Esta historia bien podría comenzar en febrero o marzo de hace ya dos años, en las escaleras de la iglesia de San Lorenzo, por la gaditana calle de Sagasta. Como un mal presagio, quizás, tras dos semanas de actuaciones callejeras, cuando iba a comenzar el último popurrí, la pieza para cerrar el repertorio, se rompió una cuerda de una de las dos guitarras. Lo que pasó en 2020, y en 2021, es de sobra conocido. Pero esta es la historia de una chirigota callejera fraguada para este 2022.
El año carnavalero comienza no en enero sino en septiembre. Primeros contactos. “La idea ya la teníamos para 2021”, explica Ángel Justo, uno de los componentes de la chirigota de la peña Mencantajeré, una de las pocas en la ciudad que mantiene desde hace años la fiesta de febrero. Alguna actuación en casi petit comité para aquel mes de septiembre y el primer contacto, con todo el grupo vacunado, de cara a febrero. “Este año ya sí, hombre, esto es otra cosa”, se decía. Pasaban los meses tras el verano y apenas se hablaba ya de olas.
"A ver qué pasa, ya veremos", el eterno lema de los pasados meses
Y así comenzaron los primeros ensayos entre octubre y noviembre. Mientras, el alcalde de Cádiz, José María González, ya amenazaba con aplazar el carnaval. La gresca política no fue poca cosa. El carnaval de Jerez, hay que explicar, como el de otras localidades de la provincia, vive mirando a la capital. “Pues a ver qué pasa, nosotros ensayamos y ya veremos”, se decía en el grupo.
A la idea del tipo (tipo: disfraz y temática de la agrupación) se sumaban las primeras composiciones. Como suele ocurrir en el caso de las chirigotas, la pieza reina del repertorio es el cuplé, el ‘chiste’ de apenas 30 o 40 segundos. Luego, la presentación. Acordes preparados. “¿Llevamos pasodoble este año o no?”, alguien preguntaba en los ensayos, toda vez que la anarquía en la estructura de las agrupaciones callejeras, menos formal por eso de no acudir a un concurso con jurado, permite saltarse partes típicas del repertorio. De nuevo, el ya veremos.
Y como Jerez es parte de Cádiz, Cádiz, a su vez, de Andalucía, y España, del mundo y la humanidad, cuando llegó el frío, llegaron los primeros contactos estrechos. “Ella está hoy malusquilla”, dijeron por diciembre. Positivo. Luego, otro. Y otro. Y otro más. Un ensayo cancelado apenas veinte minutos antes cuando Papá Noel ya estaba calentando en la banda. “A ver qué pasa, hablamos después de Reyes”. Pasaban las semanas de este 2022 y nadie se atrevía a tomar una decisión. Por fortuna, nada grave, con muchas terceras dosis. Llegó finales de enero. El ya veremos se convirtió en urgencia.
Por videollamada, sin cerveza de por medio, cada cual fue dando su opinión. Algunos, en bata en el sofá de casa, simplemente asentían. Otros no se atrevían a hablar con optimismo. Alguno rompió, como se dice, el hielo. “Pues yo saldría”. Era el momento de ‘verlo’. Con la boca pequeña o con la grande, uno a uno se pronunció. “Venga, vamos a intentarlo”, como quien no quiere decir “ya veremos”, porque a esas alturas no podía quedarse en la media tinta, aunque asumiendo que no había que hacerse demasiadas ilusiones.
"El ahora sí, ahora no... Ha cansado mucho estos meses"
Entró la primera cuarteta del popurrí. Para quien no sepa lo que es, partamos de que el popurrí, como su propia definición de la RAE indica, es una sucesión de diferentes canciones, en este caso adaptadas, especialmente en letra, para que cuenten una historia o hagan referencia a la temática de la chirigota. Luego, la segunda. Alguien ha caído, pero se le esperará. Más de uno se va aprendiendo las letras por audios de ‘whatsapp’. “Estudiad, mamones”, se les dice.
Por esas cosas del calendario, como el carnaval se celebra el fin de semana previo al Miércoles de Ceniza, que depende de la Semana Santa, y ésta de cuándo hay luna llena en primavera, el carnaval de 2022 es bastante tardío y comienza el 26 de febrero. Eso suma cuatro semanas para terminar de ensayar lo que se empezó en noviembre y diciembre, cuando ensayar era más echar el rato. Así, toca ponerse a trabajar de verdad. Y cuando más apuros hay, en la chirigota de la peña Mencantajeré cae con covid el guitarrista principal, el más veterano, porque el otro apenas es un periodista colaborador de lavozdelsur.es que aporrea las cuerdas según le digan, y a menudo con poco atino. “Ahora qué hacemos”. Las miradas van para el juntaletras, que sufre con la sevillana del popurrí aún más de lo que sufre cualquier otro al escuchar ese cruce entre el ya añorado Pascual González y una especie de heavy metal amusicado.
La primera actuación, prevista para este pasado viernes 25 de febrero, supone los nervios de siempre, pero apenas 10 minutos antes aún se toman decisiones importantes sobre cómo desarrollar el repertorio. “Ojo con los engarces entre cuartetas, ¿lo tenéis claro los guitarras?”. “¿Va pito o no después del estribillo?”. Hasta ese momento esta era la historia de una chirigota que bien se veía imposible. Prueba de ello, que muchas otras agrupaciones, tanto callejeras que aspiraban a salir en febrero como del concurso que se celebrará entre mayo y junio, ya han visto que este año era el imposible, el segundo imposible.
"Pensábamos que saldríamos en verano"
"Ha sido un año positivo, o negativo. Nunca habíamos ensayado tan ligero", cuenta el director de la agrupación, Antonio Sánchez Pancho, poco antes de la primera actuación del carnaval 2022. "Yo pensaba que íbamos a salir, pero para el verano". La premisa por la que se tomó la decisión de salir fue "pensar que nos iba a dar coraje quedarnos en casa si al final había algo en febrero", añade Ángel Justo. De hecho, "en 2020, con nuestra santa inocencia, pensábamos que saldríamos en 2021", aunque por entonces apenas llegaban a España las primeras vacunaciones para mayores y algunos funcionarios. La diferencia es que, al final, esta agrupación, como muchas otras, ha comenzado y cancelado ensayos en tres ocasiones hasta la definitiva. "Para mí es una válvula de escape, no sé para ti", indica Sánchez. "En lo personal, el ahora sí, ahora no, eso me ha cansado", enmienda Justo.
Curiosamente, la premisa de este carnaval era que casi ninguna agrupación se iba a atrever a mencionar la pandemia en los repertorios. Sobre ello ya reflexionaron públicamente muchos autores, que asumían que, de trillado que podría estar el asunto, y después de tantas tristezas, la fiesta podría servir para cambiar de tercio. Los chistes sobre confinamientos, de hecho, ya huelen a cerrado. La idea de este año poco tiene que ver con el covid. Cara al Soul juega con lo evidente, el Cara al sol falangista.
Y esto abre, no por primera vez, la posibilidad de hablar de eso de 'los límites del humor'. En esta ocasión, con una buena parte de la sociedad que podría sentirse ridiculizada. "A mí los límites del humor no me dan miedo. Más coraje me da un borderío mal tirado. Nosotros los decimos, pero intentamos que no estén así, mal tirados". "Yo parto de la idea de que nadie se gana la vida con el humor y no siempre escribimos lo que queremos, sino lo que nos sale. No está aquí Gustavo Adolfo Becquer. Para mí, si haces humor sobre política, tienes que dar por culo al de arriba, no al de abajo. El humor tiene que ir de abajo a arriba".
'Cara al Soul', "línea roja", o no
Uno de los peligros es que, al hacer chistes irónicos que tratan de retratar a una parte de la sociedad que, velada o descaradamente, es racista, "puede hacer pensar al final que el racista eres tú", señala Justo. Uno de los principales autores del repertorio es Juan Manuel Carrera. "A la hora de escribir un repertorio no te sientes cohibido por el nivel de facha o menos facha de lo que retratas sea mayor o menor, sino que se ría la gente", resume.
Dicen del carnaval que es 'periodismo cantado', y "al final acabas escribiendo sobre lo que ves en este mundo polarizado". Habrá gente, dice, que podrá o no molestar a gente cercana que no piensa igual, que voten a tal o cual partido. "Escribimos un repertorio que les pueda molestar porque ellos también dan su opinión sin complejo, sin pensar que nos pueda molestar a cualquiera de nosotros. Si empleamos el humor para tirar 'pullazos', pues se tendrán que aguantar, igual que nosotros nos tenemos que aguantar".
El límite está, entonces, "en que el grupo se sienta a gusto con una letra. Si no lo está, cortamos". Es el tiempo de las descontextualizaciones, los titulares tendenciosos donde muchas más cosas que antes pueden suponer un gran agravio. "Hacer una crítica que moleste, eso sí, a la mayoría, puede hacerte no estar a gusto en la calle. Tú eres feliz con esto si se ríe la gente", aunque no sea toda. "Hemos llevado al absurdo el forofismo".
Quien quera saber, de verdad, de qué se trata el tipo, y si ustede se sentirá ofendido, tendrá que buscar 'Cara al Soul' por las calles estos días. Y si pueden, cómprenles a estos chavales una chapa. Que las cervezas no se pagan solas.