Ciertamente vivimos tiempos convulsos. Nos preocupa a todos y todas la deriva autoritaria, ultraderechista y neofascista en buena parte del planeta. Fuera de Europa por citar tres ejemplos de esa deriva reciente podemos citar la Turquía de Erdogán, la reciente elección de Bolsonaro en Brasil o ¿cómo no? la involución en derechos y libertades y el peligro mundial que suponen los EEUU de Trump.
Si miramos a Europa el panorama no es menos sombrío. Es el ascenso generalizado de la ultraderecha en países centrales de la UE, las encuestas que dan como ganadora a Le Pen en Francia, el gobierno de Salvini en Italia, los gobiernos de Polonia, Hungría o Austria….
Tanto es así que —en medio de una crisis existencial de la UE— empiezan a surgir temores fundados de un ascenso del fascismo que nos recuerda lo vivido en toda Europa en los años 20 y 30 del pasado siglo. En España asistimos preocupados a la deriva reaccionaria, autoritaria y ultraderechista del PP de Casado y de Ciudadanos, junto al cada vez mayor eco de VOX.
Buena parte del éxito de la ultraderecha se basa en el discurso xenófobo antimigratorio, autoritario y represivo que cala lamentablemente en determinados sectores sociales. Necesitamos una izquierda que no compre ese discurso y sobre todo que no lleve a cabo la política de guerra contra los migrantes, los diferentes, los otros… que preconizan las derechas. Por eso estoy con Adelante Andalucía, porque, también desde nuestra comunidad, es necesario levantar un dique de contención contra el fascismo y la ultraderecha. Adelante Andalucía va a pelear por establecer vías seguras y legales para los migrantes, y de su éxito puede depender de que los Menores no Acompañados, nuestros menores, sean acogidos e integrados de forma digna y respetuosa de sus derechos.
Me angustia en especial y profundamente la situación social en Andalucía. No hace falta que reitere lo que sabemos todos y todas: que estamos a la cabeza del paro y de la pobreza con respecto a España y a Europa. Lo preocupante es que esta situación angustiosa que vivimos día a día, con rostros concretos, con nombre y apellidos, se eterniza y se ha convertido en estructural.
Que crece la desigualdad en nuestra tierra es una evidencia. Que los servicios sociales en la mayoría de las ciudades son manifiestamente mejorables también. Que en inversión y por tanto en cumplimiento de derechos como salud y la educación andamos a la cola se conoce de sobra. Que la vivienda -con raquíticos presupuestos de la Junta- está muy lejos, extraordinariamente lejos, de constituir un derecho para nuestra gente con más dificultades, pienso que lo sabe todo el mundo. Que se eterniza la situación de centenares de personas sin hogar sin que haya ninguna apuesta por políticas de inclusión, es una constatación. Que la dependencia, más allá de proclamas propagandísticas, sigue siendo una gran asignatura pendiente, es una obviedad. Que las personas presas son las grandes olvidadas de cualquier derecho y padecen un enorme e indebido sufrimiento, lo constatamos en nuestra labor diaria (me ha emocionado el acto de Adelante Andalucía en la cárcel de Sevilla I).
El partido político que ha gobernado Andalucía desde hace más de 36 años, no puede decir que pasaba por allí. Parece sensato señalar que buena parte de la situación descrita es responsabilidad de quienes gobernaron Andalucía desde hace 36 años. No pueden ponerse de perfil. Por eso también estoy en las listas de Adelante Andalucía, porque doy mi modesto apoyo a una opción que, con un buen resultado, puede impulsar (y ¿por qué no? también dirigir) políticas que tengan como prioridad a las personas, a nuestra gente, a los que peor lo están pasando debido a quienes optaron por ponerse al servicio de los intereses de los poderosos.
No me gusta el feminismo canónico acartonado dirigido desde el poder. Creo en el feminismo de base, el del protagonismo de las mujeres. Queda mucho por hacer. Y también me gustaría aportar mi modesto granito de arena. Cierto es que no me termina de convencer lo que defiende Adelante Andalucía en este tema en todas sus facetas. Pero también creo que con Adelante Andalucía es más posible un feminismo de base sin demasiados dogmas, abierto e integrador. Y ahí a mí también me gustaría estar.
Voy en las listas de Adelante Andalucía porque conozco a mucha de la gente que participa en la misma. Y garantizo que son gente honesta y comprometida. Son la gente que me encuentro en las luchas sociales contra la injusticia, en las manifestaciones, en la política reivindicativa de la calle, la que acoge iniciativas que a veces impulsamos en los Ayuntamientos a favor de la gente que sufre, o las plantea en el Parlamento Andaluz… Son gente con las que da gusto y merece la pena estar.
Mucha gente amiga me pregunta si es que voy a “meterme en política”. Bueno, la verdad es que siempre he estado “metido en política”, pues creo que la política noble pasa por exigir cambios a favor de la gente que padece. No me planteo desde luego dar el “salto” a la noble política partidista o institucional, mi sitio es otro. Pero si quiero con mi participación en las listas de Adelante Andalucía, dar mi modesto respaldo a un imprescindible proyecto de unidad de la izquierda transformadora, la que creo que se plantea de verdad cambiar las cosas, defender los derechos humanos y conseguir otro mundo posible. Sí, esta apuesta merece la pena.