Ella es la única modelo, presentadora de sus showroom en directo con 5.000 personas conectadas a la vez de los 231.000 seguidores que tiene en Facebook y suben a cientos de TikTok e Instagram. Su hija maneja un smartphone y el ordenador desde el que emiten y gestionan la web y los envíos de la venta online, también con WhatsApp. Todo es puro arte, improvisación y entretenimiento con la participación creativa de toda la familia. Lo demás es filosofía flamenca, sana mezcla cultural de ventas de mercadillo cruzada con Amazon.
El día antes del confinamiento Juana Soto se las prometía muy felices con su pequeña, modesta y luminosa tienda de moda anticrisis en Jerez en la que habían invertido ella y su marido, Lucas Amaya -clave en el negocio familiar- todos sus ahorros, ilusiones y esfuerzos de los últimos años, incluida una rehipoteca de su casa. Pero de pronto, cuando menos lo esperaba, suspira: "El Covid me dejó con todo preparado y pagado, nos quedamos a dos velas". Se vino abajo el tiempo justo…
Se rebeló, preguntó sobre redes a una amiga, y aprendieron a gestionar la venta online. “Y allí encerrada la necesidad me hizo aprender”. Juana Soto, gitana orgullosa, tataranieta del cantaor jerezano Manuel Torre, es la reina flamenca de la moda anticrisis en el Facebook por derecho propio y por hechos. “¿Los precios bajos de ropa con calidad?, ahora te lo cuento. Su último vídeo tiene 280.000 reproducciones, es la presentación de la moda de esta temporada.
@laboutiquedejuanasoto ♬ Te Quiero - Manuel Cortés
Pues muy sencilla. Empecé con mis estudios, yo tengo administrativo y bueno, estaba en un bufete de abogados trabajando, conocí a mi marido y claro, pues antiguamente es verdad que la mujer se veía mal que trabajara, es verdad, hace 30 años ya decía bueno si tú puedes estar conmigo trabajando pues te vienes conmigo. Total, lo dejé todo y empecé en el mercadillo y del mercadillo, pues a poquito a poquito empezamos. Nosotros teníamos una idea diferente, yo quería montar mi tienda y empezamos sin recursos porque es verdad que no teníamos. Hipotecamos mi casa y empezamos a montar lo que hoy es mi tienda. Empezamos con la mitad de la tienda; ahí había una maestro de telefonía y empezamos aquí en este trocito. A partir de ahí, el boca a boca, el trabajo persona a persona, empezamos hasta llegar a lo que hoy tenemos. Eso sí, nos vino la pandemia y ahí ya se nos cruzó todo, ahí nos fuimos con toda la mercancía y todo invertido, y yo decía: Dios mío, qué hago, tengo que hacer algo…
Uff madre mía yo estaba aquí trabajando un sábado y veíamos esto muy raro, yo veía que la gente no venía, la gente comprando comida y decía Dios mío qué pasa qué pasa a los fabricantes llamándome eh diciéndome: Juana la mercancía hasta aquí claro yo lo que querían era que reconsideramos la mercancía que pagamos y que y que se lavan las manos pues sí empieza pagamos todo y el lunes nos cerraron el lunes ya dijeron que todo el mundo en su casa que y yo decía Dios mío yo no puedo estar en mi casa yo me llevé una semana a la semana me venía escondida cogía el coche y me venía y me metí aquí y él pasaba grababa a enseñar lo que es toda mi ropa
Sí, es verdad, muchas veces le decimos a la gente pues cómo combinar cómo combinar lo que es un pantalón y un jersey en plan baratito, pero no por ello ser de mala calidad ni nada, yo lo que digo que con un buen complemento la señora puede ir guapísima, un buen tacón un vaquero y una chaqueta no hace falta que llevemos muchos lujo ni nada sino tener un poquito de idea de cómo combinar que es lo que yo intento enseñar.
Uy, muy nerviosa, me puse un traje, una falda que tenía espectacular en rosa palo y yo decía, esto no puede conmigo, esto no puede conmigo, esto no puede conmigo y así fue, gracias a eso, gracias a la pandemia, me he dado a conocer a muchísima gente. Bueno nos siguen de México, de Cuba, de Nueva York, de todos sitios de todos sitios y no sé, la gente pienso que le gusta la cercanía, que yo empiezo a grabar y no sé mi hija me dice ‘mamá ¿qué vas a decir?; y digo: ay, no sé tú empiezas y lo que dé…
A sus 49 años, la tataranieta del insigne cantaor jerezano Manuel torre llama la atención por su gran ilusión y cariño por el proyecto en el que juega un papel clave su marido, Lucas Amaya, que no pierde detalle de la entrevista. Cada cita en directo es seguida por un número de personas que oscila entre 3.000 y 5.000 espectadores de los lugares más diversos.
Juana está presente en las principales redes especialmente en Facebook, aunque también es consciente del poder e influencia que tiene en Instagram. Nadie le ha enseñado las claves de los nuevos lenguajes de comunicación, de las redes sociales. Con gran espontaneidad y desparpajo aparece y desaparece de la escena y sigue comentando todo mientras se cambia de modelo porque la única es ella.
Juana admite que a veces siente vértigo al verificar en las estadísticas de Facebook qué hay 5.000 personas conectadas siguiendo en los directos sus divertidas recomendaciones sobre moda. A su manera se ha convertido en una verdadera influencer sin que los bolsillos terminen maltrechos después de una de sus sesiones de venta.
Su hija, que maneja el ordenador y el viejo Samsung con el que hace los directos, le va relatando los comentarios que hacen las clientas, las dos dialogan como si no hubiera nadie y los seguidores y seguidoras comentan con Juana que ese día han cocinado lentejas.
“Antes que nada soy ama de casa, tengo mis niños, tengo mis nietos y, claro, la olla hay que ponerla todos los días y pienso que, como yo, todos pues todas las amas de casa estamos liadas con la comida según la hora y ya empieza la gente, pues yo he hecho esto, pues yo he hecho lo otro y es una manera también de conectar también con la gente, y de que somos todas iguales, que aunque yo tenga un traje chaqueta o vaya vestida de una manera soy una mujer igual que esta señora.