Invitar a la reflexión hoy en día es un proceso denostado. Perpetuar la norma siempre genera menos conflictos que analizarla desde otra perspectiva. A lo largo de los siglos y tras tres olas feministas, las características atribuibles a las mujeres han cambiado. A este grupo le sorprende como todo este contexto social parece desaparecer cada año conforme se acercan nuestras fiestas patronales.
El sistema de género actual está siendo puesto en entre dicho desde todos los recovecos sociales, los avances del feminismo son imparables, pero este sistema siempre se encuentra cómodo en las tradiciones porque ahí no es cuestionado sino que es justificado, jaleado, exigido y dominante.
Tras 50 años de damas del Rosario podemos comprobar como los cambios han sido más cosméticos que de fondo y los roles se reproducen como prácticamente fueron instaurados hace más de 50 años. Mientras el régimen franquista daba sus últimos coletazos un grupo (de señores seguramente) deciden atraer a un público local cada vez más ausente de sus fiestas patronales instaurando un cortejo a la Virgen. Desde el inicio de las fiestas la mujer no es la protagonista, es el instrumento y a lo largo de estos 50 años la tradición ha tenido muchos cambios superficiales y ninguno de fondo como se ejemplifica acto tras acto.
El acto de la coronación analizado fríamente es representativo de los papeles que han desempeñado hombres y mujeres en nuestra sociedad. En primer lugar, nuestras damas del Rosario suben de una en una, acompañadas siempre por un hombre hasta su asiento, no vayan a perderse. Ellas llevan un traje largo por los pies, sin enseñar mucho, por
supuesto, y ellos enchaquetados con corbatas o distintivos militares. La dama mayor es coronada y al fin escuchamos a la representante de las supuestas protagonistas de la noche unas breves palabras. Posteriormente sube el exaltador, casi siempre un hombre, que enarbola la intervención más extensa de la noche. El protagonismo para ellas es el paseo, agarrarse del brazo, lucir los trajes, engalanarse las bandas. El de ellos exaltar a la virgen, servir de soporte, la poesía y la retórica. A las damas no se les escucha, no se les oye, no se les atribuye ninguna otra responsabilidad el día de su “mayor protagonismo” que una labor meramente ornamental. ¿De verdad el pueblo de Rota no cree que estas jóvenes tienen mucho más que aportar que un vestido, un paseo y una compostura?
La única forma de ganar algo de protagonismo en nuestras fiestas patronales, es ser dama mayor. El resto de damas del Rosario no son protagonistas en absolutamente ningún acto institucional de una forma que no sea simplemente estar, adornar, escuchar o tirar serpentinas. En su honor lo que hay es una merienda, una cena y un baile en donde lucirán otro traje diferente e irán acompañadas normalmente por otro hombre. Con poquísimas excepciones, y siempre siendo algo anecdótico, sus acompañantes no serán masculinos. Al otorgar únicamente el protagonismo a la dama mayor se institucionaliza irremediablemente la competición entre mujeres, aunque sabemos que el pueblo roteño y las damas del Rosario no lo viven de esta forma. Si quieres participar un poco más tienes que ser coronada, y viendo el rol que asumen en cada acto institucional o social, mejor no saber qué es lo que puntúa cada jurado. Desde que se instauró el jurado, siempre se insiste una y otra vez en que no se escoge a la dama mayor por cánones superficiales o estéticos pero todas hemos escuchado en nuestro alrededor opiniones sobre la etiqueta, los peinados o el físico de la dama mayor y su corte. Por un lado todas tenemos que pensar lo que estamos fomentando pero la realidad es que los actos institucionales no instan a otra cosa, apenas hay espacio para que las damas sean conocidas y reconocidas.
Al menos, cualquier mujer que encuentre una peña que quiera presentarla puede ser dama del Rosario, ¿verdad?. Más allá de que la decisión propia y autónoma de una mujer tampoco parece ser suficiente, en la teoría esto es así, pero en la práctica todo el mundo en el pueblo sabe que para ser dama del Rosario, no solo hay que someterse a un
extenso protocolo basado la cuestión de género más arcaica, sino que también hay que ser capaz de pagarlo. Nuestro pueblo es pequeñito y todo el mundo sabe que salir de dama del Rosario cuesta alrededor de 3.000 euros entre trajes, zapatos, maquillajes y peluquería. 3.000 euros que son invertidos íntegramente en reproducir la heteronorma. 3.000 euros únicamente en recursos estéticos para adquirir unos estándares de belleza aceptables para esta puesta en sociedad.
Podríamos tener una propuesta de mejora, pero no sabemos cuál, no tenemos espejo en el que mirarnos, en los pueblos de nuestro alrededor esta tradición no existe o va desapareciendo. Nos llama la atención que las damas del Rosario visiten la base naval para que un militar de alta graduación les enseñe un barco de guerra pero no visiten asociaciones que tanto trabajan por Rota de forma desinteresada, que equipos de fútbol sin equipos femeninos presentan año tras año a una dama del Rosario, que la propia voz de ninguna de ellas mas allá de la voz de la dama mayor en puntuales ocasiones sea escuchada. Nos guste o no, el mensaje con estas fiestas patronales a las jóvenes roteñas es muy claro. Os vais a vestir de princesas, vais a procesionar, vais a poneros tacones, maquillaje y joyería, pero participar, lo que se dice participar activamente, poco. ¿De verdad pensamos como pueblo que estas mujeres no tienen nada más que aportar? ¿No queremos escucharlas? El rol siempre es pasivo y contradictorio con las demandas sociales que cada vez buscan empoderar más a la mujer y dejar atrás viejos tiempos. Supuestamente representan a la mujer roteña y estamos seguras de que ellas mismas saben que tienen muchas más cualidades que representar como mujeres que las que un anticuado protocolo les permite. La mayoría de las mujeres Damas del Rosario no han cumplido la mayoría de edad, es de las primeras tomas de contacto que tienen con el mundo adulto y se les está remarcando que ellas tienen que ser mantillas y que ellos cargadores, que ellas tienen que ser damas del Rosario y ellos exaltadores, que ellas tienen que acaparar las miradas por la estética y ellos por su caballerosidad, que ellas a los 17 no pueden jugar en el pueblo a fútbol 11 pero si pueden ser damas.
Para finalizar queríamos agradecer las opiniones de todas las mujeres que se han acercado a comentarnos su visión sobre todo esto, sabemos que son muchas más las que piensan que el empoderamiento femenino nunca se adquirirá previo pago. Hagamos entre todas el
próximo año unas fiestas, y en definitiva, un mundo más justo e igualitario.