No quisiera dejar pasar estos momentos, en los que buenas nuevas parecen cercanas, sin dedicar unas palabras al colectivo de trabajadoras del servicio de ayuda a domicilio de Jerez y agradecerles el ejemplo de dignidad que han construido a lo largo de años de lucha y reivindicaciones. En tiempos como los que corren, en los que el sindicalismo parece herido de muerte por un sistema que incentiva la competitividad entre los trabajadores, un individualismo que desnuda a la clase trabajadora frente a quienes intentan transformar sus derechos en beneficios, las trabajadoras de la ayuda a domicilio son un vivo y esperanzador ejemplo de resistencia.
Las recuerdo con aquella gastada pancarta, manifestándose de todas las formas y maneras posibles, revolviéndose como gato panza arriba frente a empresas privadas que presionaban a las administraciones tomando como rehén sus salarios, frente a administraciones que jugaban a tirarse los trastos a la cabeza convirtiéndolas en daños colaterales… Las recuerdo encerradas en el Ayuntamiento, acampadas, en huelga… Recuerdo sus lágrimas. Sí, las lágrimas de impotencia de esas personas humildes que, en condiciones laborales de absoluta precariedad han estado cuidando, siempre con una sonrisa en su cara, a nuestros mayores, a nuestros enfermos… Pero que al llegar a casa debían enfrentarse a las consecuencias de largos y dolorosos retrasos en el cobro de sus pírricos salarios. Algunas de ellas aún no han logrado superar del todo las consecuencias de aquello.
Por eso, ahora que muchas de ellas agradecen nuestro compromiso, el de Izquierda Unida, que no es nuevo y que va más allá de las personas, quisiera dejar claro que somos nosotros, los que creemos que la lucha organizada de la clase trabajadora es el único camino, quienes estamos agradecidos. Porque lo que hicimos fue tratar de defender la gestión pública del servicio, imprescindible a nuestro juicio para mejorar la forma en que se presta, dignificar las condiciones laborales de quienes lo hacen posible y, además, hacerlo generando un notable ahorro para las arcas públicas. Ellas nos han dado mucho más, tanto como el maravilloso ejemplo que representan sus luchas. Porque han demostrado que se podía, que no hay fuerza capaz de detener a un colectivo, el suyo, formado por mujeres dignas y combativas. Porque han dignificado la lucha sindical, tan injustamente denostada, dejando claro hasta qué punto necesitamos de ella…
El anuncio de la municipalización del servicio, que hace seis meses era impensable, hace dos era para dentro de un año y ahora, gracias a la presión ejercida y a la demostración de que era y es la mejor opción, tenemos a la vuelta de la esquina, es una gran noticia. Ahora queda rubricarla, garantizando que el cambio en el modelo de gestión se lleva a cabo de la mejor manera, velando porque el servicio se presta como los usuarios merecen y blindando unas dignas condiciones laborales para la plantilla, que destierren para siempre la precariedad e inestabilidad de las que han sido víctimas.
Ahí también estará Izquierda Unida, como siempre, a su lado. Orgullosos de caminar junto a ellas y satisfechos por tener la inmensa fortuna de sentirnos útiles, de ejercer una vez más como instrumento al servicio de la clase trabajadora en su imprescindible e inaplazable defensa de la dignidad, una lucha sin la cual, como la maza sin cantera, ninguno de nuestros esfuerzos tendría el menor sentido.