Amelia Vázquez, Nuria Laherrán y Elena Morales son tres MIR a punto de empezar el tercer año, residentes de psiquiatría de la Unidad Docente Multiprofesional de Salud Mental del Hospital Universitario de Jerez. En plena formación se adentran en una profesión que lidia con el alza de los trastornos mentales.
Las tres formaron un equipo que ha quedado el segundo de Andalucía y el duodécimo de España en el concurso nacional ‘Retos en Psiquiatría para Residentes’, en el que colabora la Sociedad Española de Residentes de Psiquiatría (SERP), patrocinado por laboratorios ROVI. En sus largas horas de aprendizaje y práctica, se les presentó la oportunidad de participar en esta convocatoria en la que han brillado entre compañeros y compañeras procedentes de más de 100 hospitales de toda España. “La verdad es que en un principio no nos lo planteamos, había residentes de todos los años, pero al final tuvimos suerte”, dicen estas jóvenes que se han conocido al inicio de su residencia en Jerez.
“Escogí medicina para hacer psiquiatría, me daba mucha curiosidad saber por qué funcionamos de una manera determinada”, comenta Amelia Vázquez, sevillana de 27 años que estudió el grado en su ciudad natal, donde la nota estaba muy alta. Acabó en Jerez, al igual que Elena Morales, de 28 años y natural de Gran Canaria. Ella tampoco obtuvo la plaza allí y buscó un lugar cerca del mar tras haber completado la carrera en Salamanca. “La mayor parte de las especialidades me gustaban, menos las quirúrgicas”, dice la residente, que se decantó por esta, en parte, por su familia. “Mi madre es psicóloga y mi primo, psiquiatra”, añade Elena a lavozdelsur.es.
Nuria Laherrán también ha formado parte del equipo que ha logrado reconocimientos a nivel nacional. Esta vallisoletana de 27 años acabó el grado de Medicina en Madrid y se vino al sur al conocer las características de este hospital. Eligió esta rama porque le parece que "es fascinante y aún está por decubrir". Según cuentan, el modus operandi es distinto al resto de España y agiliza la atención a los pacientes. “Aquí todos los médicos de familia se reúnen con un psiquiatra semanalmente, pudiendo ver a los pacientes en conjunto, de esta manera se atiende de forma más ágil y comunitaria patología incluida en procesos de ansiedad, depresión y somatizaciones”, explican.
Según la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPM), España cuenta con 4.393 psiquiatras en el sistema público, cifra a la que hay que sumar los 1.036 residentes en formación. Esta sociedad asegura que no es suficiente y se deberían incorporar entre 370 y 565 al año durante el próximo lustro para poder atender correctamente las necesidades. “Hacen falta profesionales, psiquiatras, psicólogos, enfermeros especialistas... una integración, abordaje integral y condiciones que favorezcan la estabilidad de los profesionales y la atención de calidad de nuestros pacientes”, sostiene Nuria. Una reivindicación que se extrapola a otras especialidades. Ellas también piden contratos de más duración y más tiempo para cada paciente.
“Al tener contratos tan cortos y en continuo cambio tenemos que ver de diez a quince pacientes al día que no conocemos. Necesitamos más tiempo, si los contratos fueran más estables se podría conocer mejor la historia de cada paciente. La relación médico-paciente es importante en todas especialidad médica pero en la nuestra es esencial" comenta Amelia. Al final, los problemas del servicio público acaban repercutiendo en las personas que, cada vez, se preocupan más por la salud mental en un contexto en el que no queda más remedio que afrontar adversidades.
La frase “tengo ansiedad” está cada vez más extendida. ¿Es el sistema compatible con una vida sin malestar?. "Yo creo que el malestar, a veces, es necesario; vivir es tener diferentes emociones, como la alegría y también la tristeza. No se puede pintar un mundo idílico donde no existe el malestar. A mí no me parece positivo categorizar la tristeza como algo negativo, es algo necesario porque estás vivo. Cuando se habla de la frustración optima, quiere decir aprender a lidiar con todo tipo de emociones”, reflexiona Nuria.
Las residentes sostienen que sentirse bien todo el tiempo es imposible, y tampoco sería el fin de la psiquiatría. “Esto es una especialidad médica. Una persona que está triste o que está pasando una mala racha no tiene ninguna enfermedad, es una persona sana”, comenta Amelia, que considera, al igual que sus compañeras, que “a veces pecamos de patologizar lo que no es una patología”.
Los más castigados son los más jóvenes, expuestos a estímulos que pueden resultar perjudiciales, como el impacto de las redes sociales, que venden una idea de felicidad basada en la superficialidad. “Las redes han hecho bastante daño, la gente muy joven se influencia rápidamente, la libertad de expresión es estupenda pero ya se publica de todo, no hay filtro. Y los niños se creen mayores antes, es un arma de doble filo”, comenta Amelia. Las tres coinciden en que un porcentaje “importante” de los problemas que presenta este sector de la población viene derivado de las pantallas, que “no son ni buenas ni malas, depende del uso”.
El hospital de Jerez ha establecido un protocolo coordinado con todos los profesionales pero, para combatirlo, las jóvenes también apuntan a los centros educativos. Hacen hincapié en la educación sanitaria para evitar este tipo de situaciones. “La figura de la enfermera escolar es importante, se debería hacer más concienciación, más charlas y más orientación”, señalan.
Elena añade que se debería trabajar la tolerancia a la frustración desde una edad temprana. “Hay que dejar de patologizar. Que sientas ansiedad cuando te deje un novio o se muera un familia es algo acorde a la situación”, comenta.
El boom por la salud mental está latente pero, para Amelia, los pacientes con trastornos mentales graves (TMG) aún no se han quitado el estigma de encima. “Se habla mucho de la depresión o de la ansiedad, pero no de personas que padecen esquizofrenia o bipolaridad”, apunta. Para ellos, que el sistema de sanidad público funcione es primordial.
“El ámbito privado atiende, sobre todo, a las patologías ADS, ansiedad, depresión o somatización, pero no se puede hacer cargo de los trastornos mentales graves porque necesita muchos más recursos: al médico, al equipo de enfermería que vaya a casa, un terapeuta ocupacional, un trabajador social, unidades de rehabilitación. Eso no puede abarcarlo el sector privado, ¿cuánto costaría?”, reflexiona la sevillana. Todas alzan la voz para potenciar este servicio desde la sanidad pública, donde continúan formándose, y que consideran crucial para poder ayudar a las personas de una forma integradora.
De momento, el año que viene, gracias a sus logros en este concurso podrán asistir al Congreso de la Asociación Americana de Psiquiatría que se celebrará en 2024 en Nueva York.
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