Victoria Federica de Todos los Santos de Marichalar y Borbón ha vuelto a ser tendencia TT en Twitter por saltarse las normas de convivencia instauradas para proteger a todas las personas de la expansión del COVID19. Ella misma ha visibilizado en Instagram sus correrías nocturnas compartiendo una cachimba entre canciones a gritos sin mascarilla y bailes al ritmo de su pareja dj. Acciones no muy adecuadas en la, todavía, fase 2 en un estado de alarma de una desescalada con pinzas en la Comunidad de Madrid. Antes de esta animada vida nocturna madrileña ella y su hermano habían desaparecido de la capital en mitad de la pandemia para pasar el confinamiento en residencias más de su agrado que los ya suficientemente amplios y ostentosos domicilios de sus progenitores en los barrios de Salamanca o Retiro.
Los dos hermanos se decidieron por la tierra andaluza. Victoria se marchó a un cortijo en Vicarrillo, Jaén, con su pareja. Froilán, en cambio, prefirió un cuqui hotel boutique en Marbella. Ambos han regresado a Madrid estando todavía los viajes sin justificar no permitidos, Victoria Federica pasando antes por la peluquería en Jaén sin llevar mascarilla. Pese a que el 13 de marzo se recomendó que todas las personas permaneciesen donde estuvieran y evitasen los viajes innecesarios, no toda la gente ha mostrado la empatía y responsabilidad que se requería afrontar esta pandemia. Mientras unas personas hemos sufrido un encierro draconiano con la esperanza de salvar el mayor número de vidas posibles, otras estaban en otro nivel. Porque piensan que están en otro nivel.
Como hicieron los jóvenes de Todos los Santos, don José María Aznar también eligió Andalucía desde el 11 de marzo para eludir quedarse atrapado en Madrid. De hecho, coincidió con Froilán en Marbella, al trasladarse allí a un chalé de su propiedad junto a su mujer, la exalcaldesa Ana Botella, y su equipo de escoltas a la urbanización Guadalmina Baja. Esta huida del foco del coronavirus cuando se estaba apelando a la responsabilidad de quedarse en casa se recogió en el The New York Times, incluyendo a Aznar en un artículo sobre acaudalados europeos que desplazaban a sus segundas residencias durante la epidemia. El artículo Los europeos ricos huyen a sus segundas residencias por virus propagando el miedo y la ira le ponía como ejemplo de europeo pudiente "irresponsable y egoísta" que hace caso omiso de las autoridades. Faltó decorar el artículo con las estupendas fotos de nuestro expresidente y su pareo luciendo moreno. La realidad que reflejaba el artículo es que las familias más adineradas de Europa abandonaban las ciudades para pasar el confinamiento en sus casas de veraneo, acentuando las brechas sociales y poniendo el peligro las poblaciones a las que se trasladaban.
Tampoco hizo mucho caso el otro expresidente del PP, pero por lo menos no se trasladó de domicilio. El señor M. Rajoy tampoco pudo resistir el estricto confinamiento del resto de compatriotas y tuvo que sacar su ropa deportiva para andar deprisa por su calle a pesar del estado de alarma, apareciendo en la televisión el 14 de abril, cuando ya se superaban las 18.000 muertes por COVID19. La Delegación del Gobierno en Madrid le notificó una denuncia por saltarse sin causa justificada el confinamiento, pese al blanqueamiento de su irresponsabilidad en medios afines y redes. Otro político también decidió cambiar de aires el 12 de marzo, sin hacer caso a las recomendaciones del Gobierno de limitar al máximo los desplazamientos y quedarse en casa apelando a la responsabilidad, fue Manuel Valls, concejal del Ayuntamiento de Barcelona por Barcelona pel Canvi y exprimer ministro francés. Optó pasar el confinamiento en su segunda residencia en Menorca. Dar ejemplo a la ciudadanía no ha sido lo más prioritario, aunque se tengan pagas del estado bastante superiores a un Ingreso Mínimo Vital. Unas personas nos quedamos encerrados meses en casa, otras eligen en qué casa.
En este cúmulo de irresponsabilidades y egoísmo, apareció también por tierras andaluzas para unirse a la fiesta Joaquín de Bélgica, nieto del rey emérito de Bélgica, sobrino de Felipe y Matilde de Bélgica y noveno en la línea de sucesión al trono. Llegó a España el 24 de mayo, más de dos meses después de que se decretase el estado de alarma. Vino con un salvoconducto del despacho de abogados Aguayo Fernández de Córdova para, teóricamente, para efectuar prácticas laborales. Sin embargo, infectado de COVID19 y sin mantener los 14 días de cuarentena, se el 26 de mayo de fiesta a Córdoba en AVE. Allí coincidió con al menos 12 personas, aunque inicialmente se hablaba de incluso de unas 27. Mientras familias llevaban meses sin verse, otras personas llegaban a España infectadas y atravesaban la península en transporte público para asistir a saraos varios de gente bien.
A los tíos de Victoria Federica y Froilán esta pandemia les ha cogido inmersos en los escándalos por los negocios del abuelo que han enturbiado el sexto aniversario de la coronación de Felipe VI. La última supuesta comisión del rey emérito del AVE de la Meca está siendo investigada por la fiscalía de Suiza. Descrito en The Timescomo el “rey caído”, el duro titular ha sido Sexo, mentiras y cuentas suizas. Esta investigación se une a la información de The Telegraph sobre el lujosos viaje de 500.000 dólares de la luna de miel de Felipe y Letizia, sufragada en parte por el empresario Josep Cusí Ferret, quien habría pagado 269.000 dólares. En estas circunstancias, la reina Letizia pasó la cuarentena entre el 11 y el 26 de marzo en el palacio de la Zarzuela sin actividades, siguiendo recomendaciones sanitarias al haber estado en contacto con algunas personas que dieron positivo por COVID19. Estuvo incomunicada en la habitación principal de los reyes, que tiene 110 metros cuadrados, con dos baños y dos vestidores.
Bastante mejor que los 4,5 millones de españoles han pasado el confinamiento en viviendas de menos de 60 metros cuadrados. Su pareja, el rey Felipe VI, emulando a Lord Byron 200 años después, se ha implicado en la epidemia pidiendo a la nobleza española ayuda para los más necesitados, lo que se ha materializado en leche y aceite. Si bien Lord Byron en 1812 efectuó un discurso para la historia en la cámara de los nobles escandalizando a sus iguales en defensa de los más desfavorecidos en plena crisis por las guerras napoleónicas pidiendo responsabilidad y redistribución, Felipe VI, en pleno 2020, ha vuelto a anclarse en la caridad medieval. Pasar el confinamiento en el Pabellón del Príncipe, una casa de 1.800 metros cuadrados divididos en cuatro plantas te aleja de la realidad de tu país. La actual crisis epidémica ha demostrado que su institución es tan anacrónica que no es consciente de su propia falta de utilidad. Ni siquiera está sirviendo ya para relajar a la extrema derecha, según indica, a falta de pregunta en el CIS, la encuesta sobre la monarquía española del pasado marzo de Electomanía, que reflejaba que hasta los votantes de Vox ponían en duda a la corona.
La aristocracia española actual también ha dejado su, triste, huella en el Congreso de los Diputados durante esta epidemia del covid gracias a la Marquesa de Casa Fuerte. No, no es un personaje de Juego de Tronos, es Cayetana Álvarez de Toledo. Su padre litigó por recuperar esta distinción familiar después de estar vacante veinte años. Tuvo que esforzarse legalmente por recuperar el estatus de noble. Este título nobiliario fue otorgado en 1708 por el rey Felipe V a Juan de Acuña y Bejarano, virrey criollo de Nueva España durante la colonización de América. Cayetana debe el poder ostentar su título al Gobierno de Jose Luis Rodríguez Zapatero, que insufló algo de modernidad al establecer la igualdad de derechos del hombre y la mujer en la sucesión de títulos nobiliarios. La Marquesa de Casa Fuerte no encontró mejor argumento en la casa de todas y de todos, al Congreso de los Diputados, que llamar terrorista al padre del Vicepresidente de España, Pablo Iglesias Turrión. Francisco Javier Iglesias Peláez, padre de Pablo Igleias, ya ha demandado a la portavoz del PP ante el juzgado de primera instancia de Zamora al considerar que vulneró su derecho al honor de forma deliberada, como hizo anteriormente con Hermann Tertsch, condenado a indemnizar con 15.000 euros al padre de Pablo Iglesias por relacionarlo con un asesinato.
Pero Cayetana piensa que puede decir lo que quiera donde quiera. Su figura palidece ante otra noble con apellidos similares, Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura. La duquesa de Medina Sidonia, escritora e historiadora, conocida cono “la Duquesa Roja” se definió por sus ideales democráticos y su oposición al franquismo. Cayetana podría acusarla hasta de terrorismo. Contrasta con el apoyo de la nobleza al dictador, sin tenemos en cuenta que en 1948 Francisco Franco promulgó el decreto que restablecía la legislación nobiliaria de la restauración que había sido derogada por la Segunda República Española, habiéndose facultado a sí mismo la faculta de conceder títulos nobiliarios en un reino sin rey.
En el partido de Cayetana, el Partido Popular, hemos visto cómo el confinamiento se ha efectuado de forma suigéneris por parte del líder de la oposición. Pablo Casado ha llevado una ajetreada agenda pese al estado de alarma, ese que se recomendaba confinarse y salir de casa solo si era imprescindible. Ha visitado granjas, hoteles y Mercamadrid; se ha entrevistado con los empresarios de la Anfac, la asociación de fabricantes de automóviles; y ha pasado revista a los sanitarios en la celebración del 2 mayo. Todo esto sin tener ningún cargo en ninguna administración que le facultase para tener esta movilidad. El líder de su escisión, V0X, ha tenido un similar respeto por el confinamiento. Santiago Abascal viajó por carretera desde Madrid hasta Galicia para dar un mitin en Pontevedra y aprovechó para ir a ver a su abuela nonagenaria.
Los podemos llamar la casta, aunque ya no esté (desafortunadamente) el término de moda, alta sociedad, el 1%, los poderosos, las élites, la plutocracia o como queramos. Existe una parte de la sociedad que sigue pensando que está por encima de las demás y dicta sus normas aunque la situación sea de pandemia y el estado de alarma. Adornados con vetustos apellidos compuestos, con nuevas fortunas como la de la de De Quinto o desde los puestos de dirección de los partidos políticos que defienden los intereses de las minorías más privilegiadas, el halo de impunidad que siempre les ha caracterizado permanece. Este virus ha demostrado que nos afecta por igual a todas las personas pero no de la misma forma. No se prohibió el traslado desde los geriátricos de la Comunidad de Madrid a las personas con seguros privados y sí se dejó a su suerte a las que carecían de ellos.
En Estados Unidos la minoría afroamericana suma el 12,2% pero representa el 22,2% del total de las muertes por covid. La gran mayoría no hemos podido disfrutar durante el confinamiento de las posibilidades de movilidad unos pocos privilegiados egoístas que han pasado el confinamiento como si se tratase de unas vacaciones. Por eso sigue siendo válido y útil políticamente señalar desde abajo a los que están arriba. Todos somos víctimas, pero no todos nos hemos comportado igual ni hemos podido disfrutar de los mismos privilegios. La pandemia del covid ha hecho más visible la creciente brecha entre ricos y pobres en España y a nivel global.
Kike Pinel