tal tratamiento, y en cualquier caso no me ofrecieron nada”, señala.
Por teléfono, asegura Guillermo, llegaron a decirle desde Asisa: “No vamos a pagar tu cambio de sexo”. El Ministerio, directamente, no le respondió. Silencio administrativo. Por ello decidió iniciar los trámites para trasladarse a la sanidad pública. Muface solo permite altas y bajas en enero, pero intentó que le aceptaran un traslado extraordinario, en base a su historial médico. “Me hice una ecografía y se veía un mioma de grandes dimensiones en el ovario derecho”, apunta.
El traslado también le fue denegado, y ahora cuenta los días para que llegue el mes de enero y que le autoricen el cambio a la sanidad pública, donde deberá empezar de nuevo el proceso y pasar por la consulta de un endocrino, ginecólogo… y si todo va bien, entrar lo más pronto en lista de espera para la ansiada histerectomía que le permita olvidarse del mioma uterino.
Para colmo, conoce a una compañera de trabajo con el mismo tipo de mioma a la que, en la misma compañía y con las mismas coberturas, la han operado en pocas semanas. “Esto es una transfobia como una catedral”, sostiene. En el recurso de alzada, de hecho, destaca que “el trato recibido por la práctica totalidad de los profesionales adscritos a Asisa ha sido vejatorio y denigrante, con base clara en mi condición de persona transexual”. “Tengo miedo”, recalca Guillermo, “porque además sufro de menopausia anticipada, tengo pinchazos, muchos dolores… y no sé hasta cuando tendré los miomas ahí”.