Suena tan contradictorio como contradictorio es. La derecha andaluza, dice ser andalucista. El mismísimo presidente lo afirma en el Parlamento. Eso si, se diseña su propio escudo con corona y laureles que es una forma de decir a los suyos que del “dicho al hecho va un trecho” y de camino deja claro que se puede deshonrar la historia y los símbolos del pueblo andaluz sin que pase nada. Lo de “Viva Andalucía Libre” no se lo oiremos en la vida pero, en estos momentos, el blanco y verde le viene como anillo al dedo para sus enfrentamientos con el gobierno central, como le venía bien al PSOE cuando el central era de signo contrario. Han tenido maestras y maestros durante muchos años en el gobierno andaluz para aprender lo fácil que es vestirse de blanco y verde para las ocasiones.
Y la izquierda andaluza, la que construía un proyecto conjunto desde Unidas Podemos con el andalucismo de izquierda en la coalición Adelante Andalucía, mientras la obediencia era a sus sedes en Madrid (el blanco y verde igualaba al rojo), sale despavorida al plantearse un sujeto andaluz que es seña de identidad política del andalucismo.
Ni la derecha andaluza, ni la izquierda andaluza obediente a Madrid, tienen ni puñetera idea de qué es el andalucismo. Jamás se han preocupado por saberlo, no han leído a Blas Infante ni por equivocación, ni han participado jamás de lo fundamental de la ideología andalucista, confundiendo lo inclusivo del andalucismo con “to er mundo es bueno” en ese caos mental de no saber ni siquiera qué significa, representa, quiere y plantea el andalucismo político. Es mas, tanto la derecha como la izquierda andaluza han menospreciado al andalucismo desde siempre, han mirado por encima del hombro a las y los que, desde las trincheras mas ingratas, hemos enarbolado siempre los mismos principios, los mismos colores y perseguido el mismo objetivo de una Andalucía con Poder Andaluz y voz propia en Madrid con obediencia exclusivamente andaluza. Pero en política, para alcanzar objetivos que poco tienen que ver con la verdadera defensa de Andalucía como sujeto político, todo vale, no hay escrúpulos, hoy somos andalucistas y mañana no, como mande el mercado del voto, como indiquen desde fuera que hay que actuar para arrebatar el espacio andalucista cuando éste parece ofrecer ciertas ventajas. Hay ética en la vida, ética en el trabajo y ética en política. Y ésta última está brillando por su ausencia en las declaraciones de partidos estatales, de izquierda y derechas centralistas, con sucursal en Andalucía que aparecen últimamente en los medios de comunicación.
Confundir ser andaluz con ser andalucista es un despropósito propio de la ignorancia. Y para aclarar algunos lugares comunes, el monopolio del andalucismo político lo tienen los andalucistas, sin matices, así de contundente. Es siempre muy recurrente eso de “nadie tiene el monopolio del andalucismo”, tan recurrente como ridículo. Claro que son los andalucistas, los de las diferentes organizaciones andalucistas, los que tienen el monopolio del andalucismo ¿Quién lo va a tener si no? ¿Partidos Estatales? Es absurdo su solo planteamiento.
Un simpatizante de Adelante Andalucía porta una bandera blanca y verde durante un acto celebrado en Jerez. FOTO: MANU GARCÍA
A Andalucía se le roba desde fuera y desde dentro. Se le roba su derecho a SER desde todos los flancos posibles. Andalucía es un peligro, el mayor de todos para el Estado y para los partidos estatales si fuera capaz de levantarse y exigir su lugar y su peso en el Estado. No nos equivoquemos. Esto se tienen claro desde hace siglos. Por la derecha y por la izquierda. Andalucía hay que mantenerla donde está, con políticas mas progresistas y sociales por las que no me cabe la menor duda que lucha la izquierda estatal con sus sucursales autonómicas y con políticas conservadoras e inmovilistas maquilladas por los partidos de derecha y ultra derecha, pero quieta, sin que levante la voz propia, sin que se mueva del lugar que le tienen designado, sin que reclame mas de lo que pueden aportarle las centrales madrileñas de sus organizaciones cuando gobiernan. Desde aquel “Cuando Andalucía estornuda, tiembla España” quedó claro que Andalucía no podía estornudar. Y tampoco la dejaran estornudar los partidos nacionalistas de otros lugares del Estado porque nuestro poder, si lo tuviésemos en las urnas y se tradujera en el Congreso, los dejaría fuera del juego político estatal porque sería Andalucía la que pusiera y quitara gobiernos. Dentro de muy poco tendrá que haber un necesario debate territorial y ahí se van a retratar todos, ahí veremos donde está su andalucismo, ahí seremos solo los andalucistas los que mostremos nuestra coherencia. Al tiempo.
Yo, a estos andalucistas, les propongo algo muy sencillo, a lo que sólo hay que añadir una firma, un “sí quiero” y tendremos claro su andalucismo, comprobaremos que es cierto que ha descendido sobre ellos la revelación en forma de luz verde y blanca y abandonan a sus padres y madres para seguirla.
Las preguntas son muy simples, de colegio, básicas. ¿Quieres una Andalucía, sujeto político, defendida en una organización no estatal, de espíritu confederal (podemos rebajarlo a Federal para que les sea más fácil), de estricta obediencia andaluza, de izquierda (el andalucismo nunca podrá ser de derecha) y nacionalista? Ea, pues ya está. Los que digan que sí, pueden considerarse andalucistas. Los que no hagan el intento ni de coger el boli que se sigan dedicando a sus menesteres políticos y dejen al andalucismo en paz para que sea la herramienta útil con la que construir de Andalucía desde nuestra humildad pero con el más inquebrantable propósito. Y cuando haya que ir de la mano, la izquierda volverá a encontrar la forma, seguro que lo haremos, pero desde sus respectivas posiciones, sin arrebatar la de los demás que bastantes desiertos se han vivido, bastantes desprecios, bastantes manipulaciones, bastantes mantras y bastantes batallas ganadas y perdidas para que se nos siga usurpando la identidad andalucista.
Es realmente agotador. ¡Viva Andalucía Libre!
Pilar Távora es productora, guionista, directora de cine y coportavoz de Izquierda Andalucista.
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