Hay dos tipos de personas en los bares con las que hay que tener especialmente cuidado. Están los que nunca salen cuando salen, a los que hace unos meses les dedicamos unas líneas y a los que por ahora vamos a dejar en paz (su ambito de actuación se reduce a un día en Semana Santa, otro en Feria, despedidas de solteros mayores y, por supuesto, su ámbito favorito: Halloween-Zambombas), precisamente para centrarnos en el otro espécimen de bar que estos días futboleros requiere precisamente toda nuestra atención.
Hablamos del 'señor cinco minutos' (suelen ser señores). Se trata del tipo –vale, en realidad puede haber pequeñas manadas con cuatro o cinco individuos– que entra en el bar exactamente cinco minutos antes de que dé comienzo el partido. Es decir, hay gente previsora que llega, un poné, media hora antes, veinte minutos antes, está allí charlando con sus amistades en distinto grado y a los siete minutos ya les salta el automático y empiezan a mirar alternativamente al reloj y a la puerta: están a punto de llegar los de 'las menos cinco', también conocidos como los 'señores cinco minutos'.
No fallan. Este cronista es el primero que defiende que ir a un bar no es ir a misa y no comparte lo de tanto reservado como se estila ahora, pero cuidado. Cuidado, que los 'señores cinco minutos' entienden que tienen sus derechos y a la primera crítica más o menos velada, más o menos evidente, los blanden con un educado "¿qué pasa?, a ver si es que tú pagas más por...", cuando de repente estás como en el metro de Tokio a las ocho de la mañana y la gente bajita que se las prometía muy felices de repente tiene un pivot delante.
En realidad, todos hemos sido en algún momento, bien por trabajo, bien por despiste, el 'señor cinco minutos', honestamente hay que reconocerlo. El problema es que existe el auténtico habitual del 'cincuminuteo', y ese, querido amigos, estimadas amigas, además es mejor que esté al otro lado de la barra: algunos de ellos pertenecen también a la subcategoría 'regante de cerveza' a la menor ocasión del equipo propio... y esos son ya demasidos 'derechos'.