He leído en la prensa de Jerez, muy recientemente, breves artículos de Eduardo Velo (Viva Jerez) y de Manuel Pareja (Diario de Jerez) tratando muy ligeramente la memoria histórica relacionada con la Guerra Civil. En el primer caso se concluye, en plan gracioso, que “la paga extraordinaria de verano es heredera de aquel 18 de julio, por lo que hay voces que invitan a todos los que desean borrar esas páginas de nuestra historia que tengan el gesto de no aceptar esa paga como medida de presión y como gesto muy significativo en la recuperación de la Memoria Histórica. Cuestión de coherencia y también de ahorro público”. No contestaré a esta vacía provocación. Mejor que sea la vergüenza ajena la que dé cuenta de ella, del mismo modo que el tiempo se encargará de poner en su sitio esta muy ofensiva frase del actual portavoz del PP, señor Hernando, en el Congreso: “Algunos se han acordado de su padre, parece ser, cuando había subvenciones para encontrarlos”.
Sí merece la pena contestar a Manuel Pareja que expone el punto de vista -aparentemente aséptico- de los “bandos enfrentados”, es decir, el de que ambos contendientes, republicanos y militares golpistas, tuvieron responsabilidades a medias en la guerra civil. Manuel Pareja también advierte contra el peligro de que se use la positiva ley de memoria histórica para acusar al PP de franquista, aunque omite muy numerosos ejemplos que hablan del apego del PP a los viejos símbolos de la dictadura. Citar a un republicano católico como Julián Marías y acusar a comunistas y socialistas como causantes de la caída de la República coloca este breve de Manuel Pareja en una posición moderantista conocida que evita mencionar la cuestión central, a saber, que fueron el fascismo italiano, el alemán y el español quienes fusilaron con gran frialdad y crueldad sin límites la democracia y las aspiraciones de libertad y justicia del pueblo español.
No hay que temer tanto a que la Ley de Memoria Histórica se manipule políticamente como a que no se cumpla o se la bloquee de mil modos. Manuel Pareja tampoco menciona lo que dijo hace justo un año Pablo de Greiff (ONU) sobre que el estado español no cumple con el compromiso democrático de reparación de la dignidad de las víctimas del franquismo. Lo mismo que dijo el Comité de Naciones Unidas contra las desapariciones forzadas. Lo mismo que vino a decir la sentencia del Tribunal Supremo que exculpó a Baltasar Garzón por investigar los crímenes del franquismo.
Lo mismo que otros cuatro expertos de la ONU han señalado al estado español en relación con la no extradición a Argentina de 17 ex cargos franquistas a los que la juez María Servini reclama para interrogar en Buenos Aires por posibles “crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura”. Es preocupante que el arzobispo de Madrid haya dicho que no se va a pronunciar oficialmente sobre el discurso claramente profranquista de un conocido sacerdote ultraconservador en la iglesia de los Jerónimos de Madrid el pasado día 18 de julio. El peligroso avance de la extrema derecha en Europa no lo es menos.
La memoria histórica merece respeto y un firme rechazo a, sin ir más lejos de nuestra propia ciudad, las terroríficas palabras de Pemán en Radio Jerez a los pocos días del golpe militar del 18 de julio de 1936: “La idea de turno o juego político ha sido sustituida para siempre por la idea de exterminio y expulsión, única salida válida frente a un enemigo que está haciendo de España un destrozo…”
Cristóbal Orellana González.