La crisis provocada en 2008 por la especulación, socimis, inmobiliarias, constructoras y bancos en especial, supuso a Europa un desembolso de dinero de todos, de varios cientos de miles de millones de euros, para “salvar” a la banca. Porque cuando la banca gana es “su” dinero; pero se socializan las pérdidas cuando gestionan mal. Así pues, se les financió para acabar con las cajas de ahorros y para concentrar el poder; para que cuatro bancos españoles pudieran codearse con los grandes mundiales, para que dejaran de mandar sólo en el Estado español y entraran en el club de los amos del mundo. Siempre la sombra de John Ford en “La Diligencia”; “Lo que es bueno para los bancos es bueno para el pueblo…” Pero en esta ocasión sólo la Reserva Federal dejó caer alguno, que ningún colega quiso recoger. En Europa, en 2008, los bancos recibieron un sustancioso premio a su mala gestión, a sus engaños, a sus “doctrinas”, a las subprime, a sus preferentes, al bluf creado en torno a la construcción con sus hipotecas triplicadas, cuadruplicadas, quintuplicadas, la venta múltiple de hipotecas de la que los responsables se salvaron con el dinero detraído a los salarios de los menos pudientes.
En Europa salvar a los bancos ha sido más importante y perentorio que salvar familias, más que salvar vidas. Más importante que salvar al Estado. Si se hubiera salvado a familias, se habrían salvado empresas, se habría salvado el empleo y eso también hubiera salvado a los bancos. Pero ese no era su plan. Eso no alcanzaba, no colmaba el sueño de los grandes, de crecer a costa de los demás, de quedarse solos en oligopolio, de acaparar todo el capital numerario e inmobiliario existente, único camino para hacerse más dueños del mundo. Ahora, cuando cobran comisiones en vez de abonar interés, cuando creen y quieren hacer creer que ingresar dinero y pagar recibos es “recibir un servicio” y por eso deben cobrarlo, en nueva vuelta de tuerca a punto de romperla, aprietan, mejor, oprimen más con el beneplácito del poder político. Imposible creer que pudieran pagar interés y ser rentables cuando eran muchos y mucho más pequeños y ahora, que con mayor capacidad de ahorro, son una docena super grandes “tienen problema para obtener beneficio”.
Cuando una desgraciada pandemia fuerza un parón, la banca hace mal en ratificar la oportunidad y su oportunismo. Es inaudito que se les permita mantener la capacidad de imponer sus condiciones a hipotecas y préstamos a familias, autónomos y PYMEs. Increíble es que no se obligue a los bancos a facilitar lo único que puede garantizar un mínimo alimento indispensable, o imposibilitar la continuidad de pequeñas empresas y con ello el trabajo de miles de personas en su conjunto y puedan imponer, una vez más, sus condiciones leoninas para arruinar a ese Estado. Increíble que una vez más se permita a los bancos el mantenimiento de un Estado dentro del Estado ¿Ha sido imprevisión, compromisos personales o en realidad son el Estado?
Otros, alguno muy cercano, les han hablado claro: Ya se les ayudó, ya están ganando verdaderas fortunas que quedan inmovilizadas. Que ahora no se nieguen a colaborar con la sociedad que los ha enriquecido. Dar a la Sociedad una pequeña parte de lo que esta les ha dado no es perder. Ni siquiera exponer. Es corresponder. Y es su deber. Castigar a quien no pague a plazos las compras con su tarjeta de crédito, porque eso les reporta un beneficio muy superior al importe de lo comprado, es codicia, manipulación, abuso de posición, especulación, usura. El Estado ha estado dejando de ingresar más de SETENTA millones al mes sólo por la suspensión de sorteos y loterías. Cuando las cuatro grandes entidades ganan más de cien mil millones netos al año (más dinero inmovilizado), es inmoral exigir intereses por comprar alimentos, además de ruín es mezquino. Es ruinoso, aunque parece que eso buscan para ser más dueños del mundo. Aprovechar las restricciones de una pandemia para seguir cerrando oficinas a fin de ahorrar personal debería ser delictivo, como atentado al Estado al que han arrancado su bienestar particular. Esto no es apología del comunismo, el comunismo no existe. Es exigir Justicia distributiva, principio netamente cristiano.