Aurora llega como un torbellino. Lleva la chaquetilla blanca con el logo del programa de color rojo, y una caja negra en las manos. Dentro de ella, perfectamente acolchado, está el premio que la acredita como ganadora de la octava edición de MasterChef Junior. "Me veía con posibilidades de ganar, pero sólo si me esforzaba", cuenta cuando atiende a lavozdelsur.es, acompañada de su madre, Cati Herrera, que va con ella a todos los "compromisos" que tiene. Después de la entrevista tiene que ir al campo de fútbol de su localidad natal, Trebujena, donde será agasajada por el club de fútbol local. Raro es el día que no tiene actos.
"Yo quería entrar para ganar, pero si no entraba no pasaba nada", cuenta Aurora Ruiz Herrera (Trebujena, 2011), que a principios de abril cumplió 10 años. Cuando ganó el concurso culinario todavía tenía 9, por lo que es la ganadora más joven de la historia del programa. La pandemia ha impedido que lo pudiera celebrar como ella quería, por todo lo alto, pero lo tiene todo pensado. "Mi padre pondrá una pantalla, la más grande que tenga —se dedica al mundo de los eventos—, yo haré de comer un menú degustación y todos harán cola para entrar, habrá sillas, unas gradas... Durante dos días pondremos la final y se está hasta que el cuerpo aguante", explica. "Lo tengo visualizado".
Y es que Aurora, a pesar de su corta edad, habla —y actúa— con mucha decisión. Durante el programa ya dio buena muestra de ello. Como la ocasión en la que respondió a otro concursante que le dijo que "a las mujeres hay que darles la razón en todo". "Que sí, que si llevo la razón pues me la das, pero porque sea mujer, no", le contestó. O cuando la actriz Raquel Meroño, ganadora de MasterChef Celebrity 5, le dijo que tenía nombre de princesa. "Y ninguna me gusta", respondió. Una pequeña mujer de ideas claras. Hasta sabe lo que quiere ser de mayor: bioquímica. "Mi hermano tiene la Nintendo Switch y había un juego científico en el que había que mezclar productos... ahí supe que quería ser química. Después me informé, vi que había muchas ramas, y me gustó la bioquímica, porque me gusta la naturaleza".
Ahora, desde que ganó MasterChef Junior, compagina su vida anterior con los "compromisos", reconocimientos y actos que le surgen tras su paso por el programa. Ha sido nombrada Cocinera Mayor de la Villa de Trebujena —la más joven de su historia— y ha participado en un encuentro de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular por el Día de la Niña y la Mujer en la Ciencia, por poner algunos de los últimos eventos de su "apretadísima" agenda, en la que también caben actos solidarios —como la donación de 1.000 euros a la Asociación Española Contra el Cáncer de Trebujena—.
"La gente me para por la calle, me pide fotos, autógrafos... a mí me encanta", dice Aurora. "Me siento orgullosa de mí misma", confiesa, porque siempre le ha gustado la cocina, pero fue apenas unos meses antes de empezar el concurso cuando empezó a practicar. "Estuve todo el verano cocinando, que mi familia escapó muy bien, todo hay que decirlo", señala, provocando una carcajada de la madre. Fue durante el confinamiento cuando Aurora, que quería participar en MasterChef Junior, convenció a Cati para que rellenara la inscripción. "Yo tenía claro que, como mínimo, iba a pasar el casting online, pero no que iba a ganar", dice Aurora.
Con apenas 3 años, la pequeña trebujenera ya curioseaba en la cocina de casa, preguntando a todo el que andaba por allí qué estaba haciendo y absorbiendo todo lo que veía. "Empecé haciendo tortillas, huevos fritos...", dice, y ayudaba a su padre. Aunque es de su abuela de quien más ha aprendido. "Cuando cenaba con ella la ayudaba y me explicaba algo si lo hacía mal", señala la joven. A su abuela Catalina, que hasta participó en el programa, es a quien más quiere Aurora. "Cuando estábamos grabando la echaba de menos... más que a mi padre". A ella le debe su desparpajo y descaro. "Mi abuela tiene 7 hermanos, y todos hablan un montón y muy rápido, y se les entiende, que es lo bueno", señala. "Mi abuela tiene gracia", sentencia.
Con un tartar de gamba blanca con aire de remolacha y jengibre de primero, lubina a baja temperatura con salsa de gamba roja y multiesférico de aceituna de segundo y helado de mango, puré de fruta de la pasión y espuma de yogur de postre, Aurora se proclamó ganadora del programa culinario, algo que se tuvo que callar durante dos meses, el tiempo que transcurrió entre la grabación y su emisión. "Qué mal lo llevaba", confiesa la trebujenera. En su pueblo, todo el mundo estaba pegado a la televisión cada semana, viéndola progresar... y preguntándole. Pero no soltó prenda. "La primera semana no me veía que era yo, ya la segunda sí...", dice la joven, para la que la cocina, a pesar de todo, "es un hobbie".
Ahora, en casa cocina Aurora, cada vez que puede, sobre todo las cenas —"los almuerzos no me da tiempo, estoy en el colegio"—. "Yo cocino lo que quiero, pero a mí me han enseñado a cocinar, no a fregar, y mi madre no comprende que yo cocino y ella friega. Ahora aquí tengo que fregar yo", expresa. "Esto te lo saltas", dice la madre, riéndose. "No, no, porque es una realidad de mi vida diaria", contesta Aurora rápidamente. En los últimos días, arroz al curry o tartaleta de pan de molde, por ejemplo, platos —y recetas— que publica en sus redes sociales. "Quiero saber de cocina para apañármelas sola, y no tenerle que pedir tuppers a mi madre, como hace mucha gente", resuelve.
"Me gusta bailar, cantar no porque no es lo mío, cocinar, la gimnasia rítmica, hacer manualidades, pintar en lienzo...", enumera Aurora cuando se le pregunta por sus hobbies. "Tengo la agenda apretadísima, y luego tengo que hacer la tarea, que es lo mejor del día". "Tampoco que me manden 20 ejercicios, porque eso no le hace gracia a nadie, pero los que mandan normalitos me gusta hacerlos", dice. Ella es "de las pocas" a las que les gusta hacer la tarea. De hecho, confesó en el programa que es superdotada y que la adelantaron un curso en el colegio, cuyo comedor lleva ahora su nombre. "Estoy muy contenta por eso, nadie me había homenajeado".
La madre de Aurora, Cati Herrera, la acompaña a todos los actos y es consciente de que la burbuja en la que se encuentra puede explotar en cualquier momento. "Es un paréntesis en nuestras vidas, vamos a vivirlo y a aprovechar lo que surja", señala. "Que dure lo que tenga que durar", cuenta a lavozdelsur.es, mientras su hija posa para las fotos, con el trofeo en la mano, al lado de un pavo real, para luego atender a unas pequeñas que le piden un autógrafo, con las que termina jugando. Así es la nueva vida de Aurora. Ella está encantada.