En estos días celebramos los cien años del nacimiento de C.A.S.A., la compañía tractora de uno de los sectores estratégicos de nuestro país. Son muchas las noticias que están apareciendo en prensa sobre la evolución de la compañía, emplazamientos, fechas históricas, etc.
Por ello, mi intención hoy no es continuar incidiendo en estos datos de máximo interés, sino poner en valor el esfuerzo y conocimiento de esos miles de trabajadores y trabajadoras que han situado al sector aeronáutico español como un referente internacional y con capacidad para competir en los niveles más altos de la industria aeronáutica. Muchos han sido los hitos alcanzados en su dilatada trayectoria y de ellos han sido partícipes varias generaciones de trabajadores y trabajadoras, pero el camino no termina aquí, sino que es necesario continuar reforzando un sector industrial clave para nuestro país.
La antigua C.A.S.A. nació con el propósito de cubrir las necesidades del Estado en materia de defensa en unos años convulsos tanto a nivel nacional como a nivel internacional. De ahí que el emplazamiento de las primeras factorías se situase en el área en donde se encontraban las Fuerzas Armadas o las bases aéreas.
Desde su nacimiento, C.A.S.A. ha impulsado el sector aeronáutico en España posibilitando un crecimiento y evolución difícilmente cuantificables para los intereses sociales, económicos, industriales y tecnológicos en nuestro país. Este avance y este desarrollo han sido fruto del esfuerzo y el trabajo de las y los miles de profesionales que durante estos Cien Años han formado parte de la familia de C.A.S.A., que han logrado situar a la industria aeronáutica española en el top 10 mundial como fabricante integral de aeronaves, además de ser líderes mundiales en el segmento de aviones de transporte militar.
Mi enhorabuena a las personas trabajadoras que han contribuido a esta larga lista de éxitos, que son también suyos, y por los que hoy pueden y deben sentirse orgullosos.
La familia C.A.S.A. no sólo ha contribuido al desarrollo industrial del sector y al desarrollo tecnológico en nuestro país, sino que, además, han sido un referente histórico para el movimiento sindical español. Hoy quiero poner en valor la lucha de estos trabajadores y trabajadoras porque, muchos de los derechos laborales que hoy existen en nuestro mercado laboral son consecuencia de aquellas reivindicaciones sindicales en las que participaron las plantillas de la antigua C.A.S.A. desempeñando un papel de vanguardia y de liderazgo obrero.
Estos cien años nos ha permitido contribuir a la seguridad y a la defensa de nuestro país, al bienestar social y a la sostenibilidad de nuestra democracia, al crecimiento económico y a la cohesión territorial; pero también al carácter dual (civil y militar) que ha adquirido esta industria a través de sus años de historia, del desarrollo Industrial y del avance tecnológico. Hoy podemos decir con orgullo que España posee un sector aeronáutico consolidado y reforzado por el largo centenar de empresas que han ido surgiendo en las últimas décadas.
Desafortunadamente, el Estado español ha ido perdido en los últimos años capacidad de decisión, autonomía estratégica y soberanía industrial a pesar de que el sector de la defensa es necesario y fundamental para la nación. Hay que recordar que este sector aporta equilibrio a la balanza comercial por su alto nivel de exportación e internacionalización, su alto nivel de inversión en innovación e investigación y por un empleo estable y de alto nivel de cualificación, entre otros aspectos.
En la actualidad España y Europa trabajan conjuntamente para incrementar el peso de la Industria en nuestras economías y avanzar hacia una autonomía estratégica, justo en un escenario temporal marcado por el inicio de nuevo ciclo inversor en materia de seguridad y defensa. Se trata de una oportunidad para que España apueste por una estrategia y por empresas que doten al Estado de soberanía industrial y de conocimiento, a través de la ciencia y la innovación. De hecho, el estado español mantiene diversos proyectos en el ámbito nacional (en Andalucía, en concreto), que servirán para impulsar el sector de la industria de la seguridad y la defensa, acelerar el desarrollo industrial, experimentar avances tecnológicos, generar empleo cualificado y mantener la necesaria cohesión territorial. Ejemplos de estos proyectos son el Cetedex en Jaén, la Base Logística de Córdoba, la Agencia Espacial Española en Sevilla, el CEUS en Huelva, y todo lo concerniente a su repercusión en la Bahía de Cádiz. Proyectos incipientes pero que, al igual de lo sucedido hace cien años con la aparición de nuevos centros de producción de aeronaves, tendrán su efecto tractor en la industria civil, haciendo de motor económico e industrial de las zonas descritas. Hará falta la colaboración público-privado, junto a la cooperación de universidades y centros de formación profesional para acreditar la cualificación de los nichos de los nuevos perfiles laborales generadores de empleo de calidad.
Recuperar el liderazgo de nuestro país en el sector aeroespacial internacional y contribuir al desarrollo industrial junto al aumento de las capacidades tecnológicas en España es necesario. Como también lo es dotarnos de una nueva Ley de Industria y de un Pacto de Estado por la Industria. Por eso no puedo terminar sin reclamar responsabilidad a las instituciones y las fuerzas políticas para que dialoguen y alcancen un consenso en las materias claves para el futuro industrial de nuestro país.