Ganas de aprender a tocar la guitarra sin barreras en Chiclana: "Perder visión fue un trauma"

Un grupo de personas con deficiencia visual y otras discapacidades aprende a tocar este instrumento en el taller que imparte Inmaculada Vázquez en la sede de la ONCE

Inmaculada junto a sus aprendices de guitarra en la sede de la ONCE de Chiclana.
Inmaculada junto a sus aprendices de guitarra en la sede de la ONCE de Chiclana. MANU GARCÍA

Cuando falta uno de los cincos sentidos la vida se complica, y más si se ha perdido por algún infortunio. Salir adelante, adaptarse a las circunstancias y echarle valor es lo que hacen unas diez personas que, en la sede de la ONCE de Chiclana, demuestran que las barreras solo están en la mente.

Suenan unos acordes de una guitarra que acaricia un hombre con deficiencia visual. Sus ojos solo le permiten ver “bultos”, pero nada le impide hacer música. Con un esfuerzo extra y guiado por una inquietud que se había despertado en él Manuel Sánchez, sevillano de 45 años, es uno de los alumnos del taller de guitarra ofertado por la ONCE que arrancó en abril de este año. Han empezado con el Himno de la Alegría y con el tema de Mary Poppins y el deshollinador, Chim Chim Cher-ee.

Melodías más sencillas que ya están grabadas en su cabeza. “Al principio nos parecía difícil ver o con la práctica vamos avanzando, de aquí al año que viene espero tocar sevillanas”, sonríe Manuel Sánchez. Su vida dio un giro en 2022 cuando, de golpe, empezó a perder la visión hasta quedarse con menos del 10%. Tuvo que jubilarse de su trabajo de Astilleros y se afilió a la ONCE.

Manuel Sánchez interpreta las partituras aumentadas.
Manuel Sánchez interpreta las partituras aumentadas.  MANU GARCÍA

“Para mí fue un trauma pasar de estar todo el día trabajando a, de pronto, no poder hacer nada”, comenta. No dudó en proponer este curso a la directora, Violeta Saúca, que lo incorporó a la oferta y también se apuntó junto a Rocío, Manuel, Tomás o Antonio. “Por ahora estoy muy contento”, expresa el sevillano afincado en Chiclana desde hace 15 años.

El grupo aprende a tocar este instrumento tan popular de la mano de Inmaculada Vázquez, gaditana de 45 años cargada de energía que se esmera en transmitirle su amor por las seis cuerdas. Esta profesora de guitarra clásica, eléctrica y de ukelele, es capaz de interpretar partituras en braille y ya había participado anteriormente en este taller en Cádiz, allá por el 2013. Con entusiasmo, cuenta a lavozdelsur.es que aprendió a leer con sus dedos las notas del pentagrama.

Con su guitarra colgada del cuello, la maestra de los trastes atiende a los aprendices. En su currículum, ha dado clases tanto a niños con escasos recursos económicos como a adultos de 75 años y ha pasado por la Escuela de Música del Colegio San Felipe Neri o la Escuela Municipal de Música, en Úbeda.

Manuel Sánchez perdió gran parte de su visión hace dos años.
Manuel Sánchez perdió gran parte de su visión hace dos años.  MANU GARCÍA
Inmaculada ayuda a Pedro Estrada
Inmaculada ayuda a Pedro Estrada.  MANU GARCÍA
Inmaculada Vázquez imparte las clases.
Inmaculada Vázquez imparte las clases.  MANU GARCÍA

“Trabajan con la memoria auditiva una vez que colocan la mano”, dice Inmaculada mientras ayuda a Pedro Estrada, chiclanero de 64 años que se enfrenta a su primera clase. “Desde que me prejubilé me dio por la guitarra, nunca había cogido una”, expresa este vendedor de premios que padece la polio en la pierna izquierda. Ese agresivo virus que invadió el sistema nervioso de toda una generación, entre 1950 y 1964.

La mesa está repleta de partituras ampliadas en un A3. Luis Macías, de 75 años, natural de Chiclana, desliza sus dedos por las cuerdas. Concentrado, trata de interpretar la hoja de papel que tiene delante. “Algo había intentado antes, pero no me salía nada”, dice este ex fontanero con deficiencia visual al que siempre le ha llamado la atención el instrumento que sujeta con cariño.

Hace 16 años sufrió una grave enfermedad que le dejó secuelas. Perdió la visión y se apuntó a la ONCE, donde comparte con sus compañeros esta pasión por la música. “Me gustaría tocar fandangos, ya llegaremos a hacerlo”, dice con ganas.

Luis Macías, concentrado practicando el 'Himno de la Alegría'.
Luis Macías, concentrado practicando el 'Himno de la Alegría'.  MANU GARCÍA
Luis Macías tiene la visión limitada tras sufrir una grave enfermedad.
Luis Macías tiene la visión limitada tras sufrir una grave enfermedad.  MANU GARCÍA

La ilusión es el antídoto contra cualquier dificultad que se anteponga en sus caminos. Ellos usan el oído y el tacto y ponen de su parte para hacer sonar las guitarras. “Lo fundamental es que tienen motivación, es muy agradecido enseñar a gente que tiene esas ganas de aprender a pesar de una dificultad. Es cuestión de adaptarse a sus cualidades individualmente y ayudarles colectivamente, entre todos se apoyan”, sostiene Inmaculada.

A este curso también se apuntó Manuel Aragón, chiclanero de 69 años que, aunque tenga afectada la vista tras sufrir una trombosis, no pierde la sonrisa. Desde los dos años padece la polio en una de sus piernas y lleva 31 años como vendedor de la ONCE hasta que llegó la hora de jubilarse. “Me gusta la música de toda la vida, lo difícil es aprender, me encanta ver a la gente tocando en las comparsas y chirigotas”, dice este también amante del fútbol que ha entrenado a pequeños.

Con su polo amarillo “del Cádiz CF”, bromea, Manuel sigue las notas. Dice que es ahora cuando ha encontrado tiempo para una afición que ya había intentado probar en otras ocasiones. A su lado se encuentra Antonio Sánchez, chiclanero de 65 años que disfrutaba cuando tenía diez viendo a sus vecinos tocar la guitarra.

Manuel Aragón es amante de las chirigotas y las comparsas.
Manuel Aragón es amante de las chirigotas y las comparsas.  MANU GARCÍA
Antonio
Antonio Sánchez sufrió un desprendimiento de retina hace diez años.  MANU GARCÍA
 

No ha sido hasta que se ha jubilado, tras haber trabajado en supermercados o con una empresa de distribución de pan, cuando ha podido implicarse. “Me cuesta porque la visión es poquita, pero la guitarra es muy bonita y vamos aprendiendo”, dice Antonio que, hace diez años sufrió un desprendimiento de retina que le dejó con un 18% de visión.

Memorizar mucho y escuchar son las claves para personas como ellas que hace un doble esfuerzo con mucho gusto. En sus rostros hay felicidad. Esa que evoca el Himno de la Alegría que están tocando. El cuarto movimiento de la novena sinfonía de Beethoven cumple 200 años, pero la culpa de que ellos estén interpretándolo con guitarras es de Waldo de los Ríos. A Inmaculada le gusta compartir la historia de las canciones en sus clases, por eso, recuerda que fue este compositor argentino quien arregló y modernizó este tema que también popularizó Miguel Ríos.

“Ellos también pueden hacerlo”, comenta desde la sede donde viven una bonita experiencia.

 

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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