El 17 de mayo de 1990 la asamblea general de la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales y desde entonces el 17 de mayo se celebra el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia. Han pasado 30 años y no está de más ver qué queda de todo ello.
Este año, el día 14 de mayo, la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea publicaba una encuesta sobre la discriminación e intolerancia hacia gais, bisexuales, transexuales e intersexuales y las cifras siguen siendo preocupantes.
Según esta encuesta el 41% de los encuestados en España, por encima de la media europea, que se sitúa en un 38%, afirmó haber sufrido acoso por su condición LGTBI en los doce meses anteriores a la encuesta. El 8% habría sido víctima de ataques físicos o sexuales en los últimos 5 años, en este caso por debajo del 11% de la media europea. La misma encuesta revelaba que los transexuales e intersexuales son los que sufren más violencia, intolerancia y discriminación, llegando al 51% el acoso y al 15% la violencia física o sexual hacia los transexuales y al 52% y el 19% en el caso de los intersexuales.
En cuanto al acoso escolar, el 26% de los escolares LGTBI entre 15 y 17 años esconde su orientación sexual y el 49% denuncia haber sufrido acoso. En estos 20 años se ha avanzado mucho. En este siglo son ya 28 los países que han aprobado el matrimonio homosexual desde Países Bajos, que fue el primero en aprobarlo el 1 de abril de 2001, hasta Costa Rica, que el pasado martes 26 de mayo se convirtió en el 28º en hacerlo y en el primer país centroamericano que lo legaliza. España fue en esto uno de los primeros, el 3 de julio de 2005 se convertía en el tercer país en aprobarlo tras Países Bajos y Bélgica.
Pero son más, 33 países en total, los que prohíben en su constitución el matrimonio entre personas del mismo sexo. Y, algunos otros, como Guatemala, Haití o Panamá han iniciado en estos últimos años procedimientos para prohibirlo y hacerlo imposible, en algún caso incluso dando rango constitucional al matrimonio entre un hombre y una mujer, como es el caso de Panamá.
En Amnistía Internacional nos preocupa, además, que en Europa el avance parece haberse detenido, e incluso podríamos hablar de retroceso en los últimos años, a causa del discurso del odio que extienden determinados partidos y de políticas abiertamente homófobas por parte de algunos gobiernos.
En el año 2014 ya nos hacíamos eco de los datos de la anterior encuesta, realizada en 2013 y no parece que haya habido grandes avances. En 2014 el 20% de los encuestados, 29% en el caso de los transexuales, dijeron haber sufrido discriminación en el trabajo o durante la búsqueda de empleo en el último año; y el 26% de los encuestados, el 35% en el caso de los transexuales dijeron haber sufrido violencia física o amenazas en los últimos 5 años.
Desde entonces en diez países la homosexualidad puede suponer la pena de muerte, es ilegal en cerca de 80 países y se siguen produciendo asesinatos de personas del colectivo LGTBI, especialmente de personas transgénero, se siguen produciendo “violaciones correctivas” de mujeres lesbianas o terapias de conversión de personas LGTBI.
Y desde entonces, en Europa hay diversos países que están en un claro retroceso en derechos humanos, países como Rusia, con su Ley contra la Propaganda Homosexual, o Polonia, con sus declaraciones de zonas libres de LGBT auspiciadas por la propia administración.
Y, sobre todo, en los últimos años, en numerosos países europeos, incluida España, crecen los partidos que extienden su discurso del odio hacia mujeres, inmigrantes, refugiados y colectivo LGTBI y, con ese crecimiento, crece también el miedo a sufrir agresiones.
ILGA, la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans et Intersex, advertía el pasado mes de febrero, en su informe anual del aumento de los discursos de odio de figuras públicas contra personas LGTBI en gran parte de Europa. La razón está en el auge de los partidos populistas de extrema derecha. Nos encontramos esta tendencia en Bulgaria, Polonia, Turquía, Chipre, Finlandia, Grecia, Portugal o España. También han aumentado las agresiones físicas y las expresiones de odio a través de las redes sociales en muchos países. En Turquía se lleva a juicio a los participantes en las marchas del Orgullo y en otros países crece la presencia de manifestantes LGTBIfobos en actos de este tipo.
Ha crecido, igualmente, la migración hacia países con menor LGTBIfobia social desde Albania, Bosnia-Herzegovina, Tayikistán y Turkmenistán. Incluso dentro de la Unión Europea ha aumentado el número de personas que abandonan países como Polonia para dirigirse a otros de la eurozona.
Como vemos, 30 años después, todavía queda mucho por hacer hasta normalizar la vida del colectivo LGTBI en Europa.
Juan Francisco Villar Caño, activista del Equipo de Medios de Comunicación de Amnistía Internacional Andalucía.