“Primera cuerda, ahora vamos a tocar otra canción”, va indicando María Calvo, una joven violista ante una clase con una cerca de una veintena de niños y niñas de entre cinco y trece años, todos ellos estudiantes del CEIP Federico García Lorca, ubicado en la zona sur de Jerez. “No hace falta que apretéis mucho”, prosigue María. “Yo no puedo más…”, se le oye decir a uno de los pequeños aprendices de violinista.
Desde finales de octubre, repiten la cita cada miércoles, cuando ensayan en un aula habilitada en el centro escolar jerezano. La clase que visita lavozdelsur.es la terminan cantando, con ayuda de un piano, una guitarra y de los violines, la canción Color esperanza, de Diego Torres. “Saber que se puede / querer que se pueda / quitarse los miedos / sacarlos afuera / pintarse la cara / color esperanza…”, canturrean para culminar un ensayo más, entre aplausos.
La culpable de que este alumnado, de un centro escolar ubicado en una zona humilde de Jerez, tenga acceso a la música clásica, es la asociación Pequeño Orfeo, de reciente creación. Su actividad está inspirada en El sistema, un movimiento pionero surgido en Venezuela en los años 70 del siglo pasado, que perseguía los mismos fines que la organización jerezana, acercar la música clásica a quien de partida tiene menos posibilidades de desarrollarse en este ámbito.
“Nos gusta decir que afinamos futuros”, dice Lola González, la presidenta de Pequeño Orfeo. “Cuando tienes un instrumento en las manos se te abre una puerta a las emociones”, señala. El alumnado, cuando acaban los ensayos, muchas veces se abraza, empapado de la emoción. “Aquí sienten muchas cosas juntos”, agrega González, “para nosotros puede ser difícil transportarnos a la mente de un niño y pensar que estas cuatro cosas que han hecho les emocionan tanto, pero para ellos supone mucho”.
Sentados en forma de U en bancos de gimnasio, niñas y niños del CEIP García se reúnen cada semana para atender a las explicaciones de Lola González o de Pepe Valle, docentes de música en institutos de la ciudad —y socios fundadores—, o de profesorado contratado por la asociación, como María Calvo. Entre violines, violas y algún que otro chelo, los pequeños que se han apuntado de forma voluntaria a las clases van descubriendo un mundo para ellos, hasta ahora, desconocido.
“Se les abre una puerta al futuro”, aporta la presidenta Lola González. “Los instrumentos son símiles de nuestra propia vida. La vida de cada uno se desafina en muchas ocasiones y hay que estar continuamente ajustando la clavija”, dice. “La música sigue siendo una educación bastante exclusiva, no llega a muchos niños, porque los instrumentos son caros y van surgiendo muchas necesidades”, reseña. Para ella, “es esencial en la formación académica, en la educación en valores, en la formación integral del ser humano”, y critica que está “muy poco presente en los planes educativos”.
Con las clases que imparten desde la asociación Pequeño Orfeo esperan transmitir valores al alumnado del CEIP García Lorca como “la constancia, la concentración, la capacidad de escuchar, el respeto o el trabajo en equipo”, describe la presidenta. “Y a disfrutar de la música, si no hay disfrute no sirve para nada. Queremos conducir el amor que ellos ya tienen por la música, porque de lo contrario no estarían aquí”.
La idea de la asociación es partir del CEIP García Lorca y expandir su actividad a otros centros educativos de la zona sur de Jerez para que, “en proyectos puntuales”, se puedan unir en una gran orquesta, al estilo de lo que hace El sistema. “El centro neurálgico y pionero sería el García Lorca, pero se trata de ir ampliando a lo ancho y a lo alto”, reseña González.
Para cumplir estos ambiciosos objetivos, necesitan ayuda, sostiene la presidenta de Pequeño Orfeo. “Hacemos un llamamiento para que nos donen instrumentos”, expresa. La mayoría de los que tienen han sido comprados en Jerez, en la tienda Prieto Música —“que se ha portado fenomenal”—, gracias a una ayuda de la Fundación la Caixa, y el resto han sido aportados por personas afines a la causa. “Necesitamos más recursos, para instrumentos y para contratación de personal”, insiste, “necesitamos empresas que nos patrocinen y particulares que quieran suscribirse al proyecto. Si no colabora mucha gente es difícil que crezcamos”.
La intención de la asociación es, además de acercar la música clásica al alumnado de zonas vulnerables, mejorar la empleabilidad de músicos jóvenes, como María Calvo. “Es una experiencia fantástica”, comenta la joven. “Antes había dado clase a niños pequeños pero de forma individual, no a tantos a la vez. Estos niños vienen con muchas ganas de aprender”, explica. Ella, que acaba de terminar la carrera de viola en el conservatorio, quiere enseñarles “las bases de un instrumento. Intento que aprendan bien”. Una joven violista que se prepara para ser profesora de conservatorio y que ya tiene experiencia en orquestas y ha tocado en festivales internacionales.
“Me encantan los niños, educar y poder compartir la música con ellos, quiero que tengan la misma oportunidad que tuve yo”, dice María. Por eso está en Pequeño Orfeo. Lola González, presidenta, y Pepe Valle, vocal, son profesores de música en el IES Padre Luis Coloma y en el IES Alvar Núñez, respectivamente. Begoña Fernández trabaja en una gestoría. Los tres últimos son los fundadores de una asociación con la que “gana todo el mundo, pero sobre todo gana la música”.
"La música ha sido la luz del minero en mi vida, siempre me ha ido marcando el camino”, expresa Lola González, “y eso queremos aportarles, hay que abrirles posibilidades de futuro, eliminar barreras y desigualdades gracias a la práctica integradora de la música”. Ella, que desde pequeña se expresaba musicalmente —“tenía ansiedad musical—”, estudió la carrera de piano y el superior de solfeo —es clavecinista— antes de opositar para ser profesora, y asegura que la experiencia musical en Pequeño Orfeo es “agotadora”, pero también la más importante de su carrera.
Concierto a beneficio de Pequeño Orfeo
Este sábado 20 de noviembre, en los Claustros de Santo Domingo de Jerez, a las 20:00 horas, se celebra el concierto de música francesa para clave La edad de oro del clavecín. François Couperin y Jean-Philippe Rameau, a cargo de la clavecinista Ana Moreno Aranda, que inaugura así el ciclo Santa Cecilia: Música para todos, organizado conjuntamente por el Ayuntamiento de Jerez y la asociación Pequeño Orfeo.
Ana Moreno Aranda, que ha participado en conciertos con diferentes agrupaciones instrumentales en España, Alemania, Francia, Suiza y Brasil, ahora es miembro de la orquesta CordoBaroque bajo la dirección de José Manuel Navarro, y de los ensembles Les Folies Consort, Melante y Ars Hispaniae. Además, ha colaborado con la orquesta barroca Archivo 415, con el coro Virelay, la Orquesta Sinfónica de Sevilla y La Dispersione, y desde 2010 es profesora por oposición de clave en el conservatorio profesional Cristóbal de Morales de Sevilla.
Con lo recaudado, la asociación espera seguir ampliando su proyecto educativo. Las entradas donativos tienen un precio de 10 euros en venta anticipada y 12 euros el día del concierto, y se pueden adquirir en Musicry centro de estudios musicales (calle Campana, 20), librería La Luna Nueva (calle Eguilaz, 1), reservando en el 635 181 014 o desde una hora antes en las taquillas de los Claustros de Santo Domingo.