Increíble

Qué se puede pensar y esperar de un Ayuntamiento que desoye la conveniencia de configurar un servicio de autobuses urbanos y de pedanías más ágil y eficaz

La extraña parada de autobús de Diego Fernández Herrera, una chapuza que retiraron y que se suma al reguero de chapuzas.

Lo de los Autobuses Urbanos y de Pedanías de Jerez es del todo increíble, que sigan funcionando milagrosamente muchos de ellos después de un millón de kilómetros; que continúen teniendo unas rutas inútiles y fastidiosas para los usuarios, con excesivas paradas y poca frecuencia; que estén contaminando el centro absurdamente, con sus aparatosas regulaciones (estacionamientos de minutos con el motor en marcha); que maltraten a las personas de pedanías en sus largas esperas, sin una sombra en verano, ni un cobijo en invierno; que se hubieran puesto de acuerdo todos los grupos políticos representativos de la ciudad hace dos años, sobre la conveniencia de una reestructuración ante la ineficacia del servicio, y que éste no se haya movido ni un ápice; que los vecinos en el centro sigan aguantando la contaminación, acústica, de vibración y de gases que la flota produce.

Todo ello parece increíble, sin una explicación, sin una alteración, sin que se inmute esta Administración Local; a pesar de la buena voluntad ciudadana y de algún grupo político que han planteado en estos años soluciones transitorias y también definitivas, para parar este caos y que a cambio solo han recibido mentiras y largas. Qué se puede pensar y esperar de un Ayuntamiento que desoye la conveniencia de configurar un servicio más ágil y eficaz, incluso más económico y que no propone una solución en tanto tiempo; mientras que a la vez se están incumpliendo normas de salud, clima y bienestar, por la excesiva contaminación, que día a día y a lo largo de 15 horas, generan las regulaciones de los autobuses en el centro de la ciudad, donde todo se concentra y amplifica perjudicialmente.

Volvemos a requerir una solución desde esta plataforma de afectados, que en la calle Diego Fernández Herrera sufre a diario el haberse convertido en una subestación “B” de los autobuses de pedanías, sin la preceptiva atención a usuarios, limpieza específica de residuos, aseos para pasajeros, seguridad y oportuno espacio.

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