Lo vi en el chat de la empresa el miércoles por la noche, aunque no puedo asegurar fehacientemente que fuera una rigurosa primicia (expresión que siempre me crea desazón: como si hubiera de las otras). Ya el jueves me llegó otro par de veces por otro conducto algo distinto pero el mismo concepto. No sé si en estos momentos en que se quiere llegar a un acuerdo que, claro está, no compromete en absoluto el estatus actual, el contenido de lo que figura en esos chats y whatsapp sea lo más apropiado. Con que la zona se convierta en una "zona de prosperidad", como insiste el borrador (si es que llega a ese nivel lo que hay sobre la mesa) que han comenzado a negociar las autoridades y se facilite la vida a los miles de trabajadores que van y vienen a diario, pues sería algo. De lo otro, del estatus, de la soberanía, se ve que es perder el tiempo...
No sé qué les parecería el contenido –la propuesta de acuerdo– de ese chat y de esos whatsapp a mis amistades rivales, que tengo algunas. Son impredecibles, lo mismo se levantan con el día chovinista que con el día cínico... y tan pichis en cualquiera de los dos casos: hoy es algo imprescindible para nosotros y mañana no sé ni cómo coño eso es nuestro, como el que cambia de lager a porter sin dardos de por medio.
Además, para revertir la situación, que se produzca lo que contienen estos whatsapp, habría que cumplir una condición, ganar, y ellos deberían dar su palabra de caballero de que van a cumplir; eso es más que buscar cualquier arbitrio internacional que, a la hora de la verdad, no estaría nada claro que sirviera para algo, que son ya varios siglos demostrables en que los acuerdos sirven... en la medida en que les sirven.
Bien, el domingo hubiéramos salido de dudas. Por cierto, se me olvidaba: el chat, los mensajes de wshatsapp, lo que dicen es que en la final de la Eurocopa del domingo España e Inglaterra deberían jugarse algo más, la soberanía de Gibraltar, un poné, para que tenga interés real la cosa y no andar jugando al entrete...