A Javier Benítez
Queridos Reyes Magos:
Habita en la memoria
nuestra infancia dormida
en noches de romero y alhucema,
donde brincaba un niño de alegría
en esa noche maga de un viejo amanecer.
Aquellas emociones felices de inocencia
quieren resucitar a un tiempo nuevo,
por donde corra el agua, la música, la vida,
y toda la bondad de vuestros dones.
Os pediré muy poco.
Quiero pedir muy poco,
tan solo diminutas recompensas
que abracen nuestro esfuerzo,
sin desdeñar propuestas
que alivien la trastienda.
Por cada estrella, un sueño.
Por cada lágrima, un suspiro.
Por cada paso un trayecto,
Y en cada esquina un jazmín.
Por lo vivido un bosque.
Por lo que viene un árbol.
Para el frío un abrazo.
Como ambición, servir.
Y aquella luz errante
que os guía a vuestro Rey
alumbre el corazón de nuestro pueblo
y sacie nuestras ganas de vivir.