En el espacio exterior

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador de lavozdelsur.es. He publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Fotograma de 'Viaje a la Luna', de Georges Méliès.

Me gusta lo de que la gente vaya yendo, así, con asiduidad, al espacio. En la Tierra hace tiempo que empieza a haber problemas de sitio, así que esa vieja aspiración del ser humano de enviar gente al espacio está a punto de dejar de ser un sueño de la ciencia, del cine y de la literatura para convertirse en una realidad. Ya, ya sé que hace como sesenta años que la Humanidad está mandando gente al espacio –los astronautas y cosmonautas, a nominar según el país-, pero siempre se trata de militares y científicos que van a desarrollar determinadas misiones de las que los medios de comunicación nos cuentan lo que les dicen. Aquí estamos hablando de enviar gente normal, ciudadanos como pueden serlo cualquiera de ustedes o este cronista... algo que además tendría su punto en mitad de la pandemia, porque así podríamos crear al fin un argumento inverso al que suele ser habitual en cine y literatura: en vez de recibir la Tierra algún tipo de virus de alguna civilización avanzada o de un meteorito que se estrella (o así), podemos ser nosotros, sin saberlo, los que por una vez enviemos al espacio un buen montoncito de mierda en forma de coronavirus

Hemos dicho que podemos enviar gente normal al espacio. A ver… es matizable. Por ahora se trataría de enviar a gente archisupermegaextramillonaria, que es la que puede permitírselo a título particular, y que además, por qué no decirlo, debe ser valiente y estar razonablemente en forma. Lo que hay por ahora es un acuerdo de SpaceX, propiedad de Elon Musk (también cofundador de Tesla, el principal fabricante mundial de coches eléctricos), ni más ni menos que con la NASA. De hecho, el propio Elon Musk, sería uno de los interesados en darse un garbeo por el espacio con una vocación simplemente aventurera o vacacional.

De sus empresas sí (también fundó PayPal), pero de este señor en cuestión no había oído hablar hasta el otro día y fue por motivos, digamos, familiares (familiares de su familia, quiero decir). Por lo visto al señor Elon Musk le han dicho que no puede poner a su hijo recién nacido X Æ A-12, por lo que ha decidido llamarlo X AE A-Xii… Hombreeee, es un cambio que, en principio, parece que está claro que se ha hecho pensando en los abuelos, que ya van siendo mayores, pero no, han tenido que renunciar al signo élifico Æ (como oyen, del idioma de los elfos) por las simples letras AE. Un juez de California les ha explicado a Musk y a su esposa que de la A a la Z lo que quieran, pero signos élficos (y números), que por ahora no. Lo de cambiar el 12 por Xii es lógico: se ha hecho también pensando en los abuelos, que hemos quedado que ya van siendo mayores, y así puedan llamar al niño “Xiiquitín” por videoconferencia (perdón por el chiste: xii, es muy malo).

Está claro que a Musk se le ha quedado pequeña la Tierra y que en el espacio puede dar mucho juego. Allí hacen falta muchos gil…, digo, muchos gigantes –eso es, gigantes- del emprendimiento como él. De hecho, la mayoría de los científicos coinciden en que la colonización de Marte comenzará a hacerse sin billete de vuelta, así que vayamos pensando en premiar a nuestros propios Musk con un estupendo viaje…

Y nos damos un paseo por el espacio dedicado habitualmente a la prensa, La Pandemia, al día, que hoy podría presentar perfectamente Lorenzo. Comenzamos con el gran Alberto Olmos en El Confidencial, que titula su columna habitual “Por qué da igual si los artistas son de derechas o de izquierdas” e incluso lo justifica dentro. Nos vamos a El País para leer que “El jefe del Pentágono se desmarca de Trump y rechaza el despliegue del Ejército para contener las protestas en EEUU”, un tema que, a ver, importar nos importa, pero más que nada recogemos porque no podíamos dejar pasar por alto que lo firma Amanda Mars (Marte en inglés, lo digo para los talluditos de francés, como es el caso del propio cronista). Por último, nos vamos con la entrevista al filósofo Jacques Rancière en CTXT, que firma Andrea Izerillo bajo el titular “Los gobernantes han reducido el tiempo de la política a la urgencia”, sin duda una reflexión interesante en estos tiempos…

Y cerramos, como no puede ser de otra manera, con una cita de Ray Bradbury y sus Crónicas Marcianas: “Los habitantes de la Tierra tenemos un talento especial para arruinar las cosas grandes y hermosas”. Y alguna pequeña y fea también…

Archivado en: