No es que el franquismo nos haya conducido a contar en bloques de cuarenta. En cuarenta años se renueva el mundo, se suceden generaciones, se impone lo virtual… y se recuerda que, hace cuarenta largos años, Andalucía cambió el camino trazado para ella cuando, sin pensar en 155, se nos aplicó el 155 un 28 de diciembre, buen día, en el momento en que la mayoría dual de UCD y PSOE, pactó la ley para imposibilitar que pudiera alcanzar el grado de autonomía al que aspiraba.
El 28 de febrero de 1980 era anulado, atado y bien atado, el 28 de diciembre de 1979. Pero el 28 de febrero no se hubiera podido dar, si no hubiera existido el 4 de diciembre de 1977 que ha cumplido cuarenta y cinco años. Demasiado tiempo para no haberlo querido aprovechar. Demasiado poco para olvidarlo. Tras las primeras elecciones generales, el 15 de junio, en casi todas las entonces llamadas regiones, sus parlamentarios se organizaban para reclamar pre-autonomía, entidad jurídica con que organizarse y obtenerla cuando se redactara la Constitución; pero los parlamentarios andaluces se preocupaban de la mayoría deseada por el PSOE a costa de echar de Andalucía a Ceuta y Melilla, las dos ciudades que siempre fueron andaluzas, incluso reclamando “su devolución” (?) a Marruecos, país al que nunca, desde su nacimiento como Estado, han pertenecido. La hegemonía política era preocupación monotemática para unos diputados a quienes, la posibilidad de que Andalucía fuera la única privada, la única Comunidad sin Autonomía, no les traía al pairo porque no la deseaban. En realidad, desde 1974, se habían manifestado en contra de que Andalucía pudiera gozar de Autonomía.
Ya desde entonces habían intentado callar al andalucismo con un cínico “primero la democracia, después la autonomía”, promesa olvidada desde el Referéndum del 15 de diciembre de 1976. Ante el absoluto desinterés parlamentario, la Sociedad Civil los sacó de la indiferencia, o peor, de su negativa. Un grupo cultural, ecologista y autonomista, “Averroes Estudio Andalusí”, convocó a todos los grupos sociales, sindicales, políticos y personas independientes, quienes se vieron en la sede de Averroes, excepto UCD y PSOE, que no aceptaron la invitación. Las reuniones se dilataron porque muchos pedían su presencia. De ahí que el 12 de octubre, aprovechando una reunión de parlamentarios en la Diputación de Sevilla, se acercara una representación a pedirles su adhesión, o incluso, que ellos mismos la convocaran; pero se negaron hasta a recibirnos, por lo que el comunicado les llegó a través de un bedel. Ante la fuerza que ya había tomado la iniciativa, comprendieron que la manifestación se haría con o sin ellos y rectificaron para evitar la mala imagen que les habría acarreado. Al final de la reunión, los políticos parlamentarios decidieron asumir la convocatoria. Conocida esta, todos nos sumamos, porque los promotores, lejos de protagonismo político, queríamos acabar con la indigencia política, social y económica de Andalucía.
Cuando un periodista que conoció aquello desde el primer momento y de primera mano, aunque jamás se hiciera eco de las acciones de Averroes y de la Coordinadora contra lo que sí hicieron muchos otros medios de toda Andalucía -ahí están las hemerotecas para demostrarlo- inventa que la idea fue de José Rodríguez de la Borbolla, nos preguntamos y le preguntamos dónde tenía guardada la chistera para sacar sorpresas tan chistosas. De humor negro, otra cosa no puede ser. La verdad, la única y lamentable verdad es que el PSOE se negaba a la autonomía de Andalucía, hay documentación que lo demuestra sobradamente, por eso fue el único partido junto con UCD y el PP (entonces AP) que se negaron a asistir a las reuniones para tratar la convocatoria y que resistieron hasta el último minuto, hasta que comprobaron que su ausencia en la manifestación les perjudicaría electoralmente y entonces decidieron capitalizarla. Porque aspiraban a controlar la Autonomía de Andalucía para impedir que pudiera prosperar. Y la Autonomía no ha prosperado ni ha hecho prosperar a Andalucía. Pero esto necesita un libro, no un artículo.