El almirante Tellado y la vía andaluza de Juanma

Sólo la pérdida del más elemental sentido de la política de estado puede llevar al lugarteniente difamador de Feijóo a apropiarse del discurso de la extrema derecha

Juanma Moreno en un evento.
Juanma Moreno en un evento.

A veces nuestra mente establece paralelismos inconscientes cuando a bote pronto leemos algunos titulares de prensa más pensados para el mercadeo del clickbait que para cubrir nuestra sana intención de mantenernos informados. Y precisamente eso es lo que me ocurrió días pasados cuando leía las palabras del almirante Tellado, en su versión más rural de dependiente de albariños en un furancho de su Galicia natal, en las que declaraba la guerra a los migrantes bajo la fórmula de convertir a la Armada Española en vigilantes de la playa.

Sólo la pérdida del más elemental sentido de la política de estado puede llevar al lugarteniente difamador de Feijóo a apropiarse del discurso de la extrema derecha con el único fin de disputarle un mercado electoral, el de la derecha extrema y la extrema derecha, cada vez más competido por el surgimiento de nuevas opciones políticas. Pero el del furancho quiso tener su minuto de gloria semanal, ese que justifica el abandono del terruño que le vio nacer, y consiguió perturbar hasta a su propio jefe, el que lo trajo de Galicia y le descubrió este nuevo mundo de la política nacional, hasta el punto de guardar silencio cuando le preguntaron por la gracieta y el ardor bélico del dependiente de albariños.

Y si la parte masculina de esa especie de dúo Pimpinela que le guarda las espaldas, o al menos eso piensan ellos, a Núñez Feijoo se dedicaba a la guerra naval contra el infiel, la otra parte del dúo, la señora Gamarra, ejercía de profetisa sobre la personación en el juzgado de Begoña Gómez, la esposa del presidente Sánchez, echando más leña al fuego del despropósito en que se ha convertido la instrucción del juez Peinado a quien la Fiscalía europea primero y la audiencia provincial de Madrid después dejaron sin más causa que instruir que la de su propia voluntad de permanecer en el estrellato mediático.

Y dentro de esta inmensa panoplia argumental en la que se mueve el partido más importante de la derecha extrema española no podía faltar un poquito de “por favor”,  que es como le llamo yo a las irrupciones mediáticas del presidente andaluz Juanma Moreno, que no pierde oportunidad de proponerse como alternativa moderada al ya de por sí moderado Feijóo, entendiendo la moderación según las interpretaciones de los tertuliamos a sueldo de los terminales mediáticos del Gobierno andaluz.

Y es que en los últimos días Moreno, Juanma para los andaluces y andaluzas de bien, aprovechó la presentación de un anuario de prensa regional, esos que sólo sirven para engrosar la cuenta corriente de la empresa periodística  a cambio de difundir las proclamas del gobernante de turno, para afirmar que España necesita la vía andaluza, sin explicar como debiera si se refería, como muchos intuimos, a la sucesión de Feijóo en momentos no muy lejanos o era una propuesta de tipo institucional para un futuro gobierno de España.

Mientras lo primero no me produce más preocupación que encontrar la cantidad de palomitas suficientes para ver con tranquilidad el true crime que se avecina en Génova 13, lo segundo, lo que él y su acorazada mediática han dado en llamar la vía andaluza como fórmula para un gobierno de España, me ha dejado enormemente preocupado porque para mí, como para cientos de miles de andaluces y andaluzas, esa vía andaluza es la de la quiebra y el deterioro sin paliativos de la atención primaria, elemento nuclear en la sanidad pública, la de las listas de espera que empiezan a anotarse en el libro Guinness de los récords, el de las esperas de más de dos años ya para pasar por una unidad de reconocimiento de discapacidad, la del impago de las ayudas al alquiler joven, la del cierre de unidades en la educación publica mientras se desvía cada vez recursos a la concertada y privada, la del fomento de la creación de universidades privadas frente al adelgazamiento de la financiación de las públicas, y así podríamos seguir ad infinitum esa  vía muerta por la que transita el proyecto político de Moreno, Juanma para los andaluces y andaluzas de bien.

Puestos a elegir yo prefiero las vías verdes, esas que no tienen trenes, pero son más bellas y apacibles que la de la locomotora andaluza de Juanma.

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