He pensado en hacer hoy unas Confesiones un poco distintas. En vez de centrarme en un solo tema importante —ustedes ya se habrán hecho una idea de cómo Pedro I El Hábil lo ha vuelto a hacer, qué tío— he pensado en sacar todo el ‘stock’ de tonterías e incluso abiertamente gilipolleces que he ido apuntando durante todos estos días y que, por lo que sea, no han salido publicadas. Si Studio 54 ha sido probablemente la discoteca más famosa de la historia, hoy queridas lectoras y lectores, podrán disfrutar de Confesiones 54 –la edición 54 de Confesiones— una sección formada por auténtico material de desecho cuando no abiertamente de derribo… Así que hago ya una invitación velada para que, quien lo desee, se vaya del tirón a Cultura Infecta, que para compensar viene muy cargada…
Camela y Chris Martin (el de Coldplay) –¿la noche y el día?, ¿agua y aceite?, ¿cine y español?— fueron de los primeros en comprender el potencial de una audiencia confinada, sin apenas posibilidad de escapatoria, atornillada al sillón, por lo que fueron de los primeros también en iniciar el novedoso género ‘brasacústico’ que luego tanto se ha prodigado entre el ‘artisteo’ patrio y mundial. Vaya desde aquí nuestro reconocimiento a ambos (absoluto a Camela y parcial a Martin, cuya obra y encanto palidece frente a los de la zona sur de Madrid, por mu ‘moelno que se crea por llamar a su hija como una multinacional tecnológica o una manzana, a elegir).
Quien ha querido ha podido ver durante estos días por internet, en plan 24/7, el crecimiento de un pollo de halcón en Alcalá (creo que era de Henares, ya ni lo sé). Ha debido estar bien, muy animado, de lo mejor que han puesto… Seguro que la rapaz ya vuela y todo. Lo mismo a este paso vemos también crecer a su nidada… Como parte del acuerdo de Gobierno con los socialistas, hemos estado siguiendo muy de cerca cómo iba la pandemia en Teruel. Yo, de Teruel, soy más de los embutidos. Es lo que tiene el apoyo de ‘Teruel Existe’. Pues nada, vale…
El que (o la que) pensara que se iba a librar unos días del inefable Miguel Ángel Revilla con lo del confinamiento, estaba listo. De papeles. Lió una buena al principio con el reparto de las ‘rebautizadas’ por los cántabros mascarillas-servilleta… que al final es poco más o menos lo que llevamos todos.
Hablando de mascarillas… nunca se comentó en estas líneas la (falta de) habilidad de Pedro Duque poniéndosela. Es un tema que se comenta por sí solo cuando se ve, claro, aunque cabe suponer que lo que ha podido parecido torpeza era solo confusión por la costumbre, la del giro al ponerse la escafandra…
El lector habitual sabe que en Confesiones estamos siendo muy críticos con el tratamiento de la pandemia en TVE. Hace un par de días, con el anuncio de la subida de precios de los hidrogeles, fue una más para analizar. La presentadora –no sé quién era, no Ana Blanco— dijo que el precio de estos productos subía “unos céntimos”. Cuando te dicen algo así esperas que te hablen, no sé, de diez, 20 o 30 céntimos, no de 60 para el envase pequeño y 90 para el mediano, joder. El mismo tratamiento de la información se pudo leer en El Mundo, que también abría con “unos céntimos”, lo que seguro que nos lleva a lo que ponía la agencia o la nota oficial (o a las dos) –así están los medios de comunicación—, con el problema añadido de que la becaria de El Mundo encima se lío con las cuentas y ponía en su artículo que la subida era todavía mucho menor… terminando de hacer el juego a lo que sin duda pretendía el Gobierno con “unos céntimos”.
Y bien, una vez descargada la bodega, llegamos ya a Cultura Infecta. Hoy, para variar, hemos preparado la sección. De hecho no viene con uno sino con dos, atención, dos temas. El primero es un artículo que recoge la opinión de grandes de la literatura francesa actual sobre el mundo después del Covid-19. Lo iba a leer en El Mundo, pero estaba capado (bonita expresión), así que me lo he buscado en el Corriere della Sera. Si saben algo de español se lee razonablemente bien con un diccionario de italiano abierto en doble pantalla. Aparecen Michel Houellebecq, Emmanuel Carrère y Frédéric Beigbeder. Houellebecq, siempre atinado, dice que el mundo va a ser igual, pero un poco peor. Pues sí, en esas estamos también por aquí, que no somos muy partícipes de las opiniones de esas florecillas que predicen cambios a mejor. Se ve que mucha gente de la que anda opinando es que ya era de salir poco antes del confinamiento. Y el segundo tema es la muerte del colíder de Kraftwerk, Florian Scheneider, que será objeto de un homenaje en la sesión de vino y música de las ocho de la tarde en la terraza de este cronista (Nota: Solo previa invitación. Si hay paseo, se pospone a las nueve).
Qué de escritores franceses… Houellebecq y Carrère, muy interesantes; Beigbeder, menos. Pues seguimos con la novela francesa, en este caso del siglo XIX, en la simpar Desinfección y Chuletas: es citar algo en ‘Confesiones’… et voilà!, ya tenemos contenido para la sección. Hoy nos lavamos continuamente las manos también pero lo hacemos con agua de Vichy, lo que produce la aparición en la palma de la mano de derecha de un auténtico ‘chuletón’, acorde el tamaño habitual de las obras de Víctor Hugo, Honoré de Balzac, Gustave Flaubert y Émile Zola, casi nada. Por supuesto, ‘naturalmente’ (bien traído aquí), adiós a un notable en Literatura Contemporánea de Periodismo.
A ver, hombre, Inés Arrimadas ha dado su apoyo a la prórroga del estado de alarma dos semanas más, solo eso, no se ha comprometido a, no sé, el envío de tropas de apoyo al gobierno chavista de Venezuela, la nacionalización del Santander o a la celebración de tres o cuatro referéndums en Cataluña... ¿Si ella se ve o no trifachita? Pues ni idea, pregúntenle… lo mismo mucha gente que en algún momento ha votado a Cs lo que no se ve es votando a la marca blanca del PP, tal y como parece que era el destino que le tenía reservado a este partido cierta prensa que lleva un par de días desatada…
Salgan, pero cuídense. Ah, y preferiblemente no hagan pintadas.