Los cambios profundos que, a lo largo de las últimas décadas, se han producido en nuestro contexto social, han afectado de lleno tanto a la configuración de las familias, como a las funciones desarrolladas por padres y madres.
En muy poco tiempo, hemos pasado de las familias extensas, formadas por padres, hijos y miembros de las respectivas familias de origen, a una gran diversidad. Y ahora podemos encontrar familias nucleares (padres e hijos); familias con padres separados; familias monoparentales (madres o padres solteros con hijos); familias reconstituídas (padres y/o madres separados de otras parejas, con hijos en común o no) y familias en las que padres o madres son del mismo sexo o de distintas culturas.
La función de las madres en todas estas familias ha evolucionado, dependiendo de los avances en cuestiones de igualdad. Pero, la incorporación a los estudios superiores y/o al mundo laboral ha supuesto una sobrecarga para las mujeres de mi generación y posteriores, ya que hemos asumido el trabajo fuera y dentro de casa. Y, aunque es cierto que cada vez hay más padres implicándose en el cuidado de los hijos y en las tareas domésticas, todavía hay que seguir avanzando en esta línea.
Por otra parte, el incremento del número de padres separados, está dando como resultado, entre otras consecuencias negativas, la existencia de un número, cada vez mayor, de familias monoparentales formadas por madres en situación de pobreza, por no recibir las pensiones que les corresponden a los padres. O por no poder conciliar un trabajo a tiempo completo con el cuidado de sus hijos. Y las madres suelen ser la mayoría, pero también hay padres que se encuentran en estas circunstancias. Mientras que los recursos públicos siguen siendo insuficientes para ayudar a las familias que están viviendo situaciones de este tipo.
Así mismo, todavía hay padres que se justifican con el trabajo o con sus aficiones personales, para no pasar tiempo con sus hijos. O padres que están presentes físicamente, pero no se implican en la atención o la educación de sus hijos, delegando estas funciones en las madres, que suelen ser las que van a los centros educativos para hablar con los tutores. Además, hay que destacar que es frecuente encontrar a madres sobreprotectoras que anulan a los padres, no permitiéndoles ningún tipo de intervención educativa con sus hijos, con el perjuicio a estos les provoca.
Pero también está sucediendo algo que me parece muy importante. Y es el hecho de que, con tantos cambios sociales, muchos padres se sienten perdidos sobre cómo hacer de papás en las nuevas situaciones familiares.
Para completar la fotografía de lo que está ocurriendo, la función de los abuelos también se ha tenido que adaptar a las nuevas necesidades, asumiendo en muchos casos el cuidado de sus nietos durante un gran número de horas, lo que les supone una carga física y emocional difícil de sobrellevar.
Y esta es la realidad en la que vivimos y no podemos ignorarla.
Pero, independientemente de las características familiares, es fundamental tener en cuenta que la función de los padres es tan importante como la de las madres para el crecimiento equilibrado de los hijos. Tanto es así que, cuando crecemos sin esta figura, y sin ser conscientes de ello, buscamos personas que nos hagan de “padres sustitutos”, dentro o fuera de la familia (Abuelos, tíos, padrinos, nuevas parejas de las madres…..)
También es necesario tener muy claro que, siempre que no haya razones objetivas para protegerles tras la separación, los hijos necesitan tener contacto con sus padres. Y esta relación tiene que ser de calidad, es decir, de interacción positiva. Y digo esto porque he conocido muchos casos en los que, cuando les toca a los padres separados tener a sus hijos con ellos, son las abuelas paternas las que los atienden durante todo el tiempo de la visita.
Y es que lo de 'Hacer de papá' no es solo trabajar para traer dinero a casa o imponerse cuando las madres ya han perdido el respeto de los hijos. La experiencia nos está demostrando que es muy necesario que los padres, además de colaborar en su cuidado, ejerzan la autoridad junto con las madres; que expresen afecto a sus hijos con palabras y gestos; que sean capaces de mantener una comunicación abierta con ellos y que les ayuden a ser autónomos y responsables ¡Esto les dará seguridad y una mayor capacidad para afrontar las dificultades de la vida!