Al salir de El Puerto, desde la carretera, una nueva estructura de color amarilla salta a la vista. Reluciente bajo el sol, un puente resalta en medio del Parque Natural Bahía de Cádiz sobre uno de los brazos del río San Pedro. Varios operarios ultiman las obras de este tramo durante las últimas horas de luz del día. “Tiene una conservación extraordinaria”, dice Joaquín Paloma, de Ecologistas en Acción frente a esta parte de la ruta cicloturista y peatonal que pronto se inaugurará.
El puente de hierro conecta el parque natural, El Puerto, Puerto Real y el Campus Universitario. Estas vigas de celosía llevan 164 años a sus espaldas, vigas que casi acaban en un vertedero.
Varias personas fueron testigos del destino que parecía tener este antiguo puente y se movilizaron para ponerlo en valor. Lo llaman puente de San Alejandro, nombre compartido con otro del que queda algún resto en el parque Calderón, y es uno de los principales vestigios de la primera línea ferroviaria de Andalucía (y quinta de España): Jerez-Trocadero. Por él pasaban las botas de vino de Jerez que se embarcaban para su comercio, por lo que esta línea de ferrocarril fue notable para el desarrollo de la industria vinatera y del transporte en la zona. Según cuenta Miguel Ángel Caballero, técnico de Patrimonio que trabajó para la salvación de este puente, se construyó en 1860 y su autor es el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Luis Torres Vildósola, padre del insigne inventor Leonardo Torres Quevedo.
“Esta podría haber sido la primera vía férrea de España, la concesión administrativa se otorgó en 1829, pero se demoró y no fue hasta mediados del siglo XIX cuando se llevó a cabo”, destaca Caballero frente a este bien patrimonial.
Originariamente, esta estructura se divisaba sobre el río Guadalete, junto a la estación, y estuvo en uso como vía de trenes hasta 2006. A principios de junio de ese año unas obras preocuparon a vecinos, ecologistas y otros testigos. “Observamos que el puente lo estaban desmontando, troceándolo y convirtiéndolo en chatarra para tirar”, recuerda Joaquín mientras muestra en su móvil fotografías de esa acción que se realizaba por la noche, cuando no había tráfico ferroviario.
El motivo era dejar paso por su trazado a uno nuevo de la línea de alta velocidad Sevilla-Cádiz. Se necesitaba otro tipo de estructura y el puente estorbaba para la implantación de la alta velocidad. De inmediato, una persona que ha querido mantenerse en el anonimato alertó al centro municipal de Patrimonio Histórico, con Javier Maldonado como director en aquel tiempo, y los ecologistas también dieron la voz de alarma al Ayuntamiento.
“Empezaron a trocearlo de mala manera, con un soplete, sin ningún tipo de cuidado ni interés por la conservación, para llevarlo al vertedero, que era lo que recogía ese proyecto originario”, comenta Miguel Ángel Caballero. Esta obra de ingeniería del siglo XIX iba a ser destruida por completo.
A partir de ese momento, se iniciaron una serie de gestiones por parte de Patrimonio a nivel local, autonómico y nacional hasta que lograron paralizar la obra. El Ministerio de Fomento, a través de ADIF, accedió y tomó conciencia de la relevancia de esta pieza para El Puerto, pero ya se habían desguazado 80 metros de los 160 que presentaba. La lucha entonces fue salvar a esos 80 metros restantes de esta histórica estructura que no podía permanecer en su ubicación inicial. “Era un puente inmenso y solo se salvó la mitad”, recuerda el técnico portuense.
En ese momento, Javier Maldonado contactó con Juan Martín, entonces director del parque metropolitano de Los Toruños. “Lo tuve claro desde el principio y convencí al entonces viceconsejero de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, Luis García Garrido. A partir de ahí tuvimos desde la Junta de Andalucía varias reuniones con ADIF y con el Ministerio hasta que finalmente nos cedieron el puente mediante convenio”, cuenta a lavozdelsur.es el consultor ambiental y gestor de espacios naturales protegidos.
Así, lograron que Adif no vendiera como chatarra lo que quedaba de puente, que fue desmontado y trasladado a través de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA) a Los Toruños, donde ha permanecido casi 20 años.
Durante este tiempo, surgieron distintas propuestas para determinar el futuro de este bien patrimonial. Incluso plantearon poner los restos en una rotonda. Proyectos que caían en saco roto o que no terminaban de cuajar. “Se intentó poner desde la venta El Maca hasta Puerto Real, paralelo a la carretera, pero una empresa que explota salinas se quejó porque decía que iba a dificultar la entrada de agua”, recuerda el ecologista en medio de la marisma.
En 2017 se inició el proyecto actual que ve la luz siete años después en esta zona conocida como El Corte. Esta actuación de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, por importe de 1,35 millones de euros, está enmarcada en la Inversión Territorial Integrada (ITI), que mejora la red cicloturista de la Bahía de Cádiz.
Al final, el puente se ha salvado. Batalla ganada tras años de trámites, proyectos y trabajo que han permitido su recuperación. Algunas de las personas que pusieron su granito de arena para ello, observan la estructura que casi desaparece. Ahora, luce sin óxido y reforzada en pleno parque natural, desde donde algún curioso ya se ha topado con ella por sorpresa y la ha pintado para la posteridad.
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