Si hace doce años alguien le hubiera dicho a David que la escuela de música que estaba fundando en Sevilla iba a terminar dando clases en Senegal, seguramente lo hubiera tomado por loco. Sin embargo, la vida da tantas vueltas que esta quimera es ya una realidad. Un polifacético músico criado en la Alameda acaba de volver de su segundo viaje al país africano después de dos semanas impartiendo lecciones a jóvenes locales.
David Suárez, o DavidSurex, como se le conoce en el mundo, es un DJ, productor de música, técnico de sonido y trompetista que durante algunos años estuvo trabajando con la compañía de teatro Cuadra, de Salvador Távora. Sin embargo, hace más de una década decidió emprender un camino propio creando ProAudio, una escuela de música electrónica (es decir, que se hace a través del ordenador) y que tras varios años en Los Remedios se ha instalado en la calle Relator. "Creamos artistas y damos formación musical para que aprendan a producir música, independientemente del estilo. También enseñamos a pinchar para la carrera de DJ", explica a modo de introducción.
Todo esto lo hacía en la capital hispalense, pero de una forma muy curiosa le llegó la oportunidad de transmitirlo a otro continente. La pareja de su expareja es un cantante de rap senegalés. Ella, por su parte, es antropóloga. Juntos comenzaron un proyecto de cooperación internacional para el intercambio cultural y ahí le llegó la oferta a David. "Pretenden llevar la cultura de Andalucía a Senegal y viceversa. Hacen un formato de festival con dos fechas: una en Sevilla y otra en Senegal", señala. La intención es que artistas de uno y otro lado viajen para realizar un "intercambio de saberes".
Pero claro, una cosa es la propuesta y otra muy distinta que se haga realidad. El año pasado fue la primera toma de contacto a través de un workshop, pero no ha sido hasta este último viaje cuando ha surgido la opción de realmente llevar hasta las ciudades de Saint Louis y Dakar la escuela de ProAudio. "Empecé a conocer la realidad del país y a trabajar en la idea de crear un centro basado en el mío", cuenta David Surex sobre la primera toma de contacto. Los tópicos con los que llegó al lugar han ido desapareciendo. "A nivel social nos ganan por goleada", afirma una vez que ha conocido la vida de allí. "La familia puede ser un barrio entero o un pueblo".
Este productor es instructor oficial del Ableton, un software muy utilizado en la industria. Gracias a esto ha podido llegar a Senegal con diez licencias mientras busca donaciones para construir el centro y aumentar los recursos. "Estamos a punto de conseguir ordenadores gracias a la SGAE", asegura. Todo ello sería un gran paso, pero insuficiente ya que una escuela de estas características necesita cascos, teclados o un proyector donde ver la clase.
De momento, en los dos días de curso en Dakar en colaboración con el Instituto Cervantes y los tres que ha impartido en Saint Louis se ha encontrado con las aulas abarrotadas. "Muchos chavales han tenido acceso", asegura David, quien tiene claro que "pretendemos contribuir con el arte de la producción musical en toda Senegal". Allí se ha encontrado con una "predisposición musical tremenda y mucho talento, todos son percusionistas y tienen habilidad innata".
Pese a los avances y una experiencia "que me hace crecer mucho en todos los sentidos", David tiene claro que no quiere dirigir desde Sevilla esa escuela. "La siguiente fase es formar a gente de allí para que ellos se conviertan en los formadores de la escuelas y sean independientes. Es una escuela para que ellos la exploten y dirijan", asegura sobre el futuro del proyecto. Sería la primera escuela de música del país. "Puede ser beneficioso para los jóvenes".
Tampoco ha sido fácil intentar implantar una idea que desarrolla con éxito en Sevilla desde hace una década. Los ordenadores que traían muchos alumnos no eran compatibles con Ableton. "De 20 chavales sólo uno o dos tenían un sistema operativo compatible con el software", cuenta. "Te encuentras una realidad dolorosa".
Cada paseo por las calles de Dakar o Saint Louis se ha convertido en un nuevo descubrimiento. Una agradable sorpresa para David. "Me llama la atención la música porque tienen un nivel musical estratosférico. Hay bares con trozos tropicales en los que la imaginación te puede hacer creer que estás en Latinoamérica. Cualquiera de los músicos que tocan podrían estar en los mejores grupos del planeta", dice con entusiasmo a este medio. Todo ello a pesar de que en estos locales no es raro ver un sintetizador sujetado con cinta americana.
Reconoce que estas clases le han hecho mejor profesor. El festival ha ido creciendo y David ha intentado conocer bien el perfil del alumno para que la experiencia les sirviera, "muchos tenían sus grupos y unas ganas de aprender tremenda. Valoran mucho lo que le enseñas". La historia, no obstante, no acaba aquí. O eso espera este productor sevillano. "El proyecto de Saint Louis está pensado como una donación, un proyecto para ellos a partir de la puesta en marcha. En Dakar sí me estoy planteando montar un anexo de mi escuela". Casi 3.000 kilómetros separan Sevilla de Senegal, pero queda demostrado que la música es un idioma universal.