La 'fábrica' de medallistas olímpicos que esconde Sevilla: un "monasterio" para deportistas de élite

El río Guadalquivir es testigo durante toda la olimpiada de la preparación de los futuros medallistas olímpicos; la ciudad hispalense se ha convertido en la capital del remo y del piragüismo en España

Los medallistas olímpicos Saúl Craviotto y Carlos Arévalo entrenando en Sevilla.

Acaba de amanecer y comienza a haber movimiento en el río Guadalquivir. Quien pasea por las mañanas por las orillas del río sevillano o cruza alguno de sus puentes suele ver a remeros y piragüistas dando paladas por unas aguas bastante tranquilas sin saber exactamente ni quiénes son ni de dónde han salido esos deportistas. Gran parte de la ciudadanía de Sevilla convive en día a día, a escasos metros, con medallistas olímpicos y paralímpicos o campeones mundiales. Pero no lo saben.

En uno de los extremos de la ciudad, por la orilla de la Cartuja, en un lugar casi desconocido se sitúa una residencia que, además de ser un ‘cuartel general’ también es una de las grandes fábricas de medallistas que tiene el Comité Olímpico Español en el país. Los equipos de Luis Brasero y Miguel García – este último con los ganadores del oro en el mundial celebrado en junio de 2022 Saúl Craviotto, Marcus Cooper, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade – hacen de Sevilla su hogar durante gran parte del año, aunque sin mezclarse con la vida diaria de Sevilla. "Son monjes", dice el encargado de estas instalaciones sobre el modo de vida que tienen dentro de estas instalaciones. No es un bunker, pero podría serlo perfectamente.

Varios piragüistas llegando al puente de la Barqueta.   EMILIO CASTRO
Parte del equipo español posa para lavozdelsur.es.   EMILIO CASTRO

El Centro Especializado de Alto Rendimiento de la Cartuja se sitúa pocos metros antes del puente del Alamillo y es uno de los pocos centros que avala el Consejo Superior de Deporte para los deportistas de élite. En este caso para remo y piragüismo, de ahí lo de ‘Especializado’. Para Andalucía es aún más relevante porque existen instalaciones deportivas en la mayoría de provincias, sin embargo, esta es "la joya de la corona".

Sevilla, además de tener un color especial, como decían ‘Los del Río’, también tiene un río especial. Las condiciones que se dan en la ciudad para practicar este tipo de deportes son únicas no ya en España, sino también en Europa. Por si fuera poco, la ubicación de las instalaciones potencia la idoneidad. En total son 7,5 kilómetros de aguas tranquilas con olas de un máximo de 40 centímetros en las situaciones más excepcionales. Esto ocurre gracias al desvío que se realizó en su momento por las inundaciones que provocaba el río natural a través de los usillos del alcantarillado. "El Ebro tiene tradición de remo, pero la fuerza del río lo hace complicado", cuenta Rafael Baron, el responsable de gestionar todas estas instalaciones.

Son las nueve de la mañana y hace un frío considerable en una semana que encara la recta final de enero. Posiblemente sea la más fría del invierno hasta ahora. Pero a diferencia de lo que ocurre en gran parte de Europa, el frío no llega a impedir el entrenamiento de estos deportistas. Caudales del centro del continente se encuentran totalmente congelados cuando llegan estas fechas. A pesar de que ahora se pueden realizar canales artificiales – con el correspondiente coste –, "es complicado encontrar un río con estas condiciones", explica Baron que también señala que, precisamente, el fuerte de este CEAR "es el invierno".

Son muchas las actividades que acoge el Guadalquivir.   EMILIO CASTRO
Un miembro del equipo sueco recoge su piragua.   EMILIO CASTRO

Este invierno ha sido menos frío en general en toda Europa, sin embargo, los equipos saben con antelación que pase lo que pase viajarán a Sevilla a entrenar. Lo único que puede cambiar es que "se vayan antes, en febrero en vez de marzo". Lógicamente, en sus países de origen están más cómodos, "aunque aquí se está muy bien". Este rincón de la Cartuja funciona al contrario que la ciudad. Cuando menos turistas acoge Sevilla, más deportistas acoge la residencia.

Hace un par de años, la empresa pública recuperó la gestión de esta residencia para poder vigilar plenamente el perfil de las personas que acudían y, de esta forma, evitar algunos problemas.

Un monasterio… hasta para los sevillanos

Entre húngaros, checos y otras nacionalidades también hay sevillanos. Jaime Canalejo y Javier García ganaron recientemente medallas de plata en los mundiales de remo. Tienen sus domicilios en Sevilla, pero aquí están como en sus casas. "Lo hemos cuidado muchísimo. Desde que entras respiras deporte en las instalaciones, televisiones, imágenes, comida o descanso. Todo está pensado para que el deportista esté cómodo con sus compañeros".

Sevilla precisamente no es la ciudad ideal para tener una vida tranquila. El ambiente de la ciudad se palpa en cada paseo e, indudablemente aumenta en las fechas del año que todos sabemos. Estas fiestas suponen hitos muy especiales para los sevillanos, pero no cambian la vida de estos deportistas. "Esto es una burbuja dentro de una ciudad tan divertida como es Sevilla", afirma Baron. "Debe ser un monasterio. Todo el que no lleve ese ritmo de vida choca con nostros", apostilla. Sobre García y Canalejo cuenta que manejan tan bien estas situaciones que hasta impacta, "lo tienen clarísimo, en fiestas siguen trabajando como si no hubiera un mañana".

Saúl Craviotto y Carlos Arévalo durante el entrenamiento.   EMILIO CASTRO
El CEAR dispone de varios hangar para almacenar el material.   EMILIO CASTRO

El cuidado llega hasta el punto de que en los cumpleaños se les realiza una felicitación personalizada por parte del centro con varios regalos. "A los residentes intentamos tenerlos mimadísimos", señala Baron. Las dudas siempre surgen, sobre todo entre los más jóvenes, pero desde el centro se afirma que el objetivo es que no echen de menos su casa a pesar de que aquí el control en la alimentación – el pliego del concurso para encargarse de ella tiene 54 páginas –, el tiempo libre y en el propio entrenamiento es exhaustivo.

La actividad del río

Uno de los pocos problemas que encuentran estos deportistas es que en algunas ocasiones el río está masificado. Ya no sólo por los clubes deportivos amateur, sino por el resto de actividades que se desarrolla en el Guadalquivir. "Es tan bueno que todo el mundo lo quiere utilizar", señala el encargado de las instalaciones. El caso es que un aumento de estas actividades lúdicas puede llegar a perjudicar al deportista de alta competición.

A pesar de que existe su orden y los barcos motorizados deben ir por el centro, lo cierto es que alguna vez ha habido un accidente. La reparación es lo de menos, porque el CEAR tiene un taller propio. No obstante, siempre supone un contratiempo. No hace falta irse a un accidente para que haya un contratiempo. Que simplemente se cruce un aficionado haciendo paddle surf ya provoca el malestar de los entrenadores y el riesgo a que se vayan a entrenar a otros lugares. "Lo ideal es que las administraciones dijeran que la prioridad fuera para la alta competición", explican desde el CEAR.

Desde primera hora de la mañana piragüistas y remeros entrenan en el Guadalquivir.   EMILIO CASTRO
El CEAR se encuentra poco antes de llegar al puente del Alamillo.   EMILIO CASTRO

Hasta la Expo, el Guadalquivir no tenía excesiva relevancia para los sevillanos, aunque siempre ha sido la ‘casa’ de remeros y piragüistas. En el 1992 la actividad aumentó y eso ha provocado escenas atípicas en lugares de interior como que una joven vaya en bañador con una tabla de paddle surf por la calle Betis, "eso sólo me había pasado en Cádiz o Málaga", cuenta Rafael Baron.

La recuperación postpandemia

Cuando en 2020 empezaron los rumores de que toda actividad iba a cesar, el CEAR se vació en apenas 48 horas ante el miedo de los equipos de que cerraran sus respectivos países. Aquello fastidió gran parte de la temporada, aunque salvó agosto al convertirse en el lugar ‘burbuja’ del equipo paralímpico de piragüismo de cara a los JJOO que se terminaron celebrando en 2021.

Además, la pérdida de un año en la Olimpiada también ha favorecido que se acelere la vuelta a la normalidad. Este 2023 ya es el año previo a los Juegos Olímpicos de París, por lo que se espera una gran afluencia al CEAR. "El periodo se ha acortado. Nos ha venido bien porque los deportistas tienen que concentrar su actividad. Nos hemos saltado el peor año de los cuatro", concluye el responsable de estas instalaciones.