Hasta el pasado lunes, 211 edificios escolares ucranianos fueron dañados o destruidos como resultado de la invasión rusa en Ucrania, según ha declarado el Ministro de Educación y Ciencia de Ucrania, Sergei Shkarlet.
“Si en los primeros cinco días de guerra se contaban los muertos y los heridos en Mariupol por docenas, el octavo día tuvimos cientos de ellos. Ahora, por desgracia, tenemos miles de víctimas”, dijo el alcalde de la localidad portuaria al sureste de Ucrania. Asimismo, señaló que“es difícil contar los muertos, debido a los ataques aéreos. Las fuerzas rusas destruyeron todas las líneas eléctricas de la ciudad. En Mariupol faltan la electricidad, la calefacción, el agua y la conexión móvil”.
En Ucrania, desde el comienzo de la guerra seis médicos han muerto, 16 hospitales están dañados y hay constancia de 23 casos de ataques a ambulancias de emergencia e instituciones médicas.
Día 13 de la invasión rusa en Ucrania. Lo que Vladimir Putin anunció como una “operación especial” se ha convertido en una cruenta guerra en el centro de Europa. Con toda su barbarie, con todas sus escenas dantescas y terroríficas, con toda su guerra de cifras para espolear a los propios o desmoralizar a los extraños. Con toda la desinformación y la manipulación para que nadie entienda nada, solo la reproducción del dolor de la sinrazón y el daño gratuito. Una guerra en vivo a través de las redes sociales como nunca en la historia de la humanidad. La ONU asegura que el balance de muertos civiles roza el medio millar, aunque reconoce que se multiplica según los datos a nivel local: unos 2.000 en menos de dos semanas. Rusia reconoce la muerte de 500 de sus militares, cifra que Ucrania multiplica hasta los 12.000. El Pentágono habla de unos 1.500 soldados fallecidos en el bando ucraniano. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) habla de más de un éxodo de personas de más de dos millones de ucranianos.
Así es la “operación especial para salvar a Ucrania” de Putin. Se destruyeron edificios residenciales, empresas, torres de televisión, centros de negocios, universidades, administraciones estatales regionales, escuelas, pero lo principal es que se destruyeron las vidas de pacíficos ucranianos.
Todos los textos que leen en cursiva en esta publicación pertenecen a un grupo de WhatsApp llamado Ucrania en Guerra - En vivo, conformado por numerosos participantes, en su mayoría profesores universitarios y traductores ucranianos, que a su vez se reparten por otros canales de esta red de mensajería o por Telegram. Su misión es emplear la información y su difusión masiva como arma esencial para parar la invasión que sufre su país.
Uno de estos reporteros es Alina Mozolevska, una mujer de 39 años, profesora de francés en la Universidad de Mykolaiv que en 2017 estuvo durante tres meses en Cádiz. El profesor titular del departamento de Filología Francesa e Inglesa de la Universidad de Cádiz, Juan Manuel López, todavía recuerda a esta muchacha de currículo brillante, “una investigadora excelente”.
Cinco años después, Alina ha huido de su ciudad, de su universidad, acompañada de su hija de 12 años. Allí ha dejado a su padre que, paradójicamente, está casado en segundas nupcias con una rusa que llegó a Mykolaiv con su hijo hace quince años. “Nos está disparando nuestro vecino, es incomprensible. Cómo es posible hacer esto a tus vecinos, donde viven muchos rusos también. Tenemos muchos parientes y amigos en Rusia, pero es como un muro, no nos oyen, ni escuchan. Los rusos tienen que decir que no quieren la guerra, pero veo que no es muy eficaz porque la Policía allí hace mucho para oprimir estas expresiones”, lamenta Alina, en conversación con lavozdelsur.es, al otro lado de la pantalla del móvil.
"Los rusos tienen que decir que no quieren la guerra, pero veo que no es muy eficaz porque la Policía allí hace mucho para oprimir estas expresiones"
En un razonable español, la traductora y el equipo de esta resistencia mediática recopila cada días noticias de medios regionales y locales de Ucrania, y ofrece mucha más información de la invasión de la que van publicando los distintos medios internacionales. Este martes reportaron un texto y unas fotos salvajes del bombardeo de viviendas en Sumy —noreste del país— con bombas de 500 kilos que han provocado la muerte de 18 personas, entre ellas dos niños. Y pueden aparecer más, como muestran las fotos con los cadáveres semienterrados. Unas aterradoras imágenes que da hasta miedo mirar de reojo y mantenerlas guardadas en el móvil.
Alina y su hija se encuentran ahora en el centro de Ucrania, cerca de Cherkasy. Hablar con ella a unos 4.000 kilómetros de distancia, rodeada de muerte y destrucción, provoca un escalofrío. “Estamos más o menos bien, aquí está todo algo más tranquilo, pero hoy estoy deprimida porque han bombardeado mi ciudad a las cinco de la mañana. Y aquí por la noche hay que bajar al sótano por precaución”. 13 días de insomnio y pesadilla en la gélida Ucrania. “Han anunciado —cuenta Alina— la apertura de corredores humanitarios para las situaciones críticas en ciudades que están siendo destruidas, sin agua, sin electricidad, ni comida, pero nosotras tenemos miedo de partir porque no sabemos qué puede pasar si salimos de la ciudad donde estamos. Es muy peligroso salir”. Y prosigue: “Su objetivo es que tengamos miedo y cesemos de combatir, por eso empiezan a tirar a los barrios residenciales, para provocar el pánico. No les está funcionando, aquí todo el mundo está furioso contra ellos porque no les hicimos nada y no es lógico”.
Los ocupantes de la central nuclear de Zaporizhzhya, la mayor de Europa, obligan a la dirección de dicha central a coordinar todas las acciones con sus representantes, según informa Energoatom. La central está bajo el control total de los militares rusos, que no tienen la capacidad profesional para manejar con seguridad las instalaciones nucleares de alta tecnología.
Los soldados rusos dispararon con armas de fuego y robaron al periodista suizo Guillaume Briquet. Le robaron 3.000 euros en efectivo, un casco, imágenes grabadas junto con la cámara y un ordenador portátil. Briquet recibió heridas en la cara y un trauma en el antebrazo.
Los ocupantes bombardearon el Museo de Kharkiv, al Este de Ucrania, que alberga el cuadro de Repin —célebre pintor ucraniano del siglo XIX— Cosacos zapórogos escribiendo una carta al Sultán. El Museo de Arte de Kharkov sufrió el bombardeo del enemigo. El bombardeo destruyó los cristales de la mayoría de las ventanas. Esto puso en peligro las exposiciones. Ahora el museo necesita la ayuda de voluntarios. Nuestro museo se encontró en condiciones difíciles. Los objetos expuestos no sufrieron daños. Sin embargo, el cambio repentino de temperatura y humedad les afectará negativamente en el futuro", dijeron en el museo.
Alina Mozolevska también es la resistencia. Junto a otros compañeros, “tratamos de traducir información en diferentes lenguas, en muchos grupos de WhatsApp y Telegram para comunicarnos, informando al resto de países. Hace unos días que ya estamos reportando a países con lengua árabe. La gente no sabe lo que pasa aquí. En Marruecos, por ejemplo, nos decían que no saben apenas qué pasa en nuestro país. Y no es una guerra, es terrorismo, tiran a la gente y a las casas”. “Sin la guerra informativa no es posible ganar la guerra contra Putin. Los rusos también tienen que ver que todo lo que sale por la tele no es verdad. Luchar con los medios informativos es también un arma”, sentencia una profesora cuya una de sus últimas ponencias universitarias se titulaba Empoderar a los sin voz en el discurso político y mediático contemporáneo. “Sigo mucho las noticias, las leo en diferentes idiomas, y antes de la guerra yo sabía que algo iba a pasar, pero probablemente pensaba que Putin quería controlar más los territorios prorrusos, con un conflicto más abierto en Donetsk y Lugansk, pero imaginar que en el centro de Europa vamos a tener la guerra era algo inimaginable…”.
El Ministerio del Interior de Ucrania ha publicado una conversación interceptada donde un soldado ruso cuenta a su mujer de la cantidad de lo robado en el territorio ocupado de Ucrania.
Según el Ministerio de Defensa de Ucrania, los invasores rusos mantienen como rehenes a los periodistas británicos que fueron capturados cerca de Irpin (región de Kiev). No es la primera vez que los ocupantes rusos atacan a los representantes de los medios de comunicación extranjeros en Ucrania: al menos un periodista británico y otro suizo han resultado heridos en ataques rusos desde el inicio de esta guerra a gran escala.
¿Hay salida a la invasión? ¿El miedo al botón nuclear paraliza? “Veo que Putin no quiere negociar mucho, solo quiere cambiar nuestro gobierno, pero no es posible porque no aceptamos vivir como rusos ni con un gobierno de marionetas. Entiendo que no quieren provocar más destrucción desde la OTAN, pero lo que hacen los rusos es bombardear cada noche las ciudades, no ir a por objetivos militares. Son los barrios donde vive la gente”.
Es esa farmacia devastada o ese bloque de pisos —tan parecido a uno de esos bloques de VPO de aquí— arrasado y en llamas en Mykolaiv. Son esos proyectiles en un boquete en el patio de recreo de un jardín de infancia en Kharkiv. El horror.
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