Casi 70 vecinos de El Puerto viven en una zona no urbanizada que carece de iluminación y agua potable. Familias residentes en 17 parcelas llevan desde principios de los 2000 enfrentándose a unas deficiencias que Miguel Pérez, portuense de 54 años, presidente de la comunidad, enumera desde la calle Florida, en la zona de Los Desmontados.
Fue en torno a 2002 cuando este barrio comenzó a construirse en unos terrenos en los que se divisaban campos de cultivo y pozos. El entonces alcalde, Hernán Díaz y el delegado de Urbanismo, Pedro Alamillos dieron luz verde a la construcción de casas en una zona que, con el tiempo, ha traído problemas a sus inquilinos.
"Construye que no pasa nada, nos decía. Nosotros nos reuníamos con ellos y nos decían que no había multas”, recuerda Miguel. Se emitieron licencias en un lugar que está calificado como “suelo no urbanizable”. Incluso Ecologistas en Acción formuló denuncias contra estos inmuebles al estar enclavados en el interior de la Reserva Natural de las Lagunas. Y vivir en una zona sin urbanizar trae consigo consecuencias.
La comunidad de propietarios, de proindiviso, no cuenta con el servicio de recogidas de basura. Ni siquiera tienen un contenedor cerca. “Aquí el camión no llega. Tenemos que atravesar la carretera para ir al bombo más cercano, el del parque de El Juncal”, dice Miguel señalando el recipiente, que se divisa diminuto en la lejanía.
Aunque soliciten un contenedor, no sería una solución ya que el camión no circula por el camino de acceso a la zona, conocido como la vereda de Enmedio. Este se encuentra en un estado deplorable, apenas transitable debido a los baches del terreno, lleno de piedras. “Tengo que coger la bolsa, meterla en el coche, y desplazarme hasta allí”, dice el portuense.
En la zona también viven personas mayores que carecen de vehículo y no tienen más remedio que andar hasta el bombo. “La vecina de esta casa tiene 80 años y va con un tacataca, es la primera que llegó aquí”, comenta.
Pese a que no disponen de este servicio, los vecinos lo pagan todos los meses. “Nosotros pagamos un IBI urbano en conjunto, nos reconocen en conjunto, pero pagamos 17 veces la basura y no llega”, explica con una factura en la mano que acaba de abrir. Ellos son conscientes de que generan residuos, pero no tienen acceso a recogida u otras acciones que sí disfrutan las viviendas en zona urbanizada.
"La ambulancia se ha negado a entrar"
El camino “está impracticable”, razón por la que tampoco acceden los servicios de urgencias. “La ambulancia se ha negado a entrar”, dice Miguel caminando por la vía que antiguamente atravesaban los hombres para vigilar sus cultivos. Los taxistas también evitan entrar en esta zona por temor a que sus vehículos sufran daños materiales. “Aquí no entra nadie. Mi vecino tiene que bajar a recoger a sus hijas adolescentes, le llaman diciéndole que el taxi les ha dejado allí”, cuenta.
En cambio, ellos sí atraviesan el camino con sus coches, para llevar a sus hijos al colegio o para ir a hacer la compra. “Muchos se han roto, y una vecina se quedó atascada porque cuando llueve, se inunda y no se puede transitar”, dice Ramón García, que lleva unos ocho años viviendo en la zona con su mujer y sus hijos. Algunos incluso usan botas de agua para poder salir.
La inexistencia de asfaltado se repite en toda la zona. “Cuando llueve esto es un río”, dice señalando otra vía que casi queda tapada por el crecimiento de las plantas. Según cuentan, debería tener unos 10 metros de ancho, sin embargo, “tiene dos metros y medio como mucho y dos coches no caben”.
Ramón asegura que los propios vecinos han contribuido al arreglo de algunos tramos al ver que el Ayuntamiento, de momento, no les da una solución. “Esta gravilla es nuestra, la hemos pagado de nuestro bolsillo”, dice pisando el suelo.
"El agua sale de un pozo"
Pero para ellos, lo más importante es poder tener agua potable de la que carecen desde que llegaron los primeros inquilinos. “Aquí el agua sale de un pozo y no se puede beber. Nos gastamos un dinero en el motor del pozo y estamos a base de garrafas”, explica Ramón, que se adentra en su casa para mostrar las condiciones de ese agua.
Contiene mucha cal, lo que provoca que los grifos estén “blancos” y el techo, con agujeros. “Lo pudre todo. Cada años tenemos que cambiar de termo. Es horroroso”, comenta el portuense. A Miguel le ocurre lo mismo, su termo está oxidado e inservible. Tras soltar el objeto, apunta a los cortes de luz que, según los vecinos, se producen con frecuencia. “Si no hay luz, no hay agua”, dice Ramón que insiste en que “estamos pagando como si tuviéramos de todo y no tenemos nada”.
A su vez, señalan una hilera de chalets a los que llaman “los ilegales” que adoptaron el nombre “Florida” lo que provoca cierta confusión. “Son ocupas y a veces hay trifulcas y la Policía viene hasta aquí por el nombre cuando es allí”, explican.
Los vecinos saben que se trata de “un problema burocrático al ser zona rural”, pero se mantienen en pie de guerra para que su situación se resuelva. No comprenden que el problema se extienda tanto en el tiempo cuando, a unos metros, “hay chalets que se construyeron hace unos seis años y que tienen agua”.
La comunidad realizó un proyecto de urbanización junto a arquitectos y abogados para presentarlo al consistorio, sin embargo, desde que el PGOU de 2012 fue anulado, “nos hemos quedado estancados”.
Este hecho interrumpió el proceso de regularización que habían iniciado varias Áreas de Regularización (ARGs) como esta. De forma que, al entrar de nuevo en vigor el PGOU de 1992, la mayoría pasan de “suelo urbano no consolidado” a “suelo no urbanizable”.
Ante esta situación, El Puerto 100x100, conocedor de los problemas de estos vecinos, ha hecho hincapié en que esta zona necesita un proyecto de urbanización conforme a la ley. Por tanto, la formación propone incluir la zona en el PGOU y que esté adaptado acorde a la nueva legislación andaluza: Ley de impulso para la sostenibilidad del territorio de Andalucía (LISTA).
También apunta a acabar con los problemas de saneamiento a través de la canalización de las aguas, el establecimiento de luz y la delimitación de entradas y salidas con un asfaltado total del diseminado.
El Ayuntamiento avanza en la redacción del PGOM
Este medio ha preguntado al consistorio si contemplan acciones para mejorar la calidad de vida de la zona. Según explican desde el Ayuntamiento, el equipo de gobierno continúa trabajando en la redacción del avance del Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) dentro de la etapa de participación ciudadana, con la celebración de las distintas mesas sectoriales, así como múltiples reuniones con organismos, grandes desarrollos, administraciones o agentes estratégicos y claves de la ciudad.
La teniente de alcalde de Urbanismo, Danuxia Enciso, explica que cada asentamiento tiene sus particularidades y que en el nuevo Plan se buscará una solución acorde a cada realidad, condición y características.
“No habrá una solución plana en el conjunto, sino personalizada a cada circunstancia teniendo en cuenta que no todos los asentamientos son iguales”, añade.
En los 10 años de vigencia del Plan de 2012, ninguna de las ARG ha completado su proceso de regularización. El Ayuntamiento considera que “ha sido un fracaso al tratar de dar una solución idéntica para las distintas circunstancias”.
En aquel proceso se detectaron problemas tanto exógenos -como la propia dificultad del marco legal- como endógenos -desacuerdos entre los propietarios. “Sin dejar de perder la perspectiva de que no hay víctimas y todas son ocupaciones irregulares que están condicionando el interés general de la ciudad como el de la Bahía, al tener El Puerto por su ubicación una vocación territorial estratégica”, añade Enciso, que sostiene que se intentará reutilizar todo el trabajo realizado hasta la fecha.
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