Obituario de Andrés Vázquez de Sola: "En el Ateneo Republicano de Puerto Real tenemos una deuda de gratitud"

Tribuna libre del Ateneo Republicano de Puerto Real, en memoria de Andrés Vázquez de Sola

Andrés Vázquez de Sola, en su entrevista con lavozdelsur.es, semanas atrás, poco antes de fallecer.

Hoy hemos sabido de la muerte de un artista genial, Andrés Vázquez de Sola. Quienes tuvimos el privilegio de conocerle sabemos muy bien que a sus 97 años no murió de viejo sino de andar la vida como un voluntario de la alegría. Algo así fue lo que reconocieron en su día las Juventudes Comunistas cuando le nombraron presidente de honor. "¡Hacen falta muchísimos años de experiencia para aprender a ser joven!", comentaba con frecuencia cuando alguien hacía referencia a su edad

Su vida no fue fácil. No era fácil ser humorista en los tiempos del franquismo. No era fácil ganarse la vida como periodista y dibujante en los periódicos del régimen. Y si además eras comunista tu libertad pendía de un hilo, no la metafórica libertad del espíritu, sino la más elemental y cotidiana libertad de no acabar entre rejas. Algunos compañeros le avisaron. Y Andrés, que “podía pintar sin lápiz, pero no sin libertad”, tuvo que huir a Francia con lo puesto. Hizo su camino del exilio a pie.

Allí durmió en la calle mientras buscaba trabajo. Él mismo nos contaba que llevaba entre la ropa, como a modo de abrigo, su genial retrato de la España de la dictadura, La corrida franquista.

Fue en Francia donde se reconoció la enorme capacidad de su arte para reflejar la realidad porque pintaba todo aquello que veía, pero no le gustaba y lo hacía como le describió Julio Anguita “Libre hasta la insolencia”. Si, libre hasta la insolencia, pero nunca hasta el rencor o la crueldad, porque toda su obra contiene un aire de bondad, un soplo de ternura, un viento de esperanza que nos hace más resistentes y más valiosa la lucha por la libertad y la igualdad.

Le gustaba recordar y recordarnos que nunca fue tan libre como cuando trabajaba en Le Canard Enchainé, la revista en la que cultivó la libertad con el máximo rigor periodístico y donde se fue desplegando su figura de artista universal más que internacional.
Decía que volvió a España tras la muerte del dictador más que nada para asegurarse de que lo enterraban.

Recuerdo a Vázquez de Sola.

Se confesaba cada día más comunista de corazón y vida, republicano sin tregua y un punto anticlerical sin estridencias. Así se asentó en Granada, en Monachil, el pueblo en el que vivió junto a su compañera Angélica y así vivió con esa lucidez memorable hasta los últimos días que le fueron dados.

En el Ateneo Republicano de Puerto Real tenemos una deuda de gratitud que solo podemos pagar dando fe de su humanidad enorme, de su simpatía y su generosidad. Varias veces nos cedió su obra, sus viñetas y se desplazó a presentarlas en Puerto Real. Así pudimos disfrutar de las viñetas de su “Humor en Tiempo de Pandemia” y de su “Cosmogonía Republicana” Sabiendo que nuestro Ateneo es una asociación modesta de recursos, cuando en la última exposición hubo que traer los cuadros originales, Angélica y Andrés se los trajeron en una furgoneta para ahorrarnos el seguro del transporte. Así era él, una persona humilde que sabía ponerse a la altura de las necesidades de la gente en las cosas cotidianas, sin darle mayor importancia y así sin él saberlo ni pretenderlo se hacía cada vez más grande en humanidad.

Siempre estará en nuestro recuerdo y, si hay sensatez, alegría y esperanza en nuestro mundo, su mirada seguirá en el recuerdo de la buena gente.

¡Que la tierra te sea leve Hermano!