Los discursos de odio siempre están en la palestra. Pero en estos días, vuelven a resonar en el mundo mediático. “Mono, vete a tu país” o “tienes que leer más y aplicarte en los estudios en vez de sentarte con tus primos a tomar litronas y tocar guitarras”, son comentarios que evidencian, una vez más, que todavía queda mucho por hacer en una sociedad manchada por el racismo. Vinicius, el jugador de fútbol del Real Madrid, brasileño, está en el foco después de tener que digerir insultos, al igual que Pedro H.R, camarero despedido por el hecho de ser gitano.
De Afganistán, de Ucrania, musulmana, marroquí, africana. La diversidad sigue molestando. El racismo es un tumor que perturba a famosos y ciudadanos que luchan en pro del respeto. No son mediáticos, ni multimillonarios, pero también alzan la voz contra una situación insostenible.
“He sufrido racismo por parte de un político que no voy a nombrar”. La voz de Juliette Happy, natural de Camerún, África, se escucha en los Claustros de Santo Domingo, en Jerez, donde se ha celebrado la Feria de la Diversidad. Afincada en España desde hace 30 años, comparte con lavozdelsur.es situaciones que desearía no tener que haber vivido ni presenciado.
“Un día fui a un mitin del político, cuando llegó empezó a saludar y justo cuando llegó a mi altura, se giró. Era la segunda vez que me lo hacía”, cuenta la vecina que tras 11 años en Barcelona se mudó a esta ciudad donde participa activamente desde la asociación de mujeres Manos Abiertas hacia el futuro. Recuerda que la primera vez fue en Cádiz, en la preparación del día de los Reyes Magos. Ella era paje real y estaba presente cuando llegó este cargo publico. “De nuevo, entró, saludó y cuando llegó donde estaba yo, se giró”, dice la africana, que también fue vocal en el Consejo Local de la Mujer.
Sus ojos han presenciado escenas que delatan ese racismo latente del que muchas comunidades desean desprenderse. Momentos que han tenido lugar por el mero hecho de tener la piel de otro color. “Una vez me subí a un autobús que estaba a tope, una chica negra estaba sentada y el asiento de al lado estaba libre. Una mujer subió, la miró de arriba a abajo y siguió hacia delante”, comenta. En su mente brotan otros casos que siguen dándose en la actualidad.
“En el autobús una señora estaba sentada y, cuando se fue a sentar una chica de color a su lado, ella se levantó. Y un día, un señor se tapó la nariz cuando se sentó junto a él un chico negro”, detalla Juliette con indignación. La africana siente rabia cada vez que el racismo se planta frente a ella.
“Te entran esas ganas de levantar la mano y de agarrar cosas, pero te tienes que contener. Queda muchísimo por hacer. Es un tema más y va para largo”, expresa mientras la artista libanesa Nada Chouaib hace una demostración de danza del vientre.
"Un señor se tapó la nariz cuando se sentó junto a él un chico negro"
A ella le duele sentir ese rechazo por parte de las personas con las que convive en una misma localidad. Desde su experiencia, asegura que “el racismo no es solamente entre blancos y negros, existe racismo entre negros. Antiguamente, Camerún y Nigeria eran gato y perro. No podíamos ver a un nigeriano, para nosotros, era lo peor de África, un ladrón, un estafador. Hoy la cosa ha cambiado”.
Casos como los que ha descrito Juliette ocurren a diario. “Lo que pasa que no salen a la luz”. Patricia Carles, jerezana de 53 años, también alza su voz. Esta musulmana de la Asociación Islámica de Mujeres Bismillah se casó con un marroquí, Ahmed Khaldi, y conoce los problemas a los que se enfrenta esta comunidad.
Madre de tres hijos, tras regentar un comercio durante muchos años, abrió una tienda Halal que tuvo que cerrar por salud. Ahora se implica en la labor de esta asociación desde la que promueve valores de respeto y tolerancia, además de romper estereotipos ligados al islam.
“Se sufre mucho a la hora de encontrar vivienda. En nuestro caso, en cuanto te ven con un simple yihab, nada. Hay un discurso de odio, por supuesto, pero también es por la ignorancia”, sostiene.
A menudo, las personas migrantes que buscan una casa en su ciudad de residencia tienen dificultades. “En cuanto detectan el acento extranjero, de pronto le dicen que el piso ya está alquilado”, señala Yolanda Rosado, periodista y responsable de comunicación en CEAin, organización que trabaja por la inserción social del colectivo migrante.
Según explica la también técnica de sensibilización de los proyectos de Stop Rumores y contra los discursos y delitos de odio, “hay discriminaciones que son más sutiles, no hace falta que te peguen o te insulten, puede ser simplemente que no te quieran dar una cita, que te atiendan mal o que no te den acceso a un derecho que tienes como ciudadano o ciudadana”.
"Los insultos racistas ya se ven en Primaria"
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, pero aún no ha quedado claro este principio universal. Incluso se observan expresiones racistas entre los más jóvenes en los centros educativos o en sus lugares de reunión. “Los insultos ya se ven en Primaria, es preocupante. A mi hijo y a otros chicos les ha pasado”, comenta Patricia que considera que “no es culpa de los niños que insultan, ellos lo escuchan en casa y en las redes sociales. Hay niños de ocho años que ya tienen móviles y eso es muy peligroso”.
Para combatir los discursos de odio hay pautas que se basan en la formación, la orientación y la sensibilización. Tanto Yolanda como Patricia imparten talleres con el objetivo de hacer un poco mejor la sociedad que les rodea. Además, explican pasos a seguir ante situaciones de discriminación, que se percibe hacia personas con distinta religión, procedencia o etnia.
Juan Fernández Ramos es gitano. Este jerezano de 49 años, aunque comparte que solo ha sufrido en sus carnes “casos puntuales en el deporte o en la escuela”, sí que ha escuchado numerosas denuncias. El área de discriminación de Secretariado Gitano, asociación donde desempeña el papel de técnico y mediado intercultural, recoge todo tipo de ejemplos.
“Existe discriminación en todos los ámbitos, empleo, educación, el ámbito sanitario, el acceso a los recursos de la vivienda. En España culturalmente siempre ha habido un montón de discriminación y racismo hacia los colectivos. Y a la vez somos una de las mejores sociedades de acogida. Pero aquí mismo sigue existiendo discriminación”, afirma desde el stand que ha preparado en la Feria.
A veces, las personas que sufren vejaciones racistas no son conscientes de ello hasta que no comparten vivencias con otras vecinos. “También hay personas que no se atreven a acudir a la Policía porque vienen de contextos en los que no están respaldados por las autoridad o tienen miedo porque se encuentran en una situación irregular”, explica Yolanda Rosado, que se encarga de transmitir cómo actuar, cuáles son sus derechos o dónde tiene que acudir.
Vinicius, un caso mediático con repercusión positiva
El discurso del futbolista brasileño ha removido conciencias. Al menos esa esa la sensación que tiene Juan, que considera que supone un replanteamiento en la sociedad. “Nadie quiere pasar por esa historia, pero creo que viene bien porque ahora se va a empezar a hablar de sanciones, del tema jurídico, y de concienciación. Creo que a a servir a nivel pedagógico para toda la sociedad”, opina.
“No es lógico, en los demás deportes también hay personas de raza negra y no pasa nada. Solamente pasa en el fútbol. Yo creo que se da en un contexto en el que hay un grupo de radicales que fomentan eso”, manifiesta Patricia.
Todas estas personas que han aportado sus reflexiones llegan a una misma conclusión, hay que denunciar, visibilizar y aprovechar los casos más mediáticos para “poner el tema sobre la mesa” y seguir avanzando.
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