Un corte del puente Carranza y la quema de varios neumáticos, interrumpiendo el tráfico durante dos horas, le costó el puesto de trabajo a diez trabajadores de la industria auxiliar del metal de la Bahía de Cádiz. “Tuvimos una asamblea y decidimos ir a la carretera a hacer ruido, a golpear el quitamiedos, pero los ánimos estaban caldeados y algunos compañeros acabaron metiendo fuego a unas gomas, eso no lo podemos controlar. En ese momento estábamos mentalizados de que nos íbamos a la calle”, cuenta Jesús, uno de los despedidos.
“Despidieron a diez, pero a los otros ocho los arrastramos nosotros, iba a ser muy descarado echarnos sólo a nosotros”, añade. Él y su compañero Manuel lo achacan a las “represalias” de la empresa por su actividad sindical, en la Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM). Ambos denunciaron a la empresa, Nervión Industries, y este mes de marzo comienzan los juicios —hay tres en total—, en los que reclaman la nulidad del despido, aunque confiesan que será muy complicado volver a trabajar en la Bahía.
"Aquí somos cadáveres laborales, aunque ganemos el juicio no volveremos a trabajar aquí, lo tenemos asumido"
“Aquí somos cadáveres laborales, aunque ganemos el juicio no volveremos a trabajar aquí, lo tenemos asumido”, dice Manuel, cuando atiende a lavozdelsur.es. “Nos llaman salvajes, cuando mucha gente tiene su puesto de trabajo porque en su momento en Cádiz se tiraron lavadoras… se hizo de todo. Y nos tachan de salvajes por ir un día al puente. No somos salvajes, somos incontrolables. Los empresarios están acostumbrados a controlar a los sindicatos y a los comités de empresa, y a nosotros no nos controlan”.
Para entender el contexto en el que se produjeron los despidos de Manuel, Jesús y de otros ocho compañeros, hay que echar la vista atrás, a agosto de 2020. Entonces, después de varios tiras y afloja entre sindicatos minoritarios y los comités de empresa de los astilleros, un grupo de trabajadores, impulsados por la Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM), decidió iniciar una serie de protestas.
La primera fue en el puente Carranza, con el corte del tráfico y la quema de neumáticos. Tras los despidos, hubo protestas e incluso una acampada en la factoría de Navantia en Puerto Real, para desembocar en una huelga general, convocada por sindicatos minoritarios, que tuvo lugar en septiembre. La actividad de Navantia estuvo prácticamente paralizada durante una semana.
"Tenemos pruebas de que nos decían que íbamos a ser los últimos en salir, nos metían en las faenas de más envergadura, estábamos muy bien mirados profesionalmente, pero tras estas movidas sabemos que Navantia llama a Nervión y le dijo que nos despidieran. Es difícil demostrarlo, porque ese listado no es físico, pero sabemos que hay una lista negra”, dice Manuel. De ahí que considere que sus despidos se deben a un acto de “represión sindical”.
Entre ambos suman más de 50 años de experiencia en el sector del metal. Manuel empezó nada más acabar la mili. “Hice un curso de soldadura, se me dio bien y he ido evolucionando”, cuenta. Jesús inició su carrera como soldador con 19 años. “Estuvo primero en limpieza, hice un curso y empecé. Los comienzos fueron duros, tuve que buscarme la vida, porque sin padrino no entraba, pero hice una formación tras otra y ahora manejo varios procedimientos de soldadura”. “Por nuestras cualidades nos metían en las faenas más delicadas”, agrega.
"Los comités de empresa no nos representan, representan a los trabajadores de primera"
La Coordinadora de Trabajadores del Metal, junto a CGT, convocó una huelga general para pedir que se “garantice el futuro mediante compromisos de cargas de trabajo en el sector del metal; dar fin a la desigualdad en el ámbito laboral, económico y social de las personas trabajadoras en las empresas auxiliares; garantizar las medidas preventivas que protejan la vida y la salud laboral de las plantillas, evitando muertes en el tajo; evitar la precariedad laboral en el sector; y pedir la readmisión de todos los despedidos y poner fin a la política disciplinaria de la patronal del sector”.
“Hay gente que se mete en un comité de empresa para dejar la pantalla y nosotros nos metemos en un sindicato combativo para recuperar la pantalla y los derechos”, matiza Manuel. “El problema es que no estamos respaldados. Nos estamos poniendo cruces en la espalda”. Su compañero Jesús agrega: “Tuvimos la conciencia de iniciar una lucha porque los mismos comités no nos representan, representan a los trabajadores de primera. Han dividido a la plantilla en trabajadores de primera, que son los de Navantia; de segunda, los fijos de las empresas auxiliares; y de tercera, el 90%, que somos los eventuales de las empresas auxiliares”.
Todo ello volverán a pedirlo en una movilización convocada para el próximo 10 de abril, apoyada por la Confluencia Sindical de la Bahía de Cádiz, que engloba a los sindicatos CTM, CNT, CTA, Ustea, SAT y Autonomía Obrera. El fin de la convocatoria es solicitar “una reindustrialización que ponga en el centro los derechos de sus trabajadores”.
“Queremos una auditoría externa, porque esto es un coto sin vallar”, dice Manuel, “y todo ello revierte en la precariedad de los trabajadores”. “No hablamos de bajada de sueldos, sino de bajada de derechos”, matiza. En las subcontratas, los empleados cobran por horas. “Un día de lluvia el empresario te dice que no vengas y ese día no cobras. Si tienes un accidente y te tienes que dar de baja no te lo pagan como accidente laboral. No tienes derecho a permiso por boda, ni vacaciones… Si te entra una mota en el ojo, algo muy común, el mismo responsable de riesgos laborales te dice que no vayas a la mutua, que vayas al hospital y digas que te ha pasado en tu casa”, relata.
“No podemos tener el segundo astillero más grande de Europa y que esté como está”, se lamenta Manuel. "Nervión el año pasado tenía 300 trabajadores y ahora tiene unos 30”, dice. “Demostramos buena calidad, pero no vienen más obras por la dirección de Navantia”. La construcción del BAM-IS para la Armada española —1,3 millones de horas de carga de trabajo durante 3,5 años— es, para estos trabajadores, “un gorrión en la boca de un león hambriento, eso se anunció para calmar los ánimos”. “Nuestra opción ahora es irnos fuera, aquí no tenemos nada que hacer”, expresan Jesús y Manuel.
¿Qué dice la patronal?
“La industria naval está secuestrada”, expresaba la Federacion de Empresarios del Metal de la Provincia de Cádiz (Femca) en un breve comunicado publicado en su web, después de la protestas llevadas a cabo en agosto. “Estamos siendo testigos de un nuevo movimiento de la Coordinadora de Profesionales del Metal de la Bahía de Cádiz, inesperado y sorprendente en cuanto a que sin previo aviso hayan podido campar a sus anchas de la manera que ha ocurrido cuando han cortado el puente y que hayan conseguido parar la actividad en un momento crítico, cuando lo que se necesita, precisamente es implicación y productividad, todo lo contrario que lo que están propiciando”, decía.
“Cuando se está debatiendo el futuro de Navantia en la Bahía de Cádiz y contratos que serían básicos de cara a futuro y se ha puesto todo el empeño para que se recuperen las posiciones que se han perdido por culpa de la pandemia cualquier incidencia devuelve al sector al escenario de la amenaza de la supervivencia”, señalaban desde Femca.
La patronal aseguró que, tras las protestas, contactó con Navantia para trasladarle su “profunda preocupación” y decirle que “la carga de trabajo se consigue convenciendo al cliente de que somos productivos y competitivos y no chantajeando a través de la alteración del orden público”. “No queremos despedir a nuestra gente pero estas acciones de la Coordinadora contra los trabajadores no nos están dejando otra opción; que al menos no nos cueste la supervivencia”, reseñaban desde Femca.
“Nos estamos jugando el sector”, decía la patronal. “No entendemos cómo se pide carga de trabajo usando argumentos y acciones que lo que hace es ahuyentar a los clientes”, culpando a las protestas de la falta de nuevos encargos. “La imagen que vamos a dar en breve a los clientes que han de recibir los trabajos que se han de terminar a mediados de septiembre y que van a acumular un retraso que puede provocar que no quieran repetir en la Bahía de Cádiz”.
La industria de Cádiz, sector estratégico
El Congreso de los Diputados aprobó hace unos meses, con los votos favorables de todos los partidos excepto del PNV y de Vox, una Proposición No de Ley (PNL) para dotar de carga de carga de trabajo a la industria del metal y declarar la actividad industrial de la provincia gaditana como estratégica.
“Esta es una PNL muy importante para la Bahía de Cádiz, para el campo de Gibraltar, para toda la provincia de Cádiz, pero también para Andalucía y quiero que se tenga muy en cuenta en esta comisión y en este Parlamento que no solamente se trata de un sector muy importante para Andalucía, sino que se trata de un sector de máxima importancia y estratégico para situar a España y a nuestra comunidad autónoma, Andalucía, como una posible zona industrial fundamental para la transición ecológica”, defendió Isabel Franco, diputada de Unidas Podemos.
“Andalucía es la tercera comunidad autónoma con mayor producto interior bruto, pero, sin embargo, ocupa la decimoséptima en renta per cápita. Esta diferencia es una auténtica barbaridad y habla de la incapacidad de distribución y de redistribución de la renta y también para crear empleos de calidad en mi tierra”, señaló Franco.
"Una PNL se puede meter en un cajón, para que sea efectiva necesita un respaldo social"
La PNL buscaba, por tanto, “intensificar los mecanismos existentes para vigilar y garantizar que se estén cumpliendo los derechos de los trabajadores y trabajadoras conforme a la legislación, tanto del Estatuto de los Trabajadores, como del convenio colectivo, a través de las actuaciones de la Inspección de Trabajo y la Seguridad Social”. En segundo lugar, que “se genere y se trabaje, porque funcione correctamente, una bolsa de empleo, tal como recoge el propio convenio colectivo”.
También, que “se declare a la industria del metal de la provincia de Cádiz como un sector estratégico o como un sector de especial importancia para la provincia y también para España”. Y por último, el refuerzo de la carga de trabajo "con nuevos contratos en el corto y en el medio plazo, que garanticen el mantenimiento del empleo y de los puestos de trabajo y que, además, se procure que haya una modificación de la industria para que vaya hacia las energías renovables”.
“Una PNL se puede meter en un cajón, para que sea efectiva necesita un respaldo social”, apunta Manuel, trabajador del metal despedido. “La movilización tiene que ser contundente para que los fondos europeos repercutan en la Bahía y se monten industrias”, agrega Jesús.
“Tenemos mano de obra cualificada, terrenos para montar industria… pero cada vez más compañeros se van fuera”, lamentan. Ellos mismos, temen, tendrán que hacerlo en breve. “En mayo se nos acaba el paro”, dice Jesús. “Nos quieren matar… pero somos duros”.
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