Nadie discute el papel de las nuevas tecnologías en el mundo actual (usted mismo está leyendo ahora mismo un periódico casi como los de toda la vida, con el pequeño detalle de que no tiene el soporte de papel). Pero es verdad que hay veces que la tecnología 'duplica' trámites y no mola. Con todo, hay algo peor: cuando forzosamente, lo que sea, solo se puede hacer de manera telemática y no se puede. Si no se sabe, ya fastidia, pero cuando es evidente que algo va mal, que no es imputable a nosotros, la frustración crece.
Estamos hablando, claro, de la Magna de Jerez y de la adquisición de las sillas (más de 14.000) para disfrutar cómodamente de los pasos. El sistema habilitado falló la semana pasada y se emplazó al personal interesado a este lunes para reservar su silla, pero el sistema sigue fallando. Este es un tema que atañe a Jerez... y a los 50.000 visitantes que se esperan (por cierto, no sé de donde sale el dato y qué rigor tiene), de los que cabe suponer que habrá cientos de interesados en sentarse el 12 de octubre, que el día va a ser largo. Vaya, que aunque también hay que echarle horas, es más fácil comprar una entrada para ver al grupo de rock Oasis el año que viene que reservar una silla para la Magna de Jerez, dentro de dos semanas largas.
Este tema requiere una rápida solución –no somos en estas líneas muy de andar pidiendo ayuda al 'papá Ayuntamiento' y menos en un tema privado–, pero este tema está al borde de poner en cuestión el prestigio (y la formalidad) de la ciudad.
Que oye, que tampoco pasa nada si hay que volver a la taquilla en la Unión de Hermandades y el 'cobro' de la papeleta a mano... sí, las colas no son bonitas –hace calor, mucha es gente mayor– pero las de internet tampoco. Y la desazón que crean...