El pueblo que educa en medioambiente con los tres humedales que lo rodean

Los Palacios y Villafranca, el único pueblo del Bajo Guadalquivir que puede presumir de tres grandes humedales en su término municipal, los aprovecha para concienciar sobre ecología a través de una asociación, Anea, que se vuelca con los colegios

Educación medioambiental en El Cerro de las Cigüeñas, uno de los humedales que rodea a Los Palacios.

Hace poco más de 30 años, cuando Los Palacios y Villafranca (hoy con casi 39.000 habitantes) no tenía ni circunvalación para que el tráfico de Sevilla a Cádiz pudiera evitar la travesía por todo el pueblo, a quienes se aburrían en la caravana mirando por la ventanilla les llamaba la atención una pintada gigante sobre una acequia: "Este es el pueblo que necesita un parque".

La habían escrito los ecologistas de la asociación por la defensa de la naturaleza Anea, profetizando así la creación no de uno, sino de dos grandes parques en el municipio: uno en el extremo sur, el llamado de las Marismas, y otro en el extremo norte, el de los Hermanamientos. En aquella época, eran muy pocos palaciegos los preocupados por las llamadas zonas verdes, y muchos menos aún los que habían tomado conciencia del privilegio de que el pueblo se encontrara dentro del amplio triángulo que forman tres grandes humedales de orígenes dispares.

En efecto, si se traza un triángulo de larga base este-oeste a lo largo del muro de contención entre el humedal El Pantano y el llamado Cerro de las Cigüeñas, ambos en suelo público, los dos conforman dos vértices del triángulo que cierra, al norte, la bautizada como Laguna de La Mejorada, en suelo privado. Y todo el pueblo queda dentro de ese triángulo, a menos de tres kilómetros de distancia en cualquiera de los tres casos... 

Hoy, solo tres décadas después, en Los Palacios y Villafranca no solo no se entendería la vida cotidiana –para deportistas, familias y eventos de todo signo- sin sus dos parques públicos, sino incluso sin estos tres humedales que, a distintas velocidades, se han ido focalizando y protegiendo para una juventud mucho más sensibilizada con el medioambiente y gracias al impulso de la última generación de Anea.

La Mejorada, otro de los humedales de Los Palacios.   MAURI BUHIGAS

"La labor de gente como Centeno, Pepe Ayala o José Manuel Benítez ha sido impagable porque ellos fueron los que empezaron", reconoce Álvaro Begines, el actual presidente de la asociación y uno de los jóvenes palaciegos más volcados en la protección de la cerceta pardilla, "una de las especies de aves más amenazadas después de haber sido de las más comunes en todo el entorno de Doñana", cuenta mientras otea con sus prismáticos el horizonte del Cerro de las Cigüeñas, seguramente el humedal que más amenazado se ha visto en lo que va de siglo y en el que Anea ha intensificado su cariño, especialmente desde el incendio intencionado de hace exactamente tres veranos.

Fue Álvaro Begines quien sorprendió las llamas en el entorno del humedal el 6 de junio de 2021, precisamente la jornada siguiente del Día Mundial del Medio Ambiente. La catástrofe fue menor porque él dio la voz de alarma a los bomberos y, sobre todo, porque muchos miembros de Anea y otros voluntarios se volcaron rápidamente en su recuperación. Redactaron un manifiesto para concienciar a todas las asociaciones e instituciones locales, hicieron una colecta con la que consiguieron 4.500 euros con los que sembrar árboles y consiguieron el compromiso del Ayuntamiento para que no solamente distribuyese una decena de depósitos de agua por todo el humedal —que siguen ahí— sino que mandara regar periódicamente.

Cartel en el Cerro de Las Cigüeñas.   MAURI BUHIGAS

El entonces concejal de Medio Ambiente, José Manuel Triguero (IP-IU), anunció la decisión de ampliar las 14 hectáreas del humedal con una finca anexa, también de propiedad municipal, a la zona inundable de cuatro hectáreas. El año pasado se terminaron de sembrar mosaicos de vegetación autóctona con coscojas, olivos, majuelos, jaguarzos, álamos, zarzas y lentiscos, hasta un total de 5.000 plantones, además de algunos pinos, frescos y alcornoques. Se culminaba así el programa de sellado y restauración ambiental de vertederos ilegales que se había incluido en el Plan Provincial de Reactivación Económica y Social 2020-2021, del Plan Contigo de Diputación, por el que el Ayuntamiento, que puso encima de la mesa 38.000 euros para vallar todo el perímetro del humedal, consiguió además una subvención de 368.000 euros más.

Y es que el Cerro de las Cigüeñas tiene un origen vergonzoso, el de una escombrera de la que todavía da testimonio la arqueología más casual a dos metros bajo tierra. “De vez en cuando sigue saliendo ropa o botes o chatarra”, señala José Manuel Benítez, presidente de Anea durante los últimos 16 años y que ha dejado esta labor en manos del joven Begines hace solo seis meses. "Ahora tenemos hasta lagunas para anfibios que necesitamos mantener porque el agua, cada cuatro o cinco días, termina evaporándose", explica él mientras recoloca las piedras que también sirven de refugio a los reptiles. "Ya no hay nada natural porque el ser humano, durante muchos siglos, se ha encargado de desnaturalizarlo todo", reflexiona en voz alta, "así que también debemos ser los seres humanos quienes compensemos". 

Lo oyen los cuatro hijos de Raquel Mauriño, profesora de Biología del IES Almudeyne y una de las socias más activas en cuantas iniciativas pone en marcha Anea, incluida esta que se está cociendo precisamente de cara al próximo curso de trazar una programación medioambiental para los trece colegios del municipio. “La idea es que exista un temario concreto, una programación transversal de educación ambiental en los humedales que no solo dependa de la buena voluntad de este profesor o aquella maestra, sino en la que puedan participar todos los colegios e incluso institutos del municipio”, explica el actual concejal de Medio Ambiente, Florián Ramírez, quien, tirando de realismo, advierte de que "es muy difícil desarrollar el plan medioambiental que tenemos con todos los colegios al mismo tiempo”. En este sentido, esta semana se presenta el proyecto y el objetivo es que la programación sea rotativa y que, a partir de ahora, “cada año se trabaje especialmente con dos o tres centros".

Foto de familia en el humedal del Cerro de las Cigüeñas en Los Palacios, en días pasados.   MAURI BUHIGAS

Los miembros de Anea, ahora muy jóvenes, están terminado de diseñar materiales y están encantados con el proyecto porque están convencidos de que es la única forma de "sembrar" de veras… El alumnado palaciego, aunque de forma intermitente, lleva años implicándose en suelta de aves, anillamientos, siembra de especies autóctonas, limpiezas, etc.

Mauriño, por su parte, admira la labor de otras compañeras docentes en este sentido, y se acuerda de las jornadas de siembra llevadas a cabo por la maestra ya jubilada Inés Sivianes, del colegio Picasso. Fue su grupo el que se volcó con toda la ilusión en organizar rifas para conseguir dinero para la reforestación del Cerro de las Cigüeñas tras el incendio. Uno de aquellos alumnos, Gonzalo Cadenas, hasta rifó su propio Kart para la causa. 

Este pasado fin de semana, sin ir más lejos, Mauriño y su familia participaron en una jornada contra la "basuraleza" en la laguna de La Mejorada, como hizo el pasado año con sus alumnos del colegio concertado Las Nieves la profesora Amparo Ribelles. El alcalde palaciego, Juan Manuel Valle (IP-IU), que siempre ha sacado pecho por el sellado definitivo de la escombrera del Cerro de las Cigüeñas, se apresuró a escribir en sus redes sociales: "Chapó por  esas personas voluntarias que entregan su tiempo por el bien común. ¡Y dos velas negras para los incívicos que ensucian y no son capaces de respetar ni los espacios naturales ni nada de lo que es común!". Y lo cierto es que, aunque estos incívicos siguen a lo suyo, incluso robando repetidamente la puerta de acceso al observatorio de aves del humedal del Pantano, por ejemplo, quienes tienen un sentido ecológico de la realidad hacen ahora más ruido…

Extracción de agua en el humedal.   MAURI BUHIGAS

El regidor palaciego insiste en que "nuestros humedales son unos espacios de mucha riqueza ornitológica por su cercanía al Coto de Doñana, y un lugar de paso de aves del norte hacia el continente africano, y esta riqueza debemos aprender a valorarla y quererla; de hecho es uno de nuestros principales retos para esta próxima década".

Desde la pasada sequía, el Ayuntamiento medió ante la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y ante el Consorcio de Aguas del Huesna para que el agua proveniente de la depuradora local no se siguiera vertiendo inútilmente al Caño la Vera, sino que sirviera para inundar constantemente el Cerro de las Cigüeñas y garantizar así una zona inundable todo el año. Sin embargo, "harían falta más tubos aportando agua, no solamente uno", señalan miembros de Anea. 

Un lucio de la antigua marisma 

Los otros dos humedales, algo más pequeños que el del Cerro de las Cigüeñas, tienen orígenes bien distintos. El más antiguo de los tres es el del Pantano, exactamente un remoto lucio de las marismas orientales del Guadalquivir hoy cercano al cementerio y rodeado de población, parcelas agrícolas y naves de diversa naturaleza. También este humedal ha sido vallado por el Ayuntamiento y es aquí donde Anea ha organizado recurrentemente jornadas abiertas de anillamiento de aves en las que participan los colegios.

La riqueza de la flora y la fauna, especialmente de aves, es espectacular en este otro humedal que, como el del Cerro, ha conseguido recientemente la figura de Reserva Ecológica por parte del Gobierno andaluz, aunque la protección resulte en la práctica de responsabilidad municipal ante el rechazo de la propia Junta de Andalucía de encargarse de la protección de más zonas vulnerables solo en la teoría… En El Pantano es fácil observar cigüeñuelas, chorlitejos, ánades reales, pollas de agua, calamones, fochas, garzas, garcillas bueyeras, agachadizas, andarríos e incluso flamencos en las pocas tardes serenas en que el pueblo parece reconciliarse con su naturaleza remota de límite entre la marisma y la campiña… 

Vista del humedal de La Mejorada.   MAURI BUHIGAS

Un lago privado y demasiadas leyendas

El tercer humedal, el de La Mejorada Baja –llamado así por la derruida hacienda del mismo nombre-, también bautizado como Lago de Diego Puerta por cierta leyenda en torno al torero, es de propiedad enteramente privada. Las leyendas han proliferado siempre en este entorno, primero por las supuestas apariciones en la hacienda ruinosa que les han dado pábulo a los amantes de lo paranormal. Muchos en el pueblo recuerdan cuando, allá por los años ochenta y en un montículo en medio del lago, vivía en una choza un hombre negro con una pata de palo acompañado de una cabra… En cualquier caso, también la laguna forma parte de las tierras de la familia Fontán, que ni siquiera vive en el pueblo. En realidad, la laguna es el resultado de una excavación a finales de los años 60 del pasado siglo para extraer arena utilizada en la construcción de la autopista AP-4, estrenada en 1972. 

Aquel agujero gigante no tardó en llenarse de agua y en convertirse en un humedal citado en las principales guías medioambientales del país, pero jamás ha dejado de ser suelo privado. Esa es la causa por la que, constantemente, puede verse un motor extractor de agua para riego de las tierras que circundan la laguna. En estos pasados años de sequía, el humedal ha quedado completamente seco. “Pero el administrador o arrendatario de estas tierras no tiene derecho a dejarlo sin una gota de agua, aunque se sea suelo privado”, denuncia Álvaro Begines, y se explica: "El agua de lluvia que cae sería suya si él pusiera un plástico y recogiera exclusivamente la que caiga del cielo, pero ahí también está el agua freática e incluso él tendrá permiso para sacar, desde el canal del Bajo Guadalquivir, una cantidad fija de agua, no toda la que quiera". El expresidente de Anea, José Manuel Benítez, por su parte, recuerda que "hace unos cuantos años” se le propuso a la familia propietaria calificar la laguna como Reserva Ecológica también, al igual que los otros dos humedales, “y se mostraron receptivos, pero luego llegó la crisis económica y no se pudo contar con cierta subvención y la cosa se aguó". 

Naturaleza en el humedal palaciego.   MAURI BUHIGAS

El caso es que pocos en el pueblo saben de la condición privada de este humedal, destino de buena parte de la población que practica senderismo. Incluso ciertos clubes de pesca se han aficionado a practicar su afición en estas aguas, y no es raro ver a grupos de amigos merendando en su orilla…

El partido que actualmente gobierna el municipio, Izquierda y Progreso-Izquierda Unida, liderado por un alcalde capaz de haber concatenado ya dos mayorías absolutas, prometió antes de las pasadas elecciones construir una vía verde o sendero que conectara los tres humedales para poder rodear el pueblo a pie, en bicicleta o incluso a caballo. Hasta lo bautizó con un nombre en honor al Caño de la Vera que rodea el pueblo tras el muro, "A tu Vera"… "A nosotros no se nos olvida y se lo estamos recordando constantemente", dice José María Sánchez, otro de los jóvenes de la actual directiva de Anea. “Lo que pasa es que, mucho más urgente que ese sendero que una los tres humedales, es consolidar que los tres humedales tengan garantizada su supervivencia y conservación”, advierte Álvaro Begines, y añade: “Es imprescindible enseñarles a los más jóvenes y a veces también a los políticos que no se puede empezar la casa por el tejado”.